Recordemos esos axiomas, tal como ellos son expuestos por Max Scheler:
La existencia de un valor positivo es ella misma un valor positivo;
la existencia de un valor negativo es ella misma un valor negativo;
la no existencia de un valor positivo es ella misma un valor negativo y
la no existencia de un valor negativo es ella misma un valor positivo.
Se cumple en esto la relación matemática: signos iguales (en este caso ónticos y axiológicos) dan lugar a signo positivo, y signos distintos a signo negativo. A una mirada ligera pueden aparecer como demasiado obvios o tautológicos. Sin embargo, ahí está la fuente de uno de los mayores descubrimientos en la historia de la ética: que los valores morales presuponen siempre valores extramorales a los cuales van necesariamente referidos.
La ética convergente propone el reemplazo de los axiomas de Brentano (y de Scheler) por los que de-nomina "axiomas deontoaxiológicos -o si se prefiere, con mayor precisión, onto-deóntico-axiológicos- de los principios diacrónicos", para apartar la apariencia de tautología. Resulta efectivamente decisivo tener en cuenta la dicotomía deontoaxiológica, no considerada de manera explícita por Brentano ni por Scheler, si bien las expresiones usadas en sus axiomas esconden una alusión a lo deóntico. La referencialidad de los valores morales a valores extramorales, descubierta por Scheler, viene a indicar que aquellos "se dan" cuando el agente "tiende" a la realización de estos últimos; pero tal relación sólo puede entenderse si pasa por un "deber ser". El valor moral se apoya en un deber ser, como ya lo había visto Kant, y sin embargo Scheler tiene asimismo razón, porque ese deber ser se funda a su vez en un valor extramoral. Lo que se logra con los axiomas deontoaxiológicos es poner de relieve esa complejidad, explicitando el aspecto deóntico.
Los axiomas deonto-axiológicos serían los siguientes:
Lo bueno, si existe, debe conservarse (principio C).
Lo bueno, si no existe, debe realizarse (principio R).
Lo malo, si existe, debe cambiarse (o destruirse) (principio R).
Lo malo, si no existe, debe omitirse (o evitarse) (principio C).
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