Esto no es una reseña sobre el libro de un sociólogo. Es una columna política para comprender qué está pasando en España, aquí y ahora, a través de la lectura de la última obra de Amando de Miguel. Este nombre es un símbolo. En efecto, decir Amando de Miguel es nombrar el símbolo de la sociología española. Memorias y desahogos (Infova) es el título de su último libro. Es una obra extraordinaria, naturalmente, por comparación con otras grandes obras de su género. Es un libro tan auténtico y sincero como el Ulises criollo, libro central de la literatura memorialista del siglo veinte, del mexicano José Vasconcelos. Grandioso es su pesimismo, analítico y preciso, incluso comparado con el más grande pesimista de España, Pío Baroja. Es también un libro exquisito de escritura comparado con las Memorias inmemoriales del gran Azorín. Y, por supuesto, es un libro de memorias tan sutilmente sociológico como el que en su tiempo escribió Raymond Aron, el mejor sociólogo francés del siglo veinte.
No son sin embargo esas razones, o quizá motivos estéticos, suficientes para exhortarles a la lectura de este libro. No, no, no se trata de acumular argumentos para que compren el libro, sino de mostrarles que sin su lectura no entenderán qué está pasando en España. Es precisa su lectura para entender que tenemos problemas insolubles, por ejemplo, el de los nacionalismos. También nos ayudará a descubrir los terribles pozos negros sobre los que asienta sus reales el Gobierno más sectario e inútil de la España contemporánea. Y, sobre todo, es necesario que lo lean con urgencia para interpretar por qué los sindicatos españoles convocan una huelga general sin otro fundamento que seguir manteniendo sus privilegios.
La huelga de estos sindicatos, palmeros del Gobierno, está tan mal planteada como perversa es su intención, a saber, mantener la incultura política autoritaria de origen franquista. Es, sin duda alguna, el actual sindicalismo español una de las peores supervivencias corporativista del franquismo. Mientras esos sindicatos no sean sustituidos por verdaderas asociaciones profesionales, plenamente independientes de los partidos y sin subvenciones del Gobierno, viene a decir Amando de Miguel, no existirá una cultura política de carácter democrático. He aquí, pues, un argumento más para leer este libro y, de paso, para no secundar la huelga de los sindicatos más reaccionarios de Europa.
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