Susana es una gran profesionista, le echa muchas ganas a su trabajo; sin embargo, no hay manera de darle gusto a su jefa directa, Elizabeth (cuya principal ocupación es criticar a todos y realizar el trabajo sucio de su jefe). No importa cuánto trabaje, Elizabeth siempre encuentra la manera de descalificarla, si puede hacerlo frente a otros, mejor. De pilón, entorpece su trabajo y le bloquea oportunidades. El maltrato le ha ocasionado a Susana insomnio, irritabilidad y por consecuencia, problemas familiares.
Juan ingresó al trabajo de sus sueños a su regreso de una maestría en el extranjero. Poco después su jefe empezó a descalificarlo y desprestigiarlo ante sus pares utilizando el “radio pasillo”. Sus jefes no le pasaban chamba y sus pares no le pedían ayuda. Si trataba de ser proactivo y pedir trabajo todos le decían que de momento no había. Era evidente que estaba “congelado”. Este bloqueo dañó severamente su autoestima y le ocasionó una depresión. Finalmente, decidió renunciar al trabajo que tanto había deseado.
Mauricio es creativo y entusiasta, pero sus ideas son constantemente rechazadas por su jefe. Casualmente, esas mismas ideas son aplaudidas si la propone otra persona. El tipo de trabajo que le encarga es monótono muy por debajo de sus capacidades; o bien, le solicita una cantidad enorme de trabajo en plazo muy corto que es imposible de realizar.
Si las historias de Susana, Juan y Manuel te suenan conocidas, al igual que ellos has sido víctima del mobbing. La palabra mobbing deriva de la palabra “mob” en inglés que significa atacar en grupo, asediar o acosar. El mobbing, o acoso laboral es el maltrato continuo que recibe un trabajador por parte de sus jefes, de otros trabajadores (o de ambos), a fin de conseguir su salida de la organización. El primero en estudiar el fenómeno fue el psicólogo Heinz Leyman en 1986. Desafortunadamente con la crisis económica, este tipo de prácticas se ha vuelto más para que el empleado se vaya sin que se le pague que pagar una liquidación.
Los agresores son personas que tratan de enmascarar su propia mediocridad e inseguridades desacreditando a otros. Soberbios, no toleran la crítica y desconfían de todo y de todos. Algunas veces los acosadores lo hacen siguiendo instrucciones del jefe, por miedo a perder su empleo.
Las consecuencias del acoso laboral no difieren de las de otros tipos de acoso; son dolorosas y dañinas. Generan diversas enfermedades y problemas en la autoestima de la víctima. Si eres víctima de mobbing, la buena noticia es que los acosadores suelen atacar a quienes destacan. Frecuentemente sus víctimas son el tipo de persona que otros envidian por su inteligencia, físico, personalidad, etc. Parecería que no tiene sentido atacar a alguien que es valioso para la empresa; lo hacen justamente porque se sienten amenazados por sus cualidades. Otros que pagan las consecuencias del acoso laboral son quienes se niegan a “hacerse de la vista gorda” acerca de prácticas corruptas en la organización. Al poco tiempo del acoso, la víctima empieza a dudar de si misma, de sus capacidades y comienza con trastornos físicos y psicológicos y obviamente, baja su rendimiento laboral.
Sí eres víctima de mobbing, lo primero que debemos hacer es reconocerlo. Los estudiosos del tema recomiendan informarte del problema y si así lo decides, buscar asesoría profesional. Es necesario recabar pruebas, documentar agresiones y hacerlas públicas.
En México, este tipo de fenómenos no ha sido estudiado por lo que no hay cifras acerca de su extensión. El mobbing como tal no se encuentra regulado en la Ley Federal del Trabajo. Al no haber una legislación que prohíba expresamente este tipo de conductas; el evitar el mobbing dentro de una organización corresponde a la organización misma, pero no todas lo hacen. Las empresas que desean evitar el acoso laboral tienen que tomar mediadas al respecto. Informar al personal sobre el problema y dejar muy en claro que cualquier tipo de conducta hostil en contra de otro empleado será sancionada y cumplir con las sanciones, ya que la ausencia de éstas alienta a los acosadores a continuar con su abuso. Ante el vacío legal, víctimas del mobbing en nuestro país han pedido la rescisión de la relación laboral de acuerdo con lo que establece el artículo 51 Fracción II de la Ley Federal del Trabajo. Algunas mujeres han encontrado apoyo en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Al igual que otros casos de abuso, muchos de ellos no son denunciados por ignorancia o por temor al ser tachados de problemáticos y perder el empleo. Por ello, muchos más mexicanos los que pensamos son víctimas del abuso psicológico por parte de jefes o compañeros convirtiendo en una pesadilla. Si desafortunadamente te encuentras en una situación así, empieza a informarte del tema y buscar ayuda profesional. El mobbing, no es algo que se solucione si nos quedamos de brazos cruzados.
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