ro he aquí que nuestro PSOE se ha deslizado hacia el largocaballerismo, como si renaciese ahora Álvarez del Vayo. Y ratifica lo que señalaba Hayek: que el socialismo es un camino hacia la pérdida de la libertad, o sea hacia la servidumbre.
Estos dos síntomas recientes tienen una gravedad extraordinaria, porque coartan, en un caso la libertad de los padres, y en el otro, la de un académico tan prestigioso como Luis Suárez y la de todos los académicos de la Historia. ¿O es que con él y su artículo «Francisco Franco Bahamonde» vamos a crear una situación análoga a lo sucedido con el artículo «El rasgo», de Emilio Castelar? ¿Es que ahora la ministra de Cultura, González-Sinde, toma lecciones del marqués de Orovio?
Bloquear la libertad es muy grave desde el punto de vista de la convivencia, pero también desde la búsqueda de una salida a la crisis actual. La autoridad de los Friedman (Milton y Rosa), en su «Free to choose. A personal statement» lo señala de modo claro cuando indica en las págs. 200-201 de su traducción española (Ciro Ediciones, 2011), que «una sociedad libre desata las energías y capacidades de las personas en busca de sus propios objetivos. Esto impide que algunas personas puedan arbitrariamente aplastar a otros». Luego, si el objetivo es buscar ese aplastamiento, y con ello liquidar la libertad, las energías y capacidades, se esfumarán. He ahí posiblemente la raíz, jugando un poco con un título famoso de Karl Popper, de «la pobreza del socialismo».
JUAN VELARDE FUERTES
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