Juan N. García-Nieto París, s.j.
Unos apuntes de su vida.
Esta semblanza de Juan es un extracto del articulo de José Mª Rambla Blanch, s.j. en el libro: “Joan N. García-Nieto París. s.j. L’home i els seus escrits”. Centre d’Estudis Cristianisme i Justicia.
Juan N. García-Nieto París nació en Barcelona el 9 de julio de 1929 y murió en Cornellà de Llobregat (Barcelona) el 23 de julio de 1994.
Nació en el seno de una familia acomodada del mundo del comercio y de la banca. Fue el segundo de tres hermanos, entre Mª del Carmen y Ramón. La madre murió al poco de nacer el hermano pequeño. Su padre contaba con 27 años. María la hermana de éste, lo ayudó en la educación de los tres hijos.
Hasta los quince años recibió una sólida formación religiosa-humana, de disciplina estricta, forjándo una actitud de no ir nunca a medias, sino a fondo, caracteristica que perduró toda su vida. A esta edad de quince años, ingresó en el noviciado de los jesuitas. Poco a poco consolidó un espíritu generoso ofreciéndose repetidamente para ir de “misiones” en casas de la Compañía: India, Japón. Como nota destacada, en 1947, escribe una oración en una estampa de su patrón Juan Nepomuceno para que intercediera en sus deseos “misioneros”. Sus ofrecimientos no fueron acogidos y su vida transcurrió por otros caminos.
En 1953 termina sus estudios de filosofía y a continuación completa dos cursos para educación de adolescentes. Poco a poco su interés formativo se desplaza hacia la frontera social. A sus 28 años termina estudios de economía, sociología y sindicalismo en la Universidad de Deusto (Bilbao). A continuación, durante aquel verano, se une a un grupo de universitarios del SUT (Servicio Universitario del Trabajo) experimentando el trabajo con los obreros del Plan Badajoz. Transcurría el año 1957. Aunque durante su vida en Deusto ya había partcipado con luchas obreras, el trabajo en Badajoz fué el primer contacto directo y duro con los obreros.
Desde 1957 a 1961 estudia teologia en Milltown Park (Dublin) donde fue ordenado sacerdote en 1960 y seguidamente, profundiza sus conocimientos de economía y de sindicalismo en la Escuela de Economía y Política de Londres. En 1963, una vez terminada la formación religiosa propia de la Compañia de Jesus, inicia su docencia en la Escuela Superior de Administración de Empresas (ESADE) de Barcelona y entra de lleno en los movimientos católicos obreros (JOC,HOAC,ACO). Esta combinación de enseñanza universitaria y acción pastoral-social marcará todo el futuro de Juan. En ESADE continuará como profesor hasta el año 1980. Las circunstancias del país habían cambiado bastante con la muerte de Franco y la llegada de la democrácia.
Durante los años de ESADE, Juan desarrolla una actividad intensa tanto social como pastoral. El epicentro de esta actividad es Cornellà de LLobregat (Barcelona). Su relación intensa e intima con los obreros, sobre todo de los movimientos cristianos, que eran los “pobres” de la época, lleva a Juan a un cambio personal y se viene a vivir a Cornellá de LLobregat, primero a tiempo parcial, y después plenamente. Es el año 1966. Vendrán unos años de gran convulsión eclesial y política: La aplicación del Concilio Vaticano II y tensiones sociopolíticas que eclosionaran con la muerte de Franco en el 1975.
Son unos años de despertar de posturas ultraconservadoras. LLenaba las misas de los domingos en el barrio de Sant Ildefons (“la ciudad satélite”). Con su estilo profético evangélico, el Padre Juan denuncia, critica, reivindica e ilumina. Su labor va calando, presentando una forma distinta de vivir dentro de la Iglésia y del mundo. Es un cura distinto, marca un antes y un después en muchos fieles. Habla de un Evangélio encarnado al estilo de Jesús, con autoridad y valentia. Luchador contra el régimen, siempre al lado del inmigrante y obrero oprimido, al lado de sus huelgas, al lado de sus sufrimientos. No fue del agrado de los dirigentes del régimen. Era el “cura rojo”. Al declararse en 1969 el estado de excepción, su andadura fue cada vez más dificil y finalmente es detenido durante una reunión en casa de Alfons Comin, amigo y militante entrañable. Fue recluido durante cuatro meses en la casa de Ejercicios Espirituales que la Compañia tenía en Manresa, amparado por la cláusula del Concordato del Estado Español con el Vaticano. Fue un tiempo de maduración personal y, a pesar de su aislamiento, sus cartas con amigos y diferentes grupos cristianos le animaron a continuar. Muchos esperaban su regreso con los brazos abiertos.
Una vez liberado, continúa en la brecha sin miedos ni temores. Va consolidando ideas, acciones y proyectos que no cesarán hasta el fin de sus días. La comunidad de Cornellà fué un espacio predilecto de su vida, con hombres y mujeres que junto a Juan, entendían el Evangelio a semejanza de las primeras comunidades con San Pablo.
Hay muchas más cosas de Juan, seguro. Yo os invito a que completeís su vida, sobre todo aquellos que tuvisteis la suerte de convivir con él. Que escribaís del hombre de las utopías, del hombre politico, del hombre religioso, del hombre eminentemente humano, tierno y sensible, de sus cartas en la prisión. Empezad por donde querais. Gracias de antemano.
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