Las escritoras del siglo 19 trazaron el camino para el feminismo moderno a través de sus reflexiones sobre la sociedad y la cultura. Entre las escritoras más influyentes están las revolucionarias autoras inglesas Jane Austen, las hermanas Brontë y Mary Anne Evans (quien escribió bajo el seudónimo de George Eliot).
Una observadora social
Jane Austen nació un año antes de que los Estados Unidos declarara su independencia de Inglaterra. Jane comenzó a escribir a una temprana edad, completando una parodia de la historia de Inglaterra, escrita por “un Historiador parcial, prejuicioso e ignorante,” a los 15 años.
Esta brillante e ingeniosa joven inglesa mantuvo siempre un ojo atento al comportamiento y pensamiento de los hombres y mujeres de la “buena sociedad” inglesa. Sus observaciones se filtraron en sus novelas, incluyendo “Orgullo y Prejuicio”, “Emma” y “Sensatez y Sentimientos.”
Durante su vida, las obras de Austen fueron publicadas en forma anónima – aun cuando muchas personas conocían la identidad de la autora – y su tumba no mencionó para nada sus logros literaria. Tuvo que pasar mucho tiempo después de su muerte para que Jane Austen lograra recibir el crédito que se merecía.
Fama anónima
Ambas hermanas Brontë, Charlotte y Emily, se convirtieron en exitosas poetisas y novelistas en sus tiempos. Según nota Bibliomanía, sin embargo, “Sus obras fueron publicadas inicialmente bajo los seudónimos de Ellis (Emily), Currer (Charlotte) y Acton (Anne) Bell, ya que en ese entonces no era bien visto que las mujeres escribieran y publicaran libros.” No fue hasta la era Victoriana que Mary Anne Evans (mejor conocida como George Eliot) finalmente consiguiera el tipo de reconocimiento otorgado a autores masculinos.
Los lectores se dieron cuenta tempranamente de que George Eliot era en realidad Evans, quien había sido traductora de filosofía alemana y la editora de una popular revista literaria antes de lanzar su carrera permanente como novelista. Mejor conocida por su obra “Middlemarch”, un desperdigado relato sobre política, economía, religión y romance en Inglaterra, Evans adoptó el seudónimo de George Eliot para protegerse de la controversia, y para que sus obras fueran tomadas con más seriedad que las de las mujeres que publicaban bajo sus propios nombres. Evans utilizó este nmbre para firmar todas sus obras publicadas. Visite Victorian Web para aprender más sobre Evans.
La Reina Victoria fue una gran seguidora de “George”, guardando incluso una firma del autor que recibió en una carta. Que una monarca femenina reconociera a una autora fue un paso importante tanto para la cultura como para la política.
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