Juan Velarde advierte contra el peligro de los déficits públicos
MARÍA DE LAS CUEVAS/
Actualizado 04/09/2004 - 02:12:13
SANTANDER. La clausura del seminario «Ideas políticas para el siglo XXI», dirigido por Benigno Pendás, contó ayer con la presencia de Juan Velarde, que impartió una conferencia sobre los retos de la economía española de cara al siglo XXI. Tras exponer la situación actual, Velarde analizó el despegue económico alcanzado y los principales desafíos a corto plazo. El profesor Velarde aseveró que el único modo de resolver la base de la economía es sobre un triángulo, sin el cual ésta se viene abajo: «De los tres lados del triángulo, uno representaría el equilibrio social, lado que se ha ampliado enormemente; sin embargo, otro de los lados correspondería al equilibrio macroeconómico, que está muy regular; y el tercero, que es el de los avances tecnológicos y científicos, también resulta insignificante. De esta forma, uno de los lados es superior a la suma de los otros dos juntos con lo que es imposible construir un triángulo. Sin él, no hay manera de tener una economía de cara al futuro».
El colaborador de ABC aseguró que la única forma de resolver a corto plazo el problema económico es conseguir un superávit en el presupuesto del sector público: «En estos momentos el país ha conseguido, en el equilibrio macroeconómico, unequilibrio en el sector público, y existe un hueco que se va agravando en la balanza de exteriores, que sólo se puede resolver con superávit», manifestó Velarde, quien no quiso dejar al margen los problemas planteados por la ampliación de la Unión Europea, con la reorganización de los fondos y «la gran competencia de los nuevos países». Sin dejar de vista los compromisos del Protocolo de Kioto, Velarde puso sobre el tapete el atraso en la investigación científica y tecnológica, proponiendo un replanteamiento «de arriba a abajo de la educación».
Luis González Seara, catedráticos de Sociología, en su ponencia sobre el Estado del bienestar y sociedad de riesgo, estableció que «España tiene una obligación, no ya sólo con la política de inmigración y la política de inversiones, sino que, aun considerando sus limitaciones, debe establecer entre sus prioridades el bienestar de Latinoamérica». Con su intervención, quedó clausurado un curso que ha contado con el patrocinio del Instituto de Cultura y Pensamiento Albor.
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