sábado, 22 de septiembre de 2012

Ramiro Calle en La Vanguardia.es


El aviso de la crisis de ansiedad

ES | 20/07/2012 - 08:13h
Pregunta
Estimado señor Calle: me llamo Ernest, soy fotógrafo de prensa y tengo 36 años. Sucede que hace unos meses comencé a sentir que no me entraba el aire en los pulmones y tenía una desagradable sensación de ahogo que, además, se pronunciaba, curiosamente, cuanto más hacía por tomar aire. Comencé a sentir miedos. Entre ellos, no ser capaz de disparar buenas fotos y que estas fuesen rechazadas; o, incluso, miedo de salir a la calle o que mi familia me reprobara. Pero cuando realmente me preocupé fue cuando tuve una crisis de pánico que me daba la sensación de que me volvía loco o me moría. Fui al psiquiatra y me dio unas pastillas que me calman y adormecen un poco. Pero supongo que también me puede ayudar que yo me ayude a mí mismo, con técnicas naturales como las que usted enseña. Por eso recurro a usted. Con las pastillas que tomo ya no siento tanta angustia con lo de la respiración, pero sigo estando muy nervioso. Y, sobre todo, sinceramente, tengo miedo. Vivo de mi trabajo y ya bastantes dificultades tengo como para añadir todo esto.
Respuesta
Estimado Ernest, ante todo, no te preocupes en exceso. No añadas sufrimiento al sufrimiento, y trata de comprender lo que te voy a decir. Son muchas las personas que en una época de su vida pueden experimentar ansiedad de una u otra forma, porque se puede presentar de distintos modos. Las crisis de ansiedad pánica o de despersonalización son muy traumáticas porque efectivamente la persona cree que enloquece o muere. Asimismo, dejan un sabor tan amargo que, luego, uno está pendiente de que vuelva a suceder. Y ese mismo miedo puede incitar otro episodio. Nunca ha habido ningún caso en que la persona se haya vuelto loca o se haya muerto. Pero se crea, sí, una muy penosa sensación de mucho miedo y angustia, y de que todo es irreal. Esas crisis son la voz del alma, en el sentido de que nos avisan que algo dentro de nosotros no está bien; es como cuando la fiebre denota que algo no opera armónicamente en el cuerpo. Son anuncios que no hay que tomar a la ligera.
Este tipo de crisis muchas veces vienen un tiempo y, luego, se desvanecen o dejan un pozo de ansiedad flotante que está ahí como un rumor, pero que no causa malestar. Con frecuencia se deben a conflictos internos sin resolver y que, a nivel inconsciente, desgarran y se manifiestan con esos síntomas.
En el supuesto de que no mejores realmente con la farmacopea, tendrás que buscar un psicoterapeuta solvente y con experiencia que te pueda ayudar a explorar en ti mismo. Desde luego, el hatha-yoga auténtico (no sucedáneos como yogas atléticos y por supuesto no el yoga a cuarenta grados) ayuda mucho a eliminar la ansiedad y el estrés, así como aprender a respirar para neutralizar la sensación de falta de aire. Mira qué factores internos o externos no están bien y te pueden estar generando estos síntomas.
Otra cosa (y te lo digo porque yo cuando era joven tuve un buen número de estas crisis), a ver si lo consigues: no forcejees ni te dejes obsesionar. Simplemente piensa que nada es gratuito en la psicología humana, y que por los síntomas se llega a las causas; luego tienen su razón de ser. Trata también de distraerte con aficiones. Ya verás que pasa y queda como un mal recuerdo. 


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