–«Código genético»: ¿ha escrito esta novela para que se entienda mejor el mundo de la ciencia?
–Para desmitificarlo. La gente tiene idealizados a los científicos, los ve como santos o seres altruistas. Y somos como todos: santos, ruines y vanidosos, capaces de cualquier cosa por un pedazo de gloria.
–Su protagonista: una becaria que investiga un fármaco contra el alzhéimer. Una enfermedad terrible...
–No hay nada más terrible, la gente le tiene más miedo que al cáncer. El alzhéimer no te deja morir con dignidad.
–Algo le ocurre a la becaria con su director...
–Sí, sufre acoso sexual. El abuso de poder con las becarias se da mucho.
–Doctora, ¿le cae bien el doctor House?
–Gusta por lo borde que es, y a mí no me gustan los bordes.
–Por el código genético se pueden hacer muchas previsiones. ¿Querría saber qué enfermedades va a sufrir, cuándo va a morir?
–No. Y hay mucha gente que prefiere no saberlo.
–Dedica su novela «a quienes todavía creen que investigar es tocar el cielo con un dedo».
–Sí, a los becarios que aún tienen esa fe. Yo la conservo, pero no intacta. Estoy un poco desencantada.
–¿Cuándo se toca el cielo con un dedo?
–Cuando el experimento te habla, cuando da resultados claros.
–¿Está en el ADN el origen de la crisis?
–Sí, porque está la codicia, la ambición... Todo está en el ADN.
–¿Tenemos aquí un ADN digno del euro?
–Esperemos que sí. Esta crisis va a servir para que sepamos más de economía. La gente habla de la prima de riesgo como de fútbol.
–Si en España escribir es llorar, ¿qué es investigar?
–Algo bipolar: se pasa de momentos de depresión a la euforia.
–¿Lo peor de la investigación científica?
–Ser consciente de que has dedicado tu vida a un grano de arena, que sólo aportas un grano de arena. La ciencia avanza muy lentamente.
–La disciplina fiscal está en el ADN alemán. ¿Que no está en el nuestro?
–Parece que aquí no tenemos el gen de la disciplina.
–Los jóvenes investigadores se van. ¿Sigue ahí el «que inventen ellos»?
–Sí, no hay dinero para la investigación. Se invierte poco y a veces mal. Se hacen fichajes estelares para ganar votos: política de escaparate.
–Y es que, además, tienen que vendernos bien las rebajas...
Con firma propia
Profesión: catedrática de Farmacología, profesora e investigadora.
Nació: en 1952, en Barcelona.
Por qué está aquí: por su novela «Código genético» (Plaza y Janés).
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