Subject: La trama masónica (4 textos)
“Yo fui masón” no es un libro de denuncia nada más, sino que es también, una historia de vida, de un agnóstico que en los momentos de prueba empieza una conversión, primeramente a la Iglesia Ortodoxa y posteriormente a la Iglesia Católica.
Descripción: Imagen quitada por el remitente.Jorge Pérez Uribe / 15 de julio de 2011.- En mayo de 2009 tuve noticias de la editorial Libroslibres de España, con textos de actualidad, uno de ellos llamó en particular mi atención. Busqué distribuidores en América, pero el único que encontré fue en Argentina, por lo que al pedir la cotización del libro en ciernes, ésta se fue a las nubes; por lo que decidí esperar a que alguna editorial mexicana lo importase directamente. Hace cerca de 15 días finalmente lo encontré en una de las librerías de “El Sótano”.
Inmediatamente inicié su lectura -y como parecía-, ésta fue sumamente amena y provechosa; ya que es un testimonio de actualidad (2008) de Maurice Caillet, médico francés que perteneció por 15 años a la Masonería de Francia, en donde fue escalando grados y adhiriéndose a diversas corrientes, como la de los Rosacruces.
Su pertenencia a la sociedad secreta lo llevó a adherirse al Partido Socialista francés, y a abandonar el ejercicio privado de la medicina por el servicio público de la misma: en donde fue ascendiendo en posiciones e ingresos; hasta que le llego el momento del cobro de la factura...
“Yo fui masón” no es un libro de denuncia nada más, sino que es también, una historia de vida, de un agnóstico que en los momentos de prueba empieza una conversión, primeramente a la Iglesia Ortodoxa y posteriormente a la Iglesia Católica.
Caillet nos devela cual es la mano que empuja los cambios legislativos en materia de control de la natalidad, aborto y eutanasia. Interesante me pareció también la formación de logias de homosexuales y lesbianas, que constituyen actualmente los “grupos de asalto” en la lucha contra la Iglesia Católica y el derrumbe de la moral “de antaño”.
El libro de 188 páginas es lectura obligada para quiénes quieren entender los lineamientos de la ONU, de la Unión Europea, de ciertos partidos y asociaciones ocultistas, agnósticas y new age; así como el cambio de mentalidad que en base al relativismo y la laicidad se busca implantar en la sociedad occidental.
Confesiones de un antiguo masón
ZS08110612 - 06-11-2008
http://www.zenit.org/article-29082?l=spanish
Maurice Caillet, venerable de una Logia francesa, revela secretos en “Yo fuy masón”
MADRID, jueves, 6 noviembre 2008 (ZENIT.org).- Maurice Caillet, venerable de una Logia francesa durante 15 años, desvela secretos de la Masonería en un libro recién publicado por "LibrosLibres" con el título "Yo fui masón".
Rituales, normas de funcionamiento interno, juramentos y la influencia en la política de esta organización secreta salen ahora a la luz, en particular las implicaciones del juramento que obliga a defender a otros "hermanos" masones.
El volumen desvela también la decisiva influencia de la Masonería en la elaboración y aprobación de leyes, como la del aborto, en Francia, de la que él, como médico, participó activamente.
Caillet, nacido en Burdeos (Francia) en 1933, especializado en Ginecología y Urología, practicó abortos y esterilizaciones antes y después de que gozasen de amparo legal en su país. Miembro del Partido Socialista Francés, llegó a alcanzar cargos de relevancia en la Administración sanitaria.
--¿Cuándo entra usted oficialmente en la Masonería?
--Maurice Caillet: A principios de 1970 me convocaron para una posible iniciación. Yo lo ignoraba prácticamente todo acerca de lo que me esperaba. Tenía 36 años, era un hombre libre y nunca me había afiliado a sindicato ni partido político alguno. Así pues, una tarde, en una discreta calle de la ciudad de Rennes, llamé a la puerta del templo, cuyo frontón estaba adornado por una esfinge de alas y un triángulo que rodeaba a un ojo. Fui recibido por un hombre que me dijo: "Señor, ha solicitado ser admitido entre nosotros. ¿Su decisión es definitiva?, ¿está usted dispuesto a someterse a la pruebas? Si la respuesta es positiva, sígame". Hice un gesto de aquiescencia con la cabeza. Me puso entonces una venda negra sobre los ojos, me cogió por el brazo y me hizo recorrer una serie de pasillos. Empecé a sentir cierta inquietud, pero antes de poder formularla oí cómo se cerraba la puerta detrás de nosotros...
