Luis Garicano, catedrático de Estrategia y Economía en la London School of EconomicsVictor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
"El paro y las casas sin vender también son una oportunidad"
09/11/2011 - 02:15
Foto: David Airob
LLUÍS AMIGUET
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La reina pregunta
"El ladrillo ha sido nuestro petróleo: nos ha permitido olvidar que sin formación no hay futuro". Y Garicano, coautor con otros seis economistas bajo seudónimo Jorge Juan de Nada es gratis, apunta el dato: "Durante la burbuja, la prima salarial a la educación ha descendido. En este país, al contrario que en el resto de la OCDE, saber más no se paga mejor: ¿para qué estudiar?". Me cuenta cómo la reina Isabel escuchó su explicación sobre las subprime y le hizo la única pregunta de la jefa de Estado que ha trascendido: "¿Por qué no nos dimos cuenta?". "Y es una pregunta clave: muchos se percataron, pero nadie quiso o pudo ponerle remedio, porque era como sacar el champán de la fiesta".
Ahora si me despiden yo cobraría 45 días por año trabajado y usted propone que me paguen sólo 20. ¿Por qué debo aceptar su amable receta?
Porque, a menudo, cuando usted sobreprotege a alguien en realidad acaba desprotegiéndole. Usted recordará que en los setenta no se encontraban pisos de alquiler –desaparecieron del mercado– porque la ley protegía tanto al inquilino que los propietarios preferían dejar los pisos vacíos a arrendarlos.
Lo recuerdo.
Pues, del mismo modo, hoy el despido es tan caro que hay quienes tienen ese empleo sobreprotegido, pero el resto –un tercio– sufre penosa temporalidad o paro. Y usted mismo, si quiere cambiar de trabajo, no encontrará fácilmente otro. Así que tal vez no es tan buen negocio estar tan indemnizado.
¿Podría indemnizarme sin sobreprotegerme? El empleo es lo único que tengo.
Eso queremos. Y hay fórmula. El modelo austriaco le permitiría ir acumulando un fondo con cada año trabajado y, si cambia de empleo, podría llevárselo con usted a otra empresa. Y utilizar esos ahorros si le despiden o ya cuando se jubile.
No parece mala idea.
La explicamos en la Moncloa. Ese modelo permitiría proteger al trabajador sin entorpecer la movilidad laboral ni desincentivar la contratación. Pero me temo que ahora necesitamos terapias de choque urgentes...
¿A qué se refiere?
Que ya nos hemos gastado el colchón que teníamos para suavizar cualquier reforma. Ya hay que cortar en hueso: sin anestesia. Sin el margen que permite el crecimiento económico. Cuando creces, puedes repartir y contentar a todo el mundo, pero ahora, ya no es posible. Ahora será más doloroso.
No espero aumentos de sueldo, pero...
Quienquiera que llegue a Economía...
De Guindos y usted suenan.
... tendría que hacer como Roosevelt en sus primeros cien días de gobierno, cuando llegó a la Casa Blanca en plena Gran Depresión.
¡Ojalá el electo sea tan proactivo!
Hay que lanzar un gran plan de choque inmediato –Roosevelt erigió el new deal en tres meses con 15 leyes– que levante los ánimos y demuestre la capacidad de España para responder cuando se le exige.
¿Ponerse las pilas?
A saco. Estamos en una situación grave, pero curable. Pero es necesario hacer las reformas a la vez y muy deprisa. Es la única manera de poder combinar reformas y austeridad. Porque reformar cuando estás creciendo es complicado, pero lo es todavía más cuando no tienes crecimiento.
Y Roosevelt fabricó muchos dólares.
Tenían moneda propia y sobre todo hizo expansión fiscal. Lanzar planes de expansión para Europa sería estupendo –estoy de acuerdo con Krugman–, pero no podemos.
Hoy toda la UE se aprieta el cinturón.
El drama es que todos a la vez. Pero tenemos la situación que tenemos y habrá que conseguir austeridad y crecimiento.
¿Ahorrar y crecer es posible?
Habrá que conseguirlo. El primer día en la Moncloa el nuevo presidente ya deberá introducir reformas clave en el sistema financiero, el mercado laboral y la financiación autonómica y local, que son ahora mismo la causa de que el déficit esté descontrolado.
¡Vaya plan! ¡Y en 24 horas!
Y días después habría que dar a la reforma de la educación la prioridad absoluta.
¿Por qué?
Porque ahora ya no habrá un sector –como fue la construcción– que tire de todo. Hay que incentivar que la gente con ideas se ponga a trabajar y eso requiere acceso a crédito. Y una liberalización total de la apertura de negocios... ¡Que se note de inmediato!
¿Cómo?
Alguien que quiere crear empleo y abrir una tienda o un negocio no debe tener que esperar ni un solo día. Nada de inspecciones ni licencias previas ni funcionarios pidiendo papeles: se abre... ¡Ya! Y luego ya se harán las inspecciones pertinentes.
¡Está usted pisando miles de callos!
No hay alternativa. Tiene que ser un cambio que llegue a la calle en el acto. Que todos sean conscientes de que el statu quo ha cambiado radicalmente. Y lo aprovechen.
Usted hará el plan en 24 horas y en 48 le montarán una huelga general.
Wim Kok, ex primer ministro holandés, aconseja entrar a gobernar sabiendo que vas a sufrir esa huelga general. Y dejar claro que vas a reformar quieran o no. Después ya puedes sentarte a negociar. Porque si negocias antes de actuar, nunca harás nada.
¿Y la receta le funcionó a Holanda?
Hoy Holanda tiene menos del 5% de paro.
Su lección es no permitir nunca que la búsqueda de pacto impida las reformas. Después, todos deben darse cuenta de que el statu quo ha cambiado y hay una nueva y gran oportunidad de contratar y trabajar.
¿No podría crear esos nuevos empleos sin recortar los derechos de los antiguos?
Para esos empleos antiguos habría que encontrar una fórmula de transición.
¿Y así crearíamos miles de trabajos?
El paro es una lacra, pero también una oportunidad de crecer y rápido: si logras colocar parados, creas un círculo virtuoso. Con las viviendas vacías, igual: ahora son un lastre, pero no es que valgan cero, valen algo. Hay que aceptar rebajarlas y venderlas... ¡Ya! Así habrá alguien que las compre y esa es otra oportunidad de crecer rápido.
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