El otoño azteca de Lolita Bosch
La escritora catalana presenta dos nuevos títulos y dirige en Barcelona el festival Fet a Mèxic
XAVIER THEROS 30/09/2007
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Lolita Bosch es una de esas personas que se entusiasman con las cosas que hacen. Hija de una familia creativa (su padre fue integrante de los Peruchos, un grupo de culto en los años setenta), se acostumbró desde pequeña a viajar. Desde entonces, India, Estados Unidos y México han sido etapas de un recorrido que está lejos de terminar. Y ésa es la noticia. Lolita Bosch (Barcelona, 1970) se para y nos enseña sin prejuicios su fascinación por México, a través de sus dos últimos libros y de un festival literario del que es directora.
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La antología 'Hecho en México' es un 'collage' con poemas, relatos e incluso letras de corridos
El protagonista de su último libro propuso construir un piso flotante sobre la capital
Cuenta ella que se enamoró del país centroamericano en la adolescencia, tras descubrir la novela Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Y terminó viviendo en él durante 10 años. Quizá porque es un lugar que "todavía se sobrecoge ante la imaginación y donde la modernidad ha estado siempre en la mente de sus habitantes. Donde una señora aún puede entrar en un taxi y comentar: '¡Hay que ver qué bonito suena el ruido del motor!".
México es el gran protagonista de su último libro, Insólita ilusión, insólita certeza (Mondadori), también publicado en catalán por la editorial Empúries e ilustrado por Elisenda Estrems. Es una novela corta que narra la historia de Joaquín Cantolla y Rico, una especie de Fitzcarraldo visionario que fue telegrafista y diseñador de ingenios aerostáticos, sin complejos. Y es que "México no se avergüenza de México", nos aclara Lolita. Allí existe "un orgullo por ser quien se es que no se opone a nadie". Por eso Cantolla no fue un Montgolfier cualquiera. Cantolla era mexicano, así que no se le ocurrió mejor idea que proponer la construcción de un segundo piso flotante sobre el Distrito Federal, sostenido por grandes globos y anclado con gruesas cadenas al suelo capitalino. Idea descabellada en cualquier otro lugar del planeta que no fuese México.
A Lolita Bosch le apasionan el urbanismo y la arquitectura, que son "una forma de poner la imaginación en práctica". Por eso, tras encontrar por casualidad al personaje, comenzó a frecuentar las hemerotecas hasta recomponer su peripecia. Cantolla "pertenecía a la primera generación de mexicanos que nacieron mexicanos". En la nueva nación "todo estaba por hacer, así que se podía hacer cualquier cosa" y los mexicanos aprendieron a confiar en su destino, incluso en el caótico y desorbitado DF, "una ciudad violenta y peligrosa, pero en la que todo tiene su razón y donde los atracadores -"disculpe que lo moleste"- te roban de usted".
De esta forma, el infructuoso peregrinar de Cantolla presentando su proyecto a cada nuevo amo del país -víctima de toda clase de calamidades- se convierte en el relato de una generación que derrochó optimismo. Quizás porque, como le gusta decir a la escritora catalana, "los mexicanos tienen la conciencia de poseer una historia limpia. Se independizaron de España, tuvieron el primer presidente indígena de América, fueron la primera revolución del siglo XX y, en tiempos del presidente Cárdenas, abrieron generosamente sus puertas al exilio republicano".
De eso también habla Hecho en México (Mondadori), una recopilación de autores mexicanos que pretende ser un panorama caleidoscópico, a través del cual Lolita Bosch hace un repaso integral a la literatura azteca en el que caben letras de corridos, poemas, fragmentos de diccionario, relatos y artículos periodísticos. "Me paso la vida recomendando lecturas, así que, más que una antología, es un collage, un libro hecho de libros". Un trabajo que muestra la riqueza y variedad de un país con una gran continuidad literaria, donde distintas generaciones de escritores hablan entre sí de literatura, donde se confía mucho en la gente joven y donde la gente lee mucho más que aquí. "En México ser ignorante está muy mal visto".
Hecho en México reúne autores conocidos con jóvenes promesas, alguno de los cuales podemos conocer en vivo en Barcelona hasta el 6 de octubre, gracias al festival Fet a Méxic, que, tomando como origen esta antología, convocará a medio centenar de escritores de ambos lados del océano para reflexionar sobre el oficio literario.
Aunque Lolita Bosch, directora también del festival, aclara que "México es el interlocutor, no el tema". Por eso, alejándose de los figurones, pretende ser "un panorama sin nostalgias, al que acudirán cronistas, prosistas, poetas, críticos, editores y lectores". Entre ellos, mucha gente joven, que tendrá la oportunidad de compartir puntos de vista sin jerarquías. Lolita destaca que se trata del "festival más pobre de Europa, donde nadie cobra por venir y que se ha hecho enteramente por amor a México", respondiendo así a la corriente de cariño que aún existe entre la república centroamericana y Cataluña. "Hasta los novelistas dormirán y comerán en el mismo sitio que los poetas", enfatiza.
Un festival donde, como dice Lolita, "no viene gente antipática, sólo escritores dispuestos a comunicarse". Y que cuenta con la colaboración de María Fernanda Álvarez, que coordinará la muestra editorial; David Colmenares, que será el responsable del blog, y Enrique Díaz Álvarez, que asumirá la responsabilidad de los audiovisuales. Asimismo, el grafismo es de Carlos Casadessús y la imagen de Alejandro Magallanes, autor del cartel.
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