--En su libro "Yo fui masón" explica que la masonería fue determinante en la introducción del aborto libre en Francia en 1974.
--Maurice Caillet: La elección de Valéry Giscard d'Estaing como Presidente de la República francesa en 1974 llevó a Jacques Chirac a ser elegido Primer Ministro, teniendo éste como consejero personal a Jean-Pierre Prouteau, Gran Maestre del Gran Oriente de Francia, principal rama masónica francesa, de tendencia laicista. En el Ministerio de Sanidad colocó a Simone Veil, jurista, antigua deportada de Auschwitz, que tenía como consejero al doctor Pierre Simon, Gran Maestre de la Gran Logia de Francia, con el cual yo mantenía correspondencia. Los políticos estaban bien rodeados por los que llamábamos nuestros "Hermanos Tres puntos", y el proyecto de ley sobre el aborto se elaboró con rapidez. Adoptada por el Consejo de Ministros en el mes de noviembre, la ley Veil fue votada en diciembre. ¡Los diputados y senadores masones de derechas y de izquierdas votaron como un solo hombre!
--Usted comenta que entre los masones hay obligatoriedad de ayudarse entre sí. ¿Sigue siendo hoy así?
--Maurice Caillet: Los 'favores' son corrientes en Francia. Ciertas logias tratan de ser virtuosas, pero el secreto que reina en estos círculos favorece la corrupción. En la Fraternal de los Altos Funcionarios, por ejemplo, se negocian ciertas promociones, y en la Fraternal de Construcciones y Obras Públicas se reparten los contratos, con consecuencias financieras considerables.
--¿Usted se beneficio de esos favores?
--Maurice Caillet: Sí. El Tribunal de Apelación presidido por un "hermano" se pronunció sobre mi divorcio ordenando costas compartidas, en lugar de ponerlas todas a mi cargo, y redujo la pensión alimenticia a la ayuda que debía prestar a mis hijos. Tiempo después, tras tener un conflicto con mis tres socios de la clínica, otro "hermano masón", Jean, director de la Caja de la Seguridad Social, al enterarse de este conflicto, me propuso asumir la dirección del Centro de Exámenes de Salud de Rennes.
--¿Afectó a su carrera profesional el abandono de la masonería?
--Maurice Caillet: Desde entonces no he encontrado un puesto en ninguna administración pública o semipública, a pesar de mi rico currículum.
--¿En algún momento tuvo amenazas de muerte?
--Maurice Caillet: Tras ser despedido de mi puesto de trabajo de la administración y comenzar a pleitear contra dicha decisión arbitraria, recibí la visita de un "hermano" de la Gran Logia de Francia, catedrático y secretario regional de Fuerza Obrera, quien me dijo con la mayor frialdad que si pleiteaba ante la magistratura laboral ‘ponía en peligro mi vida' y él no podría hacer nada para protegerme. Nunca imaginé que podría estar amenazado de muerte por conocidos y honorables masones de nuestra ciudad.
--Usted era miembro del Partido Socialista y conocía a muchos de sus "hermanos" que se dedicaban a la política. ¿Podría decirme cuántos masones hubo en el Gobierno de Mitterrand?
--Maurice Caillet: Doce.
--Y, ¿en el actual de Sarkozy?
--Maurice Caillet: Dos.
--Para un ignorante como yo, ¿podría decirme cuáles son los principios de la masonería?
--Maurice Caillet: La masonería, en todas sus obediencias, propone una filosofía humanista, preocupada ante todo por el hombre y consagrada a la búsqueda de la verdad, aun afirmando que ésta es inaccesible. Rechaza todo dogma y sostiene el relativismo, que coloca a todas las religiones en un mismo plano, mientras que desde 1723, en las Constituciones de Anderson, ella se erige a sí misma en un plano superior, como "centro de unión". De ahí se deduce un relativismo moral: ninguna norma moral tiene en sí misma un origen divino y, en consecuencia, definitivo, intangible. Su moral evoluciona en función del consenso de las sociedades.
--Y, ¿cómo encaja Dios en la masonería?
