A propósito del artículo de opinión de Mario Vargas Llosa -publicado en EL PAÍS el 31 de julio- sobre los efectos de Internet en nuestro cerebro, me dejó un poco perpleja el hecho de que hace más de 2.400 años los pensadores griegos clásicos, y concretamente Platón, hubieran advertido de peligros semejantes, en este caso referidos a la invención de la escritura.
Concretamente en el diálogo Fedro (274c-275a) dice Platón: "La escritura conserva la sabiduría y alarga el tiempo de los hombres más allá de su propia vida, pero esta confianza en la escritura puede provocar el olvido por dejación del esfuerzo". Igual que Vargas Llosa previene sobre el riesgo de trivializar el conocimiento y carencia de profundidad en el mismo al consumirlo con una rapidez no exenta a menudo de superficialidad, Platón advierte de que los hombres que fían todo a la escritura y no ejercitan la memoria y la reflexión, "habiendo oído hablar de muchas cosas sin instrucción, darán la impresión de conocer muchas cosas, a pesar de ser en su mayoría unos perfectos ignorantes y serán fastidiosos de tratar al haberse convertido en vez de sabios en hombres con la pretensión de serlo".
No obstante, los 2.400 años transcurridos invitan al optimismo, pues no cabe duda que la escritura representó una aportación esencial al saber, como sin duda lo son Internet y las nuevas tecnologías de la comunicación, aunque ello no sea óbice para reflexionar sobre el uso que se hace de las mismas.
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