La hora de la verdad
Loretta Napoleoni es una reputada periodista italiana que –especializada en finanzas del terrorismo internacional– me confiesa que su indagación acerca de Garzón es fruto de un encargo editorial en Italia, ahora traducido al español (Garzón. La hora de la verdad, Principal de los Libros), con el propósito de ofrecer un retrato equilibrado del controvertido personaje (cuya estima popular diría que está creciendo). Pese a no haber logrado hablar con Garzón, le considera divo. Esta entrevista resume la mirada de Napoleoni sobre un Garzón juzgado a distancia y sin gran conocimiento de la judicatura española, con varios desenfoques –según conocedores de tema en quienes confío– y algún acierto.
¿Conocen a Garzón en Italia?
Recuerdan al juez español que imputó a Pinochet. Pero no por su nombre.
¿Qué le atrajo de la figura de Baltasar Garzón?
Que encarna algunas contradicciones de nuestro tiempo.
Especifique.
Antes, el juez era un personaje apartado de la prensa. Pero hoy ser famoso es una condición sine qua non para existir, con el riesgo de que tu personaje te devore.
¿Le ha pasado a Garzón?
Puede pasarnos a todos: Garzón, Obama...
¿Los compara?
Ambos han polarizado a sus sociedades. Obama pretendió grandes cambios sociales, expectativas que hoy parecen frustrarse. Garzón pretendió enjuiciar al franquismo, expectativa imposible de satisfacer.
¿Por qué?
Es algo que debe hacer la sociedad en conjunto, en un proceso político y cultural, no una persona sola.
Compara usted a Garzón con Falcone, el juez antimafia, ¿por qué?
Por su coraje, casi temerario. Falcone sabía que iban a matarle, pero no cejó. La diferencia es que Falcone no tenía perfil mediático.
¿Es Garzón valiente?
Sí. Le llamo “torero solitario”.
Y lo compara con el juez Di Pietro.
Di Pietro dejó la judicatura por la política para combatir la corrupción, y Garzón hizo lo mismo con Felipe González. La diferencia es que el subdesarrollo de la democracia italiana permitió prosperar a Di Pietro.
¿Subdesarrollo?
Ése italiano mosaico de partidos... En España, con un sistema más sólido, Garzón entró en un partido grande.., como último mono.
¿Qué pasó entre Garzón y Felipe?
Acusado el PSOE de corrupción, fichar a Garzón ayudó a González a ganar las elecciones. Garzón, entre ingenuo y soberbio, creyó que González le haría ministro... Humillado, regresó a la Audiencia Nacional.
¿Garzón se vengó con el caso GAL?
Es indemostrable. Pero sería una reacción comprensible, ¿no? No cometió irregularidad alguna, pero procesó a ministros, secretarios generales... Y así ganó el PP.
¿Quién odia más a Garzón: la izquierda felipista o la derecha franquista?
Por este orden: derecha franquista e izquierda felipista. ¡Poderosos enemigos!
¿Y qué me dice de los etarras?
Esos odian a España más que a Garzón.
Califique con tres epítetos a Garzón.
Corajudo, individualista y poco generoso.
Corajudo.
No ha temido enfrentarse a grandes poderes, nada le frena. ¡Gran virtud en un juez!
Individualista.
Sigue sus intuiciones convencido de tener razón, sin escuchar a nadie. Pero el buen juez debe tener humildad para reconocer que la ley no le da herramientas para confirmar su intuición. Y frenar. Él no sabe.
Y... ¿poco generoso?
Garzón se basó en el excelente trabajo de Javier Zaragoza (Nécora), Castresana (Pinochet), Carmen Tagle (ETA), Dolores Delgado (terrorismo islámico)... y otros. Y no se lo ha agradecido públicamente lo suficiente.
¿Esto puede pasarle factura?
No hizo amigos en la magistratura.
¿Qué motor mueve a Garzón?
Su ego. De origen humilde, desde joven sintió necesidad de brillar, destacar, ¡ser importante, muy importante! Se hizo juez, y buscó dar brillo mediático a la figura del juez.
¿Es vanidoso?
Y justiciero, mesiánico. Se presentó en helicóptero para arrestar a unos narcotraficantes: ¡no era necesario! Pero así cuajó una buena foto de lucha contra el mal.
¿Detecta algún componente religioso?
Sí, ese mesianismo... Por su origen humilde, estudió en un seminario… ¡Él siente que encarna la justicia! Es más justiciero que juez, lo que no encaja en la justicia moderna.
Se le acusó de instruir mal los casos...
Falso: ha sido un juez instructor creativo y eficaz. Pero al final asumía tantos casos...
¿Qué cree que le pasará ahora? ¿Le condenarán?
No por la subvención de su curso en Nueva York, ni por la causa de la memoria histórica, asuntos muy interpretables jurídicamente... Pero por el uso de grabaciones entre abogados como pieza para enjuiciar a los acusados del caso Gürtel...
¿Y qué cree que pasará con Garzón en un futuro próximo?
¿Volver a la Audiencia Nacional, rodeado de enemigos? ¡Difícil! Su carrera como juez está tocada, si no truncada. Debe de estar aterrorizado...
¿Podría acceder a presidir un Tribunal Penal Internacional?
De entrada, debería aprender inglés.
¿Cuál cree que ha sido el mayor error de Baltasar Garzón?
El divismo: creer que él solito podía con todo. Esto no ha gustado en España, lo que es muy bueno para el país.
¿No le debe nada España a Garzón?
¡Mucho! Ha ayudado a democratizar la justicia española: ¡lástima que su individualismo italianizante malbaratase ese proceso!
¿Italianizante?
El mal de Italia es ese protagonismo cuyo paroxismo lleva a Berlusconi... ¡Evitadlo!
¿Cuál cree que hubiese sido la aspiración máxima de Garzón?
Presidir el Gobierno de España.
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