Puede haber distintas formas de dar sentido a tu trabajo, y éste puede ofrecerte una oportunidad única de desarrollar tu carácter y tu virtud, pero nada de eso implica que no puedas disfrutar con el mismo o que no puedas hacer algo con tus 86.400 horas (**) que te ayude a sentirte más realizado y a que tu vida tenga sentido. Pero descubrir lo que te apasiona y satisfacer las exigencias de la realidad económica de nuestra cultura actual es cada vez más difícil.
Si pudieras hacer algo, ¿qué harías? ¿Estás dispuesto a hacer algún sacrificio? ¿Estás dispuesto a renunciar al dinero y a la posición social, vivir en una casa más pequeña, o tener menos tiempo libre para dedicarlo a formarte y estudiar?
Cuando he hecho entrevistas de trabajo, siempre he planteado estas preguntas en primer lugar. Con frecuencia los candidatos tienen miedo a
responder, porque según lo que respondan podría parecer que no están interesados en el puesto. Lo cierto es que quieres que sean sinceros. Lo que pretendes es saber un poco a lo que aspiran. Puedes saber mucho de una persona sabiendo a lo que aspira.
Por supuesto, el primer paso es conocer cuáles son tus pasiones. La mayoría de las personas no lo saben. Saben lo que no quieren porque ya lo tienen o ya lo han visto. Pero pocas personas saben realmente lo que quieren. Y son menos aún las que tienen una idea clara de cuáles son sus habilidades.
¿Cuáles son tus pasiones? Reflexiona unos minutos y haz una lista. Escribe desde lo que te dicte tu conciencia. No le des muchas vueltas a las cosas. Puede que te apasione el chocolate, el béisbol o informar a la gente de lo que está provocando el aumento
masivo del cáncer. Escríbelo, escríbelo todo, escribe cualquier cosa que te entusiasme, cualquier cosa que te dé energía. Sólo tienes que escribirlo.
Cuando somos pequeños, la gente nos pregunta: “¿Qué quieres ser cuando seas mayor?” Pero me parece que hoy en día cada vez hay más adultos que se preguntan: “¿Qué voy a hacer cuando sea mayor?”
Hace un par de semanas recibí un correo electrónico de uno de mis lectores que decía: “Hoy me he dado cuenta de que estaba contando los días que faltaban para llegar al fin de semana, ¡y resulta que todavía es lunes!” ¿No es el hecho de que tantas personas deseen que pasen cinco días para obtener dos un claro indicativo de que los trabajadores de hoy en día padecen insatisfacción crónica?
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