Si tuviera que recomendar una sola charla sobre educación sin tener en cuenta las del siempre maestro Piscitelli, serían las de Ken Robinson. Es posible que no profundice demasiado (en comparación con el anterior, con el que siempre descubro nuevos caminos por explorar), pero resulta un buen motivador y divulgador para quienes dudan de la necesidad de la revolución en la educación que defiende.
Participaba ya en las TedTalk, con la ya épica “Las escuelas matan la creatividad”, que ya publicamos en su momento- Hoy os dejo su segunda charla Talk.
Está sin subtitular, así que animo a los muchos aficionados/as a ello a hacerlo, pero quería dejaros de momento lo que me ha parecido más interesante, no siempre nuevo pero sí bien expresado, en su discurso. Creo que podríamos resumirlo con el título del post, que traslado a una idea que parece volverse cada vez más fuerte y pretende expresar lo mucho que cansa observar la lentitud, el despropósito, la resistencia: No son cambios, es revolución.
Se habla de crisis medioambiental. Vivimos también la crisis de la educación. De la crisis de recursos naturales a la crisis en recursos humanos.
Vivimos en una sociedad que no cuida el talento de sus miembros, no da sentido a sus vidas. Poca gente sabe cuáles son sus talentos o si tienen alguno. Todos conocemos a mucha gente que no cree ser buena en nada. Y no siempre, esta falta de expectativas, es por su culpa. (¿Los jóvenes están desmotivados o les desmotivamos los adultos?)
Permitidme un apunte: me hubiera gustado hacer leido antes esta frase, que definía muy bien lo que sentí y quise expresar, sobre la distinción entre “genios” y “humanos/as” que quería marcar un asistente en el reciente encuentro del INJUVE al que asistía. Es de Jeremy Bentham y dice que existen dos tipos de personas en el mundo, las que dividen el mundo en dos tipos de personas y las que no. Sin comentarios.
Sigue Ken, defendiendo una idea similar a la de su primera charla, la de que la educación, en cierto modo, aleja a muchas personas de sus talentos naturales.
No es algo fácil, no es que se trate de innovar, de mejorar o hacer evolucionar un modelo para adaptarlo a la realidad. Es que es muy profundo el cambio en la realidad y requiere una revolución, la transformación completa de la educación que pretende preparara para ella en algo distinto.
Pone un ejemplo simple, el de los relojes de pulsera, que ya no tienen sentido, como en cierto modo la forma lineal de plantear las cosas, para jóvenes que pueden saber la hora en cualquier dispositivo. La vida ya no es lineal, es orgánica, sistémica, compleja. Creamos nuestras vidas de forma simbiótica, a la vez que exploramos nuestros talentos en relación a las circunstancias que estos ayudan a generar.
Nos obsesionamos con las narrativas lineales, con la culminación de la educación en la universidad, recorremos el camino lineal hacia la universidad pero las comunidades humanas dependen de la diversidad de talentos, no de una concepción particular.
Es una asignatura fundamental reconstituir nuestro sentido de la inteligencia, nuestra sensación de autoeficacia (añado) de acuerdo con la diversidad.
Otro gran problema está en el conformismo. Hemos construido un modelo educativo fastfood, estandarizado, cuando el mundo (más interconectado que nunca antes) es diverso y depende de múltiples circunstancias locales. Las consecuencias de ello en nuestras inteligencias son comparables a las de la comida fastfood en nuestros cuerpos.
La diversidad en el talento es fundamental. Ken me recuerda a mi misma y mis desafortunados intentos de tocar la guitarra. Diversidad y pasión. Nos recuerda también las teorías del Flujo: El tiempo pasa volando cuando hacemos algo que nos apasiona.
Ese es el motivo por el cual muchos/as abandonan el sistema educativo tradicional, que no alimenta su espíritu, estanca su energía, apaga su pasión.
Debemos cambiar de metáforas, evolucionar desde un modelo de educación inspirado en lo industrial, lineal, en la conformidad, a uno que se base en mayor medida en los principios de la agricultura. Desarrollar el talento humano no es un proceso mecánico sino orgánico. El educador debe proveer de las condiciones necesarias para que florezca y no trabajar en cadena con las empresas para fabricarlo. (frase con variaciones al original)
Simplifico mi respuesta cada vez que me preguntan por el futuro. Personalización es la palabra clave. Ken lo explica perfectamente: En eso está la clave del futuro, porque no se trata de escalar una nueva solución sino de crear un movimiento en educación en el que el protagonista desarrolle sus propias soluciones, con nuestro soporte externo (como formadores) pero en base a currículos personalizados.
Después de la revolución tecnológica, la creativa, decíamos en otros tiempos. Estas tecnologías, combinadas con los extraordinarios talentos de los maestros, nos proporcionan una oportunidad única para revolucionar la educación.
Debemos cambiar, evolucionar desde un modelo industrial a uno basado en el cultivo, en la agricultura, donde cada alumnno (o “no alumno”, como diría Alejandro), en cada escuela, pueda “florecer”.
Debemos proveer allí (en lo formal) o en casa o con los amigos (en lo informal), contextos en los que los niños experimenten su vida y no la nuesta…
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