¿Quién no ha sufrido un desengaño, una rotura, un abandono amoroso? ¿Quién no ha pensado que nada merecía ya la pena, que no podría vivir sin el ser amado, que ya nunca sería capaz de querer a otra persona?
El sufrimiento amoroso es natural, pero no hay que exagerarlo. Hoy en día la resolución o desaparición de los problemas más elementales (de salud, supervivencia, etc.) para la mayoría de la sociedad han creado nuevas patologías que llenan nuestras mentes de dolor y adicciones desconocidas hace siglos.
Pero regodearse en la desgracia, empeñarse en no salir del pozo, auto compadecerse o dedicarse a llorar por las esquinas no son las soluciones ni el camino. Hay formas de sufrir menos y convertir la amarga experiencia del desamor en un viaje más llevadero e incluso provechoso para la persona.
El psicólogo Walter Riso, especializado en terapia cognitiva y docto en bioética, ha publicado recientemente el libro Manual para no morir de amor, en el que desgrana algunos ‘consejos’ para superar las rupturas de la mejor manera posible (dentro de lo doloroso).
Cuando una persona enamorada descubre, de un día para otro, que ya no es objeto del amor de su pareja, lo mejor que puede hacer es asumirlo. Como explica Riso en una entrevista con El Confidencial, “lo más importante es el realismo afectivo”, es decir, ver las cosas como son “y matar la esperanza inútil”.
La esperanza no es lo último que se pierde
Parece duro y contradictorio decir así, a bocajarro, que lo primero que hay que hacer es precisamente perder la esperanza, pero es una de las mejores formas de evitar el “sufrimiento inútil”, el irracional.
Si conseguimos deshacernos de ese tipo de sufrimiento que sólo nos hace perpetuarnos en los recuerdos, creer que la persona amada va a volver y analizar nuestro comportamiento hasta la obsesión, tendremos gran parte del camino ya andado.
Por supuesto el dolor permanece durante un tiempo (el luto, según Riso, va de los seis meses al año, dependiendo de la cultura y de la persona), pero se puede sobrellevar. ¿Cómo? Hay que hacer un esfuerzo, poner la voluntad a trabajar, “pelear, dominar la depresión y luchar contra ella”, según Riso. “Es como cuando tienes que pincharte una medicina para sanarte, no quieres, pero tienes que hacerlo”.
En el caso del desamor, es lo mismo. Seguramente no apetezca salir, hablar con nadie, arreglarse o participar en eventos sociales. Pero hay que hacerlo, uno tiene que obligarse a sí mismo, porque quedarse en casa es una solución mucho peor que, además, seguramente nos lleve a ese “sufrimiento inútil” de recordar y hundirnos en la melancolía.
Pero hay más formas. El Manual para no morir de amor, publicado por Zenith, desmenuza los siguientes principios:
1- Aprender a perder, aunque duela
2- Si ya no te quieren, retírate dignamente
3- En los amores imposibles, la esperanza es lo primero que hay que perder
4- Evita el sesgo confirmatorio del “aún me quiere”
5- ¿Para qué humillarte? Huye de ello
6- Rodéate de gente que te ame
7- Aléjate de todo aquello que te recuerde a tu ex
8- Aplica la técnica del stop y corta por lo sano todos los pensamientos negativos
9- Si tienes hijos, únete a ellos.
10- Recuerda tanto lo bueno como lo malo, no idealices a la persona
Estos son los principales ‘remedios caseros’ para luchar contra el desamor, pero a veces resultan difíciles de aplicar. En ese caso Riso aconseja fervientemente recurrir a la ayuda profesional para ‘curarse’ de esta “enfermedad socialmente aceptada” que es el desamor. De hecho, confiesa, el 40% de las consultas en psicología tienen que ver con el dolor del corazón.
Pero hay otra técnica, de lo más popular, para olvidar a los ex: reemplazarlos. Como asegura Riso, precipitarse a buscar un sustituto o sustituta para tratar de apaciguar el corazón herido no suele ser la mejor opción. “Si el amor reciente todavía está vivo y navegando por la memoria consciente o inconsciente, la reciente adquisición no le hará ni cosquillas y no tendrá dónde ni cómo prosperar”, explica.
¿Porqué, entonces, hay tanta gente que se echa en brazos del primero que pasa? Por tres causas principales, en opinión del psicólogo: necesidad de ser amados, baja tolerancia al dolor afectivo o revanchismo. Esto provoca lo que en psicología recibe el nombre de “estrategia de Tarzán”, que consiste en encadenar una pareja con otra y no ‘soltar’ a una persona hasta que no le hayamos encontrado un sustituto, al igual que el personaje no suelta una liana hasta haberse agarrado a la siguiente.
Pero tampoco es lo más aconsejable, aunque, obviamente, cada persona es un mundo y necesita un proceso distinto.
Eso sí, si el proceso es natural y sano, las fases que experimentará la persona abandonada serán, más o menos, las siguientes: aturdimiento, intento de recuperar a la persona amada, rodeo de la depresión y, finalmente, reorganización de la vida. Así, como augura Riso, “el amor enquistado será absorbido por el organismo de manera natural y sin necesidad de martillazo alguno”.
Para entonces se habrá superado el sufrimiento, pero que nadie se crea que puede evitarlo del todo. Más allá del sufrimiento, el dolor es la ‘sanación’ que ofrece la naturaleza, y por eso es importante vivirlo y dejarlo fluir, aunque sin dejar que se desmadre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario