LEY No. 1
NO ECLIPSAR A NUESTROS SUPERIORES
Hay que hacer que los que están por encima de uno se sientan lo suficientemente superiores. Aunque uno tenga deseos de complacerles o impresionarles, no hay que pasarse al demostrar las habilidades propias porque provocan el efecto contrario -inspirar miedo e inseguridad-. Si conseguimos que nuestros jefes parezcan más brillantes de lo que son, llegaremos a las cimas del poder.
LEY No. 3
OCULTAR LAS INTENCIONES
No debemos revelar nunca el objetivo detrás de nuestras acciones para mantener a la gente desconcertada y desinformada. Si no tienen ni idea de cuáles son nuestras intenciones, no pueden preparar una defensa. Hay que llevarles lo bastante lejos por el camino equivocado, envolverlos en humo, y para cuando se den cuenta de lo que nos proponemos será demasiado tarde.
LEY No. 4
DECIR MENOS de lo NECESARIO
Si se intenta impresionar a la gente con palabras, cuanto más se dice, más ordinario se parece y menos se controla la situación. Incluso si se está diciendo algo banal, parecerá original si se expresa de una forma vaga, abierta y con aspecto de esfinge. La gente poderosa impresiona e intimida diciendo poco. Cuanto más se dice, más posibilidades hay de soltar una tontería.
LEY No. 5
DEFENDER la REPUTACIÓN con la VIDA (MUCHAS COSAS DEPENDEN de ELLA)
La reputación es la piedra angular del poder. Sólo a través de la reputación se puede intimidar y ganar; una vez que se pierde, sin embargo, uno se vuelve vulnerable y blanco de ataques por todos los lados. La reputación debe ser algo inexpugnable. Siempre hay que estar alerta ante la posibilidad de un ataque, para defenderse antes de que ocurra. Mientras, hay que saber destruir al enemigo minando su propia reputación. Luego hay que tomar distancia y dejar que la opinión pública les lleve a la horca.
LEY No. 6
LLAMAR LA ATENCIÓN A TODA COSTA
Todo se juzga por la apariencia; lo que no se ve no tiene valor. Por lo tanto, no es bueno perderse entre la muchedumbre ni quedar en el olvido. Hay que destacar. Llamar la atención a toda costa. Hay que convertirse en un imán que atrae la atención porque parece más grande, más colorido, más misterioso que las masas tímidas y blandas.
LEY NO. 9
GANAR A TRAVÉS DE LA ACCIÓN, NUNCA DE LA DISCUSIÓN.
Cualquier triunfo momentáneo obtenido por una discusión no es más que una victoria pírrica: el resentimiento y la animadversión que se crean son más fuertes y duraderas que cualquier cambio momentáneo de parecer. Tiene mucho más poder hacer que los demás cambien de opinión a través de las acciones, sin decir una palabra. Hay que demostrar, no explicar, de la misma manera. Si se engaña o se manipula a determinadas personas, pasarán el resto de su vida buscando venganza. Son lobos vestidos con la piel de oveja. Por lo tanto, es necesario elegir bien las víctimas y los oponentes: nunca se debe ofender o engañar a la persona equivocada.
LEY No. 10
EVITE A LOS PERDEDORES Y LOS DESDICHADOS.
La desdicha de los demás puede conducirlo a la muerte: los estados de ánimo son tan contagiosos y tóxicos como una enfermedad infecciosa. A menudo, los perdedores son los artífices de su propia desgracia y terminan por transmitirla a quien quiere ayudarlos. Evítelos y, en cambio, frecuente a individuos ganadores y felices.
LEY No. 11
HAGA QUE LA GENTE DEPENDA DE USTED.
Para mantener su independencia, es indispensable que los demás lo necesiten. Cuando más confíen y dependan de usted, tanta más libertad tendrá. Haga que la gente dependa de usted para lograr su felicidad y prosperidad, y no tendrá nada que temer.
“Haga que la gente dependa de usted. Ganará más con tal dependencia que con la cortesía. Quien ha saciado su sed de inmediato le vuelve la espalda a la fuente, pues ya no la necesita. Cuando la dependencia desaparece, también desaparece toda educación y después el respeto. La primera lección que la experiencia debería enseñarnos es la de mantener la esperanza viva pero nunca satisfecha, de modo que hasta un amo soberano nos necesite siempre.” (Baltasar Gracián, 1601-1658)
Una advertencia: no piense que, por depender de usted, su jefe lo querrá. Por el contrario, lo más probable es que lo odie y le tema. Pero, como dijo Maquiavelo, es mejor ser temido que amado. El temor es algo que se puede controlar, mientras que el amor es incontrolable. Depender de una emoción tan sutil y cambiante como el amor o la amistad sólo le generará inseguridad. Más vale que la gente dependa de usted por temor a las consecuencias de perderlo, que por el placer de su compañía.
LEY No. 12
TILICE LA FRANQUEZA Y LA GENEROSIDAD EN FORMA SELECTIVA.
Un gesto sincero y honesto compensará docenas de actitudes dictadas por la hipocresía y la falsedad. El gesto de franca y honesta generosidad hace bajar la guardia aun al individuo más desconfiado.
LEY No. 13
CUANDO PIDA AYUDA, NO APELE A LA COMPASIÓN O A LA GRATITUD DE LA GENTE, SINO A SU PROPIO INTERÉS.
Si necesita recurrir a la ayuda de un aliado, no se moleste en recordarle el apoyo que usted le dio en el pasado, o sus buenas acciones. Lo pasado se ignora o se olvida. Si, en cambio, al formular su pedido de colaboración usted muestra elementos que beneficiarán a la otra persona y hace gran hincapié en ellos, responderá con entusiasmo a su solicitud, al detectar el beneficio que podrá obtener.
LEY No. 15
ELIMINE POR COMPLETO A SU ENEMIGO.
Empezando por Moisés, todos los grandes líderes de la historia sabían que era necesario aplastar por completo al enemigo al que temían. Si se deja encendida una sola brasa, por muy débil que sea, siempre se corre el riesgo de que vuelva a desencadenarse un incendio. Se ha perdido más por una aniquilación a medias que por una exterminación total: el enemigo se recuperará y buscará venganza. Destrúyalo por completo.
“Debe notarse, pues, que a los hombres hay que halagarlos, o de lo contrario aniquilarlos; se vengarán por pequeñas injurias pero no podrán hacerlo por las grandes; la herida que inflijamos a un hombre debe ser, pues, tan grande que no tengamos necesidad de temer su venganza.” (Nicolás Maquiavelo, 1469-1527)
LEY No. 16
UTILICE LA AUSENCIA PARA INCREMENTAR EL PODER.
Demasiada oferta reduce el precio: cuanto más lo vean y oigan, tanto menos necesario lo considerarán los demás. Si ya ha afirmado su posición dentro de un grupo determinado, un alejamiento temporal hará que hablen más de usted, e incluso que lo admiren. Deberá aprender cuándo alejarse. Recuerde que la escasez de un recurso incrementa su valor.
Todo en el mundo depende de la ausencia y de la presencia. Una presencia fuerte llamará la atención sobre usted, dado que brillará más que quienes lo rodean. Pero, inevitablemente, se llega a un punto en que el exceso de presencia produce el efecto contrario: cuanto más usted sea visto y más se hable de usted, tanto más se irá degradando su valor. Usted se convierte en costumbre. Por más que procure ser diferente, sutilmente y sin saber por qué, la gente empezará a respetarlo cada vez menos. Tiene que aprender a retirarse en el momento adecuado, antes de que los demás lo aparten.
Esta ley sólo es aplicable cuando se ha alcanzado un cierto nivel de poder. La necesidad de retirarse sólo aparece después de que usted haya establecido su presencia. Si usted se va demasiado pronto, es decir, antes de haber obtenido la cuota necesaria de poder y respeto, simplemente será olvidado.
Nunca se debe salir de escena en tiempos de conmociones y turbulencias, pues la ausencia puede simbolizar y provocar una pérdida de poder. Tentar a los enemigos para que se alejen de la corte en el momento crítico es una estrategia grandiosa
LEY No. 17
MANEJE EL ARTE DE LO IMPREDECIBLE.
El ser humano es hijo del hábito y tiene una necesidad insaciable de sentirse familiarizado con las actitudes de quienes lo rodean. Si usted se muestra predecible, confiere a los demás la sensación de tener cierto control sobre usted. Invierta los papeles: muéstrese deliberadamente impredecible. Las actitudes que en apariencia carecen de coherencia o propósito desconcertarán a los demás, que se agotarán tratando de explicarse sus movimientos y acciones.
Una advertencia: A veces la impredecibilidad puede volverse contra usted, sobre todo si se encuentra en una posición de subordinado. En ciertas ocasiones es mejor dejar que la gente que lo rodea se sienta cómoda y segura, antes que movilizarla y desconcertarla. Demasiada impredecibilidad puede considerarse una señal de indecisión o –algo mucho más grave– un problema psíquico. Los esquemas son un arma poderosa y pueden aterrar a la gente si se los rompe. Ese tipo de poder deberá utilizarse con mucha prudencia.
LEY No. 18
NO SE AÍSLE
El mundo es un sitio peligroso y los enemigos acechan por doquier; todos necesitan protegerse. Una fortaleza se presenta como la alternativa más segura. Pero el aislamiento lo expone más de lo que lo protege de los peligros que lo rodean, ya que lo aísla de información valiosa y lo destaca como un blanco fácil para los demás. Es mucho más seguro circular, mezclarse entre la gente y buscar aliados. La multitud lo protege de sus enemigos.
Como recurso temporal, el aislamiento pude ayudar a obtener cierta perspectiva. Muchos pensadores serios han comenzado su obra en prisión, donde no hay nada que hacer, salvo pensar.
LEY No. 19
ELIJA A SUS ENEMIGOS.
En el mundo hay muchas clases de personas diferentes, y usted no puede suponer que todos reaccionarán de la misma manera frente a su conducta. Hay ciertas personas que, si se sienten manipuladas o engañadas por usted, pasarán el resto de su vida procurando vengarse. Serán, desde el momento de la ofensa, lobos con piel de cordero. Elija con cuidado a sus contrincantes y nunca convierta en enemigo a la persona equivocada.
La habilidad de evaluar a la gente y saber con quién se está tratando es una de las artes más importantes en el proceso de alcanzar y conservar el poder. Nunca suponga que la persona con la que está tratando es más débil o menos importante que usted. Nunca confíe en las apariencias. Alguien que hoy parece una persona carente de importancia y medios mañana puede llegar a poseer gran poder e influencia.
Un insulto es algo muy difícil de olvidar. No se gana nada con insultar a alguien sin necesidad. Tráguese su impulso de ofender, aunque la otra persona parezca débil e inofensiva. La satisfacción que la ofensa le dará es muy poca comparada con el riesgo de que algún día el otro se halle en una posición desde la cual podría hacerle mucho daño.
Convénzase de que no hay persona tan insignificante que no pueda tener, en un momento u otro, el poder de resultarle de utilidad; lo cual por cierto no hará si usted le ha mostrado su desprecio. Los errores suelen perdonarse, pero el desprecio nunca. Nuestro orgullo lo recuerda para siempre. (Lord Chesterfield, 1694-1773)
LEY N o. 20
NO COMPROMETERSE CON NADIE. (SER IMPARCIAL)
Es idiota el que se apresura a tomar partido. No se debe estar a favor de otra causa que no sea la propia. Si se mantiene la independencia, se llegará a mandar sobre los demás -poniendo a unos en contra de los otros-, haciéndoles ir tras ese poder.
LEY No. 21
HACERSE el INGENUO para COGER a un INGENUO, PARECER MÁS TONTO que la VÍCTIMA.
A nadie le gusta sentirse más tonto que el de al lado. El truco, por lo tanto, es hacer que las víctimas se sientan inteligentes -y no sólo eso, sino más inteligentes que nosotros-. Una vez que estén convencidas de ésto, no sospecharán que tenemos motivos ocultos.
(NO LO HABIA PENSADO….)
LEY No. 22
UTILIZAR LA TÁCTICA DE LA RENDICIÓN:
CONVERTIR la DEBILIDAD en PODER.
Cuando se está en la posición más débil, nunca se debe luchar por el honor; hay que capitular. La rendición da tiempo para recuperarse, tiempo para atormentar e irritar al vencedor, tiempo para esperar a que su poder decaiga. No hay que darle la satisfacción de luchar y vencer: Es mejor rendirse primero. Ofrecer la otra mejilla enfurece y desestabiliza al enemigo. Hay que convertir la rendición en un instrumento de poder.
(hay que tener paciencia)
LEY No. 23
CONCENTRAR LA FUERZA
Hay que conservar la fuerza y la energía a base de concentrarlas en su punto más fuerte. Se gana más encontrando una mina rica y escavando más profundo, que pasando de una mina vacía a otra: la intensidad siempre vence a la extensión. Cuando buscamos fuentes de poder para elevarnos, tenemos que encontrar un patrón, la vaca gorda que nos dará leche durante mucho tiempo.
(Hay que concentrarse en una sola cosa, hacer bien algo)
LEY No. 25
CREARSE UNA NUEVA IMAGEN
No hay que aceptar los papeles que la sociedad impone. Hay que forjar una nueva identidad, que exija la atención y que nunca aburra a la audiencia. Hay que ser dueño de la propia imagen en lugar de dejar que otros la definan para uno. Incorporar recursos dramáticos en los gestos y las acciones públicas realza el propio poder y hace que su carácter tenga una extraordinaria amplitud.
(Ser autentico)
LEY No. 32
JUGAR CON LAS FANTASÍAS DE LA GENTE.
La verdad se evita a menudo porque resulta fea y desagradable. Nunca hay que apelar a la verdad y a la realidad a menos que uno se esté preparando para enfrentarse con la cólera que arranca del desencanto. La vida es tan dura y desconsoladora que aquellos que son capaces de crear romanticismo o provocar la fantasía son como un oasis en el desierto: todo el mundo acude a ellos. Da mucho poder aprovecharse de las fantasías de las masas.
LEY No. 33
DESCUBRIR EL TALÓN DE AQUILES DE CADA PERSONA
Todos tenemos una debilidad, un punto débil en el muro del castillo. Esa debilidad suele ser una inseguridad, una emoción o una necesidad incontrolable; o puede ser también un pequeño placer secreto. De cualquier forma, una vez que se encuentra, es un punto débil que se puede explotar en beneficio propio.
LEY No. 35
DOMINAR EL ARTE DE CALCULAR EL TIEMPO
No hay que dar nunca la impresión de actuar apresuradamente -denota una falta de control sobre uno mismo y sobre el tiempo-. Siempre hay que dar la sensación de que se es paciente, como si se supiera que todo se conseguirá con el tiempo. Hay que convertirse en un detective del momento justo; descubrir el espíritu de los tiempos, las tendencias que nos conducirán al poder. Hay que aprender a mantenerse al margen cuando la hora todavía no ha llegado y golpear con fiereza cuando es el momento.
LEY No. 38
PENSAR como se QUIERA, PERO COMPORTARSE como los DEMÁS
Si hacemos un espectáculo por ir en contra de los tiempos, y nos pavoneamos de nuestras ideas poco convencionales y nuestras costumbres poco ortodoxas, los demás pensarán que queremos llamar la atención y que les estamos despreciando. Encontrarán una manera de castigarnos por hacerles que se sientan inferiores. Resulta mucho más seguro fundirse con la corriente general y nutrirse de ella. Sólo debemos compartir la originalidad con amigos tolerantes y con aquellos con los que estamos seguros de que apreciarán nuestro carácter único.
LEY No. 40
DESDEÑAR LA COMIDA GRATUITA
Lo que se ofrece gratis es peligroso -normalmente implica o un truco o una obligación oculta-. Merece la pena pagar aquello que realmente tiene valor. Pagando lo que corresponde se libra uno de la gratitud, la culpa y el fraude. A menudo también resulta inteligente pagar el precio sin rebajas: no existen los atajos maravillosos. Hay que ser pródigo con el dinero y mantenerlo en circulación, porque la generosidad es un signo del poder y un imán para atraerlo.
LEY No. 43
MANIPULAR LOS CORAZONES Y LAS MENTES DE LOS DEMÁS
La coacción provoca reacciones que acaban volviéndose contra nosotros. Debemos seducir a los demás para que deseen seguirnos. Una persona seducida se transforma en un peón leal. Y la manera de seducir a alguien es influir en su psicología y en sus debilidades. Tenemos que suavizar a nuestro contrario a base de manejar sus emociones, de jugar con lo que consideran más valioso y con lo que temen. Si ignoramos el alma y la mente de los demás acabarán odiándonos.
LEY No. 44
DESARMAR y ENFURECER a los DEMÁS REFLEJANDO sus ACTITUDES.
El espejo refleja la realidad, pero también es la herramienta perfecta para el engaño: cuando reflejamos el comportamiento del enemigo, actuando igual que él, no logra entender nuestra estrategia. El reflejo les ridiculiza y les humilla, haciendo que reaccionen de forma excesiva. Si les ponemos un espejo delante de la mente, les seducimos con la ilusión de que compartimos sus valores; si lo ponemos ante sus acciones, les damos una lección. Pocos pueden resistirse al poder del reflejo.
(Actuar como el mismo hace ver el comportamiento)
LEY No. 46
NUNCA PARECER DEMASIADO PERFECTO
Parecer mejor que los demás siempre resulta peligroso, pero lo más expuesto de todo es aparentar no tener ningún defecto o debilidad. La envidia provoca enemigos silenciosos. Es inteligente mostrar los defectos en alguna ocasión y reconocer vicios inofensivos, para desviar la envidia y parecer más humano y asequible. Sólo los dioses y los muertos pueden parecer perfectos con total impunidad.
LEY No. 47
NO SOBREPASAR LA META QUE UNO SE HA MARCADO;
EN LA VICTORIA, SABER CUANDO PARAR
El momento de la victoria es a menudo el momento de mayor peligro. En el ardor de la victoria la arrogancia y el exceso de confianza pueden empujarle a uno más allá de la meta que se había marcada; y al ir demasiado lejos se crean más enemigos que los que se derrotan. No hay que permitir que el éxito se le suba a uno a la cabeza. No existen sustitutos para la estrategia y la planificación cuidadosa. Debemos marcarnos una meta, y cuando la alcancemos, detenernos.
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