Así estudian los niños más listos del mundo
El informe PISA acaba de certificar que los finlandeses son los mejor preparados. Belén Laspra, una asturiana residente en el país nórdico, cuenta cómo es su sistema
09.12.07 - JORGE RODRÍGUEZ
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ESCOLARES. Un grupo de niños finlandeses atiende a la lección impartida por su profesor durante una clase en una aula. / E. C.
ALGUNOS DATOS
A los siete años, los niños finlandeses aprenden a leer y ven la tele visión en versión original.
Su buen rendimiento en lectura se explica por la coordinación entre familia y la escuela.
Subvención estatal. Cada alumno recibe 259 euros mensuales para el estudio y 201 en concepto de vivienda en la universidad.
El 34% de la población entre 25-64 años tiene estudios superiores.
El mayor índice de difusión de prensa en la UE, en torno a los 450 ejemplares por cada 1.000 habitantes.
Las clases universitarias se centran en ciclos de conferencias y ensayos sobre las bibliografías.
Esikoulu (5-6 años), Peruskoulu (desde los 7 hasta los 15-16), Lukio (16-19 años) e Yliopisto (Universidad). No es un jeroglífico, un juego de palabras o una combinación de términos desconocidos. Son las cuatro etapas en las que se divide la educación del país que más la cuida y que mejores resultados obtiene entre sus escolares. Al menos eso concluye el último informe PISA, un estudio de evaluación realizado en 57 países de todo el mundo. El estado nórdico cuenta con los alumnos más aplicados de todo el mundo, cómo lo demuestra el liderazgo en cada una de las competencias analizadas, excepto en comprensión lectora, donde Corea les supera. España, sin embargo, necesita mejorar y Asturias, pese a que algunos datos no son tan alarmistas como la media nacional, también está 'verde' en la materia.
¿Por qué Finlandia está en el primer puesto? Belén Laspra, una ovetense de 25 años licenciada en Filosofía se encuentra en la localidad finlandesa de Tampere cursando sus estudios de doctorado al mismo tiempo que hace un máster. Desde su privilegiada posición cuenta algunos de las rasgos específicas de la enseñanza del país escandinavo. «Para los fineses, la educación ha de ser igualitaria y gratuita. Hay una fuerte concienciación al respecto, y prácticamente no existe educación privada», comenta. Primera diferencia de dos sistemas, que como ella reconoce, no tienen nada que ver.
Subvenciones
«Aquí, toda la educación está subvencionada por el Estado, aunque los impuestos son más altos». Ideales igualitarios que, según ella, cada vez están más amenazados por la Unión Europea y por la carestía creciente de los estudios universitarios. Dice Belén que la vida de un alumno finés «es el paraíso de los estudiantes españoles, sobre todo porque al cobrar del Estado «no tienen que esperar hasta los 30 para independizarse». Una libertad que bajo su punto de vista tiene algunos inconvenientes, como la dirección contraria que sigue este modelo respecto al concepto de familia: «Al obtener la independencia tan pronto no cultivan los valores familiares». Aunque Yliopisto (Universidad en finlandés) es el último paso, antes hay toda una formación, no sólo escolar, sino cultural. Esto se aprecia en infinidad de detalles, como por ejemplo, en la televisión. «En España está mucho más degenerada»-dice- y aunque a Finlandia también ha llegado la telebasura, parte con ventaja. La pequeña pantalla no traduce ningún programa extranjero, lo que facilita que los niños se familiaricen con otras lenguas, especialmente el inglés, desde que son pequeños. Sin embargo, España presume de ser el país con el mejor doblaje del mundo.
El dominio del idioma anglosajón llega a tal punto que «rara vez se encuentran libros, películas y revistas traducidos al finés. Usan el inglés y de ahí su alto nivel. E incluso si no tienes un buen dominio de él no se puede acceder a estudios superiores». Los elevados índices de lectura y de difusión en prensa contribuyan a pintar un paisaje bien distinto al habitual en Asturias y en España.
Aunque posiblemente una de las claves esté en la exigente y completa formación de los profesores, un empleo de alta consideración en Finlandia. Después de superar dos exigentes pruebas -para acceder a la primera se debe superar el 9 en Bachillerato y en la reválida, se inicia el largo camino de la Universidad. Luego, para conseguir la titulación de maestro, se exige un mínimo de seis años de formación, 6.400 horas de estudio y una tesis como proyecto final. Una vez titulados, los mejores profesores son seleccionados por los directores del centro para dar clases a los alumnos más jóvenes.
Pero, ¿por qué España está abajo y Finlandia tan arriba? Quizás la explicación radique en que «existe un fuerte sentido de la responsabilidad» y en la idea de que la educación es uno de los pilares que sostiene el desarrollo de un país», explica Belén Laspra. BELÉN LASPRA
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