"El manipulador conoce bien nuestras debilidades"
Por Walter Dresel
Domingo 18 de octubre de 2009 | Publicado en edición impresa
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"El manipulador suele aparecer como un individuo muy fuerte y seductor, pero la realidad es que es sumamente inseguro, que disfraza su inseguridad agrediendo a su víctima en forma permanente, desvalorizándola.
Un ser abusivo que demanda constantemente e intenta imponer su criterio sin tener en cuenta lo que la otra persona siente o precisa", explica el doctor Walter Dresel, autor de Yo te manipulo, y tú ¿qué haces?
"Pero el manipulador crece y se desarrolla en la medida que alguien, la víctima, lo deja actuar, y se desmorona cuando esa persona comienza a defender sus derechos y a establecer límites. La víctima es una persona con problemas de autoestima que en su desesperación por mantener la armonía de su relación de pareja, por ejemplo, o por temor a perder su trabajo, se deja manejar, adopta un rol pasivo", agrega.
Dresel nació en Montevideo, donde estudió Medicina y se especializó en cardiología. Posteriormente se recibió de médico homeópata en la Asociación Médica Homeopática Argentina. Es columnista de radio y televisión, y autor de varios libros, entre otros, El espejo del alma y Toma un café contigo mismo.
–¿Cuáles son las herramientas del manipulador?
–El manipulador utiliza como herramienta fundamental la agresión. Desde la agresión psicológica sutil que va destruyendo paulatinamente la autoestima de su víctima hasta la amenaza de abandono o el chantaje emocional que consiste es inocularle sentimientos de culpa. Todos conocemos la frase: "Después de todo lo que yo hice por vos ahora me estás pagando de esta manera…" Pero el chantaje llega hasta tal punto que el manipulador hace creer a su víctima que tiene merecido su sufrimiento, por su incapacidad, falta de méritos o simplemente porque no está a la altura del manipulador. Todos tuvimos oportunidad de ver cómo les encanta dejar públicamente en ridículo a sus parejas, resaltando supuestas carencias que en la mayoría de los casos no existen. Frustrándolas cuando intentan hacer algo que las pueda llevar a ser el centro de una reunión.
–¿Qué puede hacer la víctima para salir de esa situación?
–El primer paso es, como recomiendo siempre, tomar un café con uno mismo. Hacer un balance y preguntarnos si estamos conformes con este estilo de vida, si podemos seguir cediendo, si se justifica por alguna razón nuestra conducta. Una
vez que tomamos conciencia hay dos opciones muy claras: o bien tomar la firme decisión de alejarnos definitivamente de lo que nos está haciendo tanto daño o negociar un nuevo tipo de relación. En los dos casos el objetivo final es dar un nuevo perfil a nuestras vidas.
–¿Cómo negociar con alguien que cree que nos tiene en su poder?
–Cuando uno va a enfrentar una negociación, no sólo con un manipulador, tiene que ir muy bien preparado. Debe saber claramente qué es lo que quiere para su vida de aquí en adelante. Qué es lo que no quiere y cuál es el precio que está dispuesto a pagar para mantener sus principios. En realidad, estas preguntas debería hacérselas periódicamente.
–¿Qué otra cosa debería saber la víctima?
–Que el manipulador conoce bien nuestras debilidades, por eso es importante que también nosotros conozcamos las debilidades de quien ejerció su poder sobre nosotros. No conviene mostrar urgencia en encontrar una solución que no contemple todo lo que pretendemos. Porque el nerviosismo y la necesidad de encontrar un arreglo juegan a favor del manipulador. Es preferible diferir la negociación hasta que nos encontremos en condiciones de sentarnos a la mesa, de igual a igual.
Algo que la víctima puede hacer es cercenar una de las herramientas más temibles del manipulador: la comunicación. "No me lo dijiste", "No te entendí...", "¡No escuchás!", etcétera, suele recriminar el manipulador a su víctima. Según estudios,
entre un emisor verbal y un receptor sólo un 30% llega a destino. Por lo tanto tenemos que ser muy claros, concisos, contundentes y entrenarnos en la tarea de comunicar las cosas bien.
–¿Cree que una negociación puede cambiar la actitud de un manipulador?
–Según mi experiencia clínica el manipulador difícilmente cambie. Más bien permitirá que la víctima se aleje y se tomará un tiempo para buscar otra víctima.
–¿Por qué la víctima lo soporta?
–A veces lo soporta porque cree que las cosas son así y no pueden ser de otra manera: ¡tremendo! O porque es tan baja su autoestima que no sabe cómo defenderse. Por otro lado, porque tiene temor de asumir una responsabilidad frente a la vida y no poder cumplir. Pero hay un grupo de personas que son conscientes de que son víctimas de la manipulación y eligen ese camino porque les resulta más fácil. Porque les resuelve la vida económicamente: alguien los protege o les permite pertenecer a un grupo social que de otra manera nunca hubieran logrado.
–¿Una reflexión final?
–Que sorprende ver la cantidad de hombres y mujeres que se sienten desconcertados cuando tienen que definir sus metas para incluirlas en un proyecto personal. Como si nunca se hubieran detenido para conocerse en profundidad e identificarse con aquello que realmente les gustaría hacer en sus vidas.
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