La lectura de “Cómo las mujeres manipulan a los hombres” me ha sugerido la lectura de algunos artículos algo más interesantes (al menos para mí) sobre el tema de las relaciones entre parejas estables. Es bien conocido que los hombres cuando buscan pareja prefieren mujeres físicamente más atractivas y que las mujeres por el contrario prefieren parejas masculinas con estado socioeconómico demostrable. ¿Pero realmente los hombres se despreocupan tanto del estado socioecómico (ESE) de sus parejas? El artículo “What do men and women want in a partner? Are educated partners always more desirable?“, Tobias Greitemeyer, Journal of Experimental Social Psychology, 2007, parece indicar que no, pero con una diferencia, los hombres prefieren parejas con menor ESE que ellos (tanto para relaciones “románticas” como para relaciones “esporádicas”), mientras que las mujeres los prefieren con mayor ESE. Estas diferencias son más pronunciadas cuando buscamos relaciones románticas que esperamos sean de larga duración. ¿Pero por qué? Este artículo propone que la razón es sencilla, a los hombres nos gustan más las mujeres “tontas” (¿manipulables?) y como un mayor ESE suele venir acompañado de una mujer con un nivel educativo más alto, nos gustan menos.
Las mujeres manipulan a los hombres, pero los hombres insultan más en la intimidad a sus parejas, lo que puede estar relacionado con la violencia de género. ¿Pero por qué los hombres insultamos más a nuestras parejas (de lo que ellas nos insultan a nosotros)? El artículo “Why do men insult their intimate partners?“, McKibbina et al., Personality and Individual Differences, 2006, trata esta cuestión desde un punto de visto psicológico. Entre el amor y el odio, la diferencia es pequeña. La idea de los investigadores es que los insultos dirigidos a la pareja tienen por objeto ¡¡ retener a ésta durante un mayor tiempo !! Curiosa hipótesis. Insultamos para mantener a nuestras parejas. Quizás lo sorprendente es que ¡¡ ellas se dejen !!
El inventario de cosas que los hombres hacemos para retener a nuestras parejas es sorprendente, “The Mate Retention Inventory-Short Form (MRI-SF)“, Bussa et al., Personality and Individual Differences, 2007, desde la vigilancia (celos) a la violencia (insultos ¿cariñosos?). No sólo es importante selecionar y atraer a una pareja, también es necesario retenerla, y para ello parece que hay que ser “muy macho” (“From vigilance to violence Tactics of mate retention in American undergraduates“, Buss, Ethology and Sociobiology, 1988). Seguramente estos resultados son productos de nuestra sociedad machista (miles de años de machismo) en lugar de resultado de improntas evolutivas desarrolladas durante la evolución primigenia del Homo Sapiens Sapiens (pero es mi opinión, la de un “aficionado”).
La teoría de la evolución de Darwin también se puede aplicar al estudio de la sexualidad humana (“The evolution of human sexuality” Thornhill, Gangestad, Trends in Ecology & Evolution, 1996) y parece que indica que en la dinámica de las relaciones heterosexuales la competición espermática (por conseguir con mi esperma fertilice el óvulo de mi mujer en lugar de que lo hagan otros hombres, dada la ¿infidelidad “natural” de la mujer?) no sólo a nivel fisiológico sino también a nivel psicológico es clave. El artículo no tiene desperdicio. Los estudios sobre la teoría de la competición espermática indica que la cantidad de esperma que eyaculamos crece proporcionalmente al tiempo que ha transcurrido desde la última relación sexual. Más aún, el tamaño de los testículos es mayor en los hombres que pasan menos tiempo con sus parejas que en los hombres que pasan más tiempo con ellas. Los celos en los hombres están relacionados con la defensa de la paternidad, el miedo a la pérdida de la exclusividad sexual. Los celos en las mujeres lo están con la defensa de la pareja y la garantía de la inversión del hombre en ella. Yo no soy experto, pero me parece que los investigadores (hombres) manipulan la ciencia sobre la sexualidad humana y las mujeres manipulan a los hombres en la práctica.
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