--Maurice Caillet: Para un masón, el concepto mismo de Dios es especial, y eso si es que se le menciona, como en las obediencias llamadas espiritualistas. En el mejor de los casos es el Gran Arquitecto del Universo, un Dios abstracto, pero solamente una especie de "Creador-maestro relojero", como le designa el pastor Désaguliers, uno de los fundadores de la masonería especulativa. A este Gran Arquitecto se le reza, si se me permite la expresión, para que no intervenga en los asuntos de los hombres, y ni siquiera se le cita en las Constituciones de Anderson.
--¿Y el concepto de la salvación?
--Maurice Caillet: Como tal no existe en la masonería salvo en el plano terrenal: es el elitismo de las sucesivas iniciaciones, aunque éstas puedan considerarse pertenecientes al ámbito del animismo, según René Guènon, gran iniciado, y Mircea Eliade, gran especialista en religiones. Es, también, la búsqueda de un bien que no se especifica en ninguna parte... puesto que la moral evoluciona en la sinceridad, la cual, como todos sabemos, no es sinónimo de verdad.
--¿Cuál es la relación de la masonería con las religiones?
--Maurice Caillet: Es muy ambigua. En principio, los masones proclaman con firmeza una tolerancia especial hacia todas las creencias e ideologías, con un gusto muy marcado por el sincretismo, es decir, una coordinación poco coherente de las diferentes doctrinas espirituales: es la eterna gnosis, subversión de la fe verdadera. Por otra parte, la vida de las logias, que ha sido mía durante 15 años, revela una animosidad particular contra la autoridad papal y contra los dogmas de la Iglesia católica.
--¿Cómo comenzó su descubrimiento de Cristo?
--Maurice Caillet: Yo era racionalista, masón y ateo. Tampoco estaba bautizado, pero mi mujer Claude estaba enferma y decidimos ir a Lourdes. Mientras ella estaba en las piscinas, el frío me obligaba a refugiarme en la Cripta, donde asistí, con interés, a la primera misa de mi vida. Cuando el cura, al leer el Evangelio, dijo: ‘Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá', se produjo un choque tremendo en mí porque esta frase la oí el día de mi iniciación en el grado de Aprendiz y la solía repetir cuando, ya Venerable, iniciaba a los profanos. En el silencio posterior -pues no había homilía- oí claramente una voz que me decía: ‘Bien. Pides la curación de Claude. Pero ¿qué ofreces?'. Instantáneamente, y seguro de haber sido interpelado por Dios mismo, sólo me tenía a mí mismo para ofrecer. Al final de la misa, acudí a la sacristía y pedí Inmediatamente el bautismo al cura. Éste, estupefacto cuando le confesé mi pertenencia masónica y mis prácticas ocultistas, me dijo que fuera a ver al arzobispo de Rennes. Ese fue el inició de mi itinerario espiritual.
Más información sobre "Yo fui masón" en www.libroslibres.com
Masonería, laicismo y catolicismo
ZS07040305 - 03-04-2007
http://www.zenit.org/article-23206?l=spanish
Entrevista a Manuel Guerra, autor de «La trama masónica»
BURGOS, martes, 2 abril 2007 (ZENIT.org).-¿Es cierto que existe una conspiración masónica? ¿Católico y masón, compatible? ¿El Parlamento Europeo está dominado por masones? Son preguntas que el profesor Manuel Guerra, autor de veinticinco libros sobre sectas y otras cuestiones, se ha formulado y intenta responder en las 444 páginas de «La trama masónica», de Styria Ediciones.
Manuel Guerra Gómez (Villamartín de Sotoscueva, 1931) es doctor en filología clásica y en teología patrística y miembro de la Real Academia de Doctores de España.
El profesor Guerra ha sido presidente de la Facultad de Teología del Norte de España, sedes de Burgos y Vitoria.
«El método masónico, íntimamente unido al laicismo, refleja el relativismo historicista y conduce al relativismo socio-cultural promoviéndolo», afirma a Zenit.
--La famosa conspiración masónica con el poder, ¿es un tópico?
--Guerra: Hay que distinguir entre masonería y masones. La masonería en cuanto tal y en teoría no aspira a poseer el poder o, al menos, a tenerlo al servicio de sus principios e intereses.
Pero, de hecho, los masones están presentes en casi todos los organismos internacionales decisorios y en las multinacionales de poder económico y político.
Es lógico que traten de hacer presentes sus principios ideológicos (relativismo, laicismo, gnosis) dondