“La filosofía debe servir para ir a comprar el pan”: entrevista con Lolita Bosch
por Marta Aponte Alsina
Lolita Bosch, la escritora prestigiosa que nació en Barcelona en 1970, y ha vivido mucho tiempo en México, Estados Unidos y la India, es la misma Lolita Bosch que no sólo lee vorazmente, sino que vive en los libros y los abre y los comparte como si fueran espacios públicos. Porque es una mujer de conciencia, motivada por una convicción personal: “el arte salva”. Con esa certeza arraigada en sus vivencias, propone iniciativas transformadoras.
Esta Lolita me regaló una hora entre sus múltiples ocupaciones cotidianas (un taller de novela; la escritura que la ocupa, y que es su trabajo). Con intensidad, hablamos de tres proyectos: el recién concluido Fet a Amèrica, encuentro de novelistas latinoamericanos en Barcelona; el blog “Nuestra Aparente Rendición”, una respuesta a la violencia en México; y una iniciativa que promueve la formación de bibliotecas en comunidades e instituciones en América Latina.
Primero, el encuentro de novelistas convocado por un grupo de lectores, el Colectivo Fu (así llamado porque fu es un fonema común a todas las lenguas), que en esta ocasión, además de Lolita, contó con el trabajo de María Fernanda Álvarez, Beatriz Patraca Dibildox y Paz Balmaceda. María Fernanda y Beatriz, además de ser muy jóvenes, son editoras y lectoras apasionadas; Paz es una crítica chilena más joven aún. Tiene 25 años y mucha inteligencia. Logró armar en dos meses un libro de entrevistas con los escritores participantes: 18 escritores: la novela latinoamericana contemporánea (Editorial Barataria, 2010).
Le pregunto a Lolita qué impresiones se lleva del encuentro de novelistas que estuvo motivado, según leía la convocatoria, por la curiosidad y la ignorancia:
-Menos ignorancia y más curiosidad. La idea era, no tanto traer a gente que nosotros ya conocíamos o que los lectores ya conocían, sino que basándonos en nuestra curiosidad literaria, y partiendo de que la mayoría de las cosas no las conocemos, empezamos a buscar autores. Cada autor aportó sus lecturas, una cantidad de nombres que queremos leer, y sobre todo su literatura nacional. La curiosidad no era tanto por conocer autores, sino por ver nuestro idioma, que creo es lo único que tenemos en común, porque venimos de tradiciones muy distintas. Compartimos lecturas mastodónticas. Nadie puede escribir sin haberse leído a Rulfo y a Faulkner, por ejemplo. Es la tradición literaria de la humanidad. Pero, sí que cada uno conoce sus literaturas nacionales, esto era importante. Luego, por otro lado, la curiosidad era ver hasta dónde es capaz de llegar el español, es decir, qué es capaz de hacer el lenguaje.
-¿Qué distingue a este encuentro de escritores?
-Buscábamos gente que se atreviera, es una frase de Deleuze, a violentar el lenguaje. Gente que se atreviera a tener una relación muy íntima, casi física con el lenguaje. No es tanto un rasgo generacional. Lo que a mí me interesa en la escritura es una relación casi orgánica con el lenguaje. Una de las escritoras que más la muestra es Marosa Di Giorgio. Creo que la nueva generación quiere hacer ver que hace esto, que es su proceso vital, pero no lo es. No tiene que ver con generaciones, tiene que ver con el respeto y el miedo y la reverencia que uno le tenga al lenguaje.
-¿Es eso lo que tú te llevas y lo que se llevan los organizadores, un poco corroborar ese dato, eso que estabas buscando, la existencia de este tipo de escritura, el hecho de que cruce generaciones y países?
-Por un lado me gusta ver que este tipo de escritores puedan hablar entre ellos. Son escritores que suelen estar mucho más aislados.
- Los raros…
- Los orgánicos, diría yo. Los que tienen esa relación íntima, orgánica, mineral, con el lenguaje. Es distinto verlos reunidos. Normalmente en un congreso te encuentras uno o dos. El resto es lo que yo llamo escritor espectáculo, que a mí me molesta mucho es lo que sueles encontrar en los congresos. Poner en comunicación a dos personas inteligentes, escucharlos, es un placer, esto a mí me emociona. Y luego creo que le hace mucho bien a la literatura. Hemos recibido cartas y correos personales diciendo “gracias por traer a esta gente, qué alegría saber que la literatura sigue siendo un arte respetado”. Hay muchos lectores para escritores de este tipo, creo que hay muchos.
-¿Sí? ¿Cuántos?
-Pues en Barcelona se calcula que 10,000. Se calcula que la población que consume buena literatura, buen cine, buen teatro, son los mismos 10,000 que siempre van a todos sitios.
- Ustedes son como un movimiento “de base”: María Fernanda Álvarez, Beatriz Patraca Dibildox, Paz Balmaceda. Son pocas, no tienen vínculos institucionales.
- Yo funjo como lectora total, nos gusta mucho leer, y es una pasión que compartimos. La curiosidad y el gusto de lectura son muy similares.
- Tienes muchos intereses y has publicado mucho en los últimos años.
- Sí, he publicado muchas cosas que escribí en México.
-¿Ahora mismo hay un proyecto que te atraiga más?
-El blog “Nuestra Aparente Rendición”. Escribo cada día religiosamente, hasta las dos de la tarde, es como mi trabajo. Pero yo, que crecí en México en los años hacia el final del PRI, noto la diferencia. En México los intelectuales son los que hacen la función de faro público: la UNAM, Villoro, era Monsiváis, Margo Glantz. Esa misión, que aprendí allí me importa mucho: la función política del escritor politizado, socializado. No tiene por qué estar en su trabajo, en mi trabajo yo diría que no está, pero sí en la responsabilidad social; sólo porque tengo el privilegio de tener más voz pública que mucha gente.
-Esa función también entra en contradicción con el escritor "de moda", que se empaca como un producto.
-Y es coyuntural y efímero. Pienso que el papel del escritor en América Latina es realmente muy importante. Yo estudié filosofía y literatura. Me interesa tanto la literatura como el pensamiento. La literatura casi como filosofía. Adorno decía que la filosofía debía servir al final, para ir a comprar el pan, no para sentarse en un aula de la escuela de Frankfurt, sino para llegar a comprar el pan. Creo que la literatura puede servir para eso, y en países de América Latina mucho más. Entonces hay proyectos que son concretos y útiles. Por eso me interesa el Colectivo Fu. Fet a Amèrica es un proyecto útil: sube el listón de los lectores, crea cultura, crea diálogo.
-Antes de entrar en los pormenores del blog háblame sobre el proyecto de las bibliotecas, otra iniciativa del Colectivo Fu.
- Les pedimos a tres lectores muy buenos que nos dijeran -pregunta difícil- cuáles son los 300 libros que una buena biblioteca debería tener. Les pedimos que los pensaran para un lugar en el que un libro pueda, de verdad, cambiarle la vida a alguien. El primer lector fue Juan Marsé. Juan nos hizo una lista entrañable, a mano, de los 333 libros que él creía que debía tener una biblioteca de prisión de castigo en Colombia, La Tramacúa, y nos ayudó a hacer unos itinerarios de lectura. En esa cárcel los presos tienen derecho a pasar de una a 13 horas en el patio. El resto del tiempo, de 11 a 23 horas, están aislados. Hemos conseguido que se abra un programa llamado Libroterapia, y hemos recolectado el doble de los libros que pedíamos. El proyecto se llama “Libros para la Tramacúa”. Tramacúa, en el lenguaje de esa zona de Colombia significa gigante. Es una prisión muy grande. El plan de lectura es el mismo para los miembros de las FARC, para paramilitares, para bandidos, para narcotraficantes.
-¿Entonces los libros van acompañados de un plan de lectura y van a tener recursos relacionados en las prisiones?
-Yo voy a acompañar los libros para asegurar que entran y se quedan y luego nos han dicho que los mismos presos los podrán gestionar, y que todos tienen derecho a unas hojas para seguir su plan de lectura. Es mucho en la vida de ellos. Los de las FARC tienen penas de diez años, los paras tienen penas muy largas, los narcos menos.
-¿Hay otras bibliotecas en formación?
-Le hemos pedido a la editora de SM en catalán que haga una selección de libros para la Fundación Lydia Cacho para mujeres maltratadas y niñas que han sido vendidas para la prostitución. En México, en Ciudad Juárez y Cancún, Lydia Cacho, una mujer muy valiente, periodista y escritora mexicana, ha hecho un refugio para niñas que fueron vendidas, cuya virginidad fue vendida, y para mujeres maltratadas y sus hijos. La tercera biblioteca, cuya asesoría ya recibimos y que finalmente será un programa de alfabetización que hizo Cuba, es para una comunidad indígena en el Perú, donde aprenden a escribir con un palo en el suelo, porque no tienen papeles.
A Lolita le interesa organizar un encuentro de escritores que escriben en catalán con escritores de América Latina. Será, como todos los encuentros que ha organizado el Colectivo Fu, un proyecto pequeñito. Hay mucha gente dispuesta a trabajar “por amor al arte”. Para colaborar con el Fet a Amèrica llamaron muchos estudiantes. Según Lolita hay mucha gente así en el mundo.
-En el anterior encuentro Fet a México trabajamos más de 200 personas. No cobra nadie, nada, ni un peso. Pero es muy gratificante saber que la literatura es buena, que hay escritores que se la toman muy en serio, y que sirve. Que le sirve a un preso, que te sirve a ti, que sirve a gente tan dispar como un niño de una comunidad en el Perú y un preso paramilitar de Colombia.
-Pienso que es una respuesta al nihilismo de los tiempos. Se trafica con los módulos del mal y se escribe mal. Pero no siempre se hace buena literatura del mal. Ni se piensa en qué hacer para combatir la injusticia.
-Eso es ser cara dura. Alguien que ha visto un niño salir de una alcantarilla para pedirte un pan y no hace nada es una mala persona. Todo eso genera un problema moral sobre la posibilidad de discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Para comprender tienes que ver el espectro, profundizar en algo.
-Sobre el blog “Nuestra Aparente Rendición”, en particular los escritos que se incluirán en la sección “Mapa Latinoamericano de Nuestro Futuro”, has solicitado a escritores de diecinueve países que escriban sobre la violencia en sus países y cómo se la enfrenta. ¿De qué sirve que la gente lo lea?
-De mucho, creo. Para un niño que está en Tamaulipas y acaba de ver cómo matan a 72 personas, que alguien en Ecuador se preocupe por lo que le está pasando, sirve mucho. Un amigo me decía “es que yo ahora tengo una crisis” -que ojalá tuviera más gente- “de qué hacer, cuál es el papel del escritor en este salvajismo que estamos viviendo en México”, donde hay tribus de sicópatas sueltos.
-Eso tiene que ver con lo que decías antes sobre las bibliotecas: el sentido que tiene para alguien leer, y leer ficciones, incluso en condiciones extremas. El sentido que tuvo para escritores que estuvieron presos, como Miguel Piñero o Jean Genet.
-Pero no sólo esto. La literatura sirve, no es sólo un entretenimiento estético burgués. El arte salva y de esto estoy convencida. El poder aglutinador y total del arte, salva. Por ejemplo, ha venido un amigo colombiano a punto del llanto y me ha dicho “estos son libros para La Tramacúa. A mí me cuesta, esa gente a quienes les van a llegar los libros mataron a mi tío y para mí es un esfuerzo muy bestia hacer esto”. Y yo le decía, “es mucho mejor hacer esto que quedarte en casa pensando mataron a mi tío”. Alguien tiene que empezar a perdonar, a dialogar.
- A dejar de lamentarse o regodearse ante la visión de un mundo de las postrimerías, del final de la especie como algo inevitable.
-Fíjate que ayer releía el discurso de García Márquez, sobre la soledad de América Latina. Dijo, “hace cincuenta años vino Faulkner a este mismo escenario y dijo: me niego a aceptar la rendición del hombre”. Yo también, yo soy de Martin Luther King. Si supiera que mañana se acabará el mundo hoy plantaría un árbol.
-La situación actual en México es la que te lleva a armar el blog “Nuestra Aparente Rendición”.
- Hay que hacer algo. Creo que es muy necesario reunir voces pensantes de México. Es urgente porque el país se está desmoronando. Lo peor es el colapso de la gente. Hace poco leí un informe que dice que han aumentado las crisis psiquiátricas en un veinte por ciento. Por un lado quiero reunir a las voces críticas del país, que hay muchas, que son amigos o amigos de amigos y los he podido ir convocando, y luego, proponer temas. Ahora quiero hacer en el blog esta sección llamada “Mapa Latinoamericano”, donde se publicarán los escritos de escritores latinoamericanos. Luego quiero hacer una sobre los niños y el Narco. Se cuentan 10,000 huérfanos en seis años y seiscientos niños asesinados. Creo que hay 14,000 niños trabajando para el Narco. Esto es una animalada. Mi idea es juntarlo todo en el blog y si de ahí salen otros proyectos, qué bueno. Hay situaciones históricas y México está atravesando una terrible que de verdad los que han tenido acceso y derecho a la cultura tienen obligación con los cincuenta millones de mexicanos que viven con un dólar al día.
Yo puedo aportar que conozco a mucha gente. Cuando empezó a sonar el nombre de Lolita Bosch pensé: “esto que la gente usa para adornarse yo lo usaré para los demás”. Es como poner el nombre público al servicio de un colectivo. Esa es mi idea
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