sábado, 9 de octubre de 2010

Ahora ya no sería Feliz

Gabo no estará enfadado
Beatriz de Moura y Jorge Herralde revivieron ayer en Fráncfort los años de Mario Vargas Llosa en Barcelona
La editora negó que haya enemistad entre él y García Márquez
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ERNEST ALÓS / FRÁNCFORT / ENVIADO ESPECIAL
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«Anoche me decían: 'el que va a estar furioso es Gabo'. Contesté que se equivocaban. Que ni estando conmigo, ni en público, ninguno de los dos ha hablado mal del otro. Si acaso, algún elogio. Se admiran a pesar de las cuestiones personales, de la distancia ideológica y de aquel episodio desafortunado cuando los dos eran jóvenes e impulsivos». Beatriz de Moura, editora de Tusquets, recordaba ayer en la feria del libro de Fráncfort los años barceloneses del nuevo premio Nobel Mario Vargas Llosa. Unos años de los que no se puede hablar del Nobel peruano sin mencionar al colombiano.
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Información publicada en la página 60 de la sección de Espectáculos de la edición impresa del día 09 de octubre de 2010 VER ARCHIVO (.PDF)

«Eran como Los Panchos, llegaron muy jóvenes, casados y los dos con hijos. Mario le llevaba ventaja, ya había ganado algún premio cuando a Gabo Carmen Balcells aún lo presentaba como a 'un chico colombiano que escribía», recordaba ayer Beatriz de Moura. La ruptura de Vargas Llosa con la izquierda tras viajar a Cuba, exactamente lo contrario que le sucedió a Gabo, hizo que «Mario tuviese a partir de entonces todas las de perder, que fuese insultado y vilipendiado por los políticamente correctos, por los del pensamiento de hormigón».

Desde la distancia ideológica y el respeto ideológico, Jorge Herralde reconoce también la sinceridad del compromiso del Nobel: «Octavi Pallissa, Román Gubern y yo fuimos comisionados para pedir que los escritores del boom, García Márquez, Donoso y Vargas Llosa, se sumaran al encierro de intelectuales de Montserrat contra los juicios de Burgos. Donoso no quería meterse en política, García Márquez fue monosilábico y el cadete Vargas Llosa fue el único que dijo 'hay que ir, hay que ir'. Subió a Montserrat y dio un speech apasionado».

Otra ciudad

El Vargas Llosa de Montserrat es también el crítico del nacionalismo catalán y de la Catalunya de las últimas dos décadas. ¿Cómo fue ese cambio? «Lo entiendo porque lo he vivido y lo padezco -dice de Moura-. La Barcelona contra Franco era luchadora, cosmopolita, donde se podía luchar por las ideas. Hoy es un teatro al servicio del turismo. Se fue de esa Barcelona y no le gustó la que encontró después. Estaba muy afectado, muy preocupado, era como si en una ciudad que era suya se le hubiese escapado. La primera vez que lo recuerdo discutiendo sobre eso fue en una mesa redonda en La Virreina, en una conversación con otra gente horas después y en la televisión catalana. Pero ahora prefiere no discutir de este asunto. '¿Cómo discutes un tema que no pasa por la razón sino por las entrañas?', dice».

Su vieja amiga le preguntó una vez si no era nacionalista ni como peruano. «Me dijo que pertenecía a Londres, a París… y sí, también a Barcelona, aunque calló respecto a Madrid. Lo de Barcelona le duele. Es un lugar donde vivió feliz y donde cree que ahora no lo sería».

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