En este viaje a Madeira, he estado leyendo Tu Renacimiento personal, de Diane Dreher. La profesora Dreher, de la Universidad de Santa Clara, ha estudiado a los artistas del renacimiento para aplicar sus enseñanzas a nuestras vidas actuales. En esta obra nos propone doce pasos para cultivar nuestro verdadero talento:
1. Descubrimiento: conocer nuestras pasiones y talentos.
2. Desapego: despejar nuestro camino interior.
3. Discernimiento: seguir nuestros valores, vivir con el corazón.
4. Dirección: poner nuestros ideales en acción.
5. Fe: confiar en nuestra vida y en nuestro mundo.
6. Autoexamen diario: no perder de vista nuestros sueños.
7. Comunidad renacentista: la ayuda de mentores y amigos.
8. Contemplación: encontrar nuestro oasis interior de paz.
9. Creatividad: convertir nuestra vida en una obra de arte.
10. Lectura y reflexión: explorar nuevos mundos dentro y fuera de nosotros.
11. Ejercicio físico: desarrollar la fuerza y la sabiduría.
12. Disciplina y dedicación: hacer realidad nuestros sueños.
Además, Diane Dreher nos regala un decálogo que denomina “principios del Renacimiento”:
- Tu vocación es tu misión que te permite llevar una existencia más feliz y plena.
- Las decisiones diarias configuran tu vida e influyen en el mundo.
- Hay una parte de ti eternamente joven, juguetona, curiosa y auténtica que te lleva a tu vocación.
- Apártate del bullicioso mundo que te rodea para seguir los valores más profundos de tu corazón.
- Estás en este mundo para descubrir tus talentos y usarlos para cumplir tu destino.
- El discernimiento significa seguir lo que te inspira y abandonar lo que te empequeñece.
- Sobresales en la vida al concentrarte en tus virtudes en lugar de hacerlo con tus defectos.
- Los hombres y las mujeres del nuevo Renacimiento fomentan el crecimiento creativo en ellos mismos y en los demás.
- Las pequeñas acciones producen con el tiempo unos grandes resultados.
- Cuando intentas seguir tu vocación el universo te apoya con un sinfín de posibilidades.
La autora nos recomienda tener un “cuaderno del Renacimiento” para la reflexión y la acción. “Los artistas y filósofos del Renacimiento italiano veían el amor como el poder creativo del universo”. Y nos pone como ejemplo a Giotto y Cimabue, a Elena Lucrecia Cornaro (la primera mujer con un doctorado, Padua, 1678), a Juana Inés de la Cruz (la mujer más ilustrada de Nueva España), al poeta John Donne, a Miguel Ángel Buonarroti, a Isabel I de Inglaterra, a Thomas Traherne, a Ignacio de Loyola, a John Locke, a William Shakespeare, a Francis Bacon, a Tomás Moro, a Aphra Behn (la primera mujer actriz, 1670), a Francisco de Sales, a Teresa de Jesús, a Christopher Marlowe, a Marsilio Ficino, a Baldassare Castiglione, a Rafael sandio, a Leonardo da Vinci.
Me ha gustado especialmente que haya introducido ideas como “metacognición” (examinar nuestra conducta), la autocompasión (ser buenos con nosotros mismos), las “cavilaciones” (obsesionarnos por lo negativo), “comunidad renacentista”, “práctica contemplativa” (meditación, sobre un pasaje inspirador), armonía (“la música desata las cadenas que amarran el alma oculta de la armonía”, John Milton), la importancia de la lectura (el 52% de los estudiantes universitarios dedica menos de una hora semanal a leer por placer), la “emulación espiritual” (modelos de conducta), “sentirnos cómodos en la incomodidad” o la disciplina como práctica espiritual (“no hay nada en el mundo más importante y apremiante en la vida del hombre que la disciplina”, John Milton).
Y una especie de “koan” del rabino Hillel en el Talmud:
Si no miro por mí, ¿quién lo hará?
Pero si sólo miro por mí, ¿qué soy?
Y si no ahora, ¿cuándo?
Un libro sumamente interesante. 12 pasos muy prácticos, para el cambio de época que se vivió en el Renacimiento y para el que ahora nos toca vivir. El libro que necesitaba para este viaje.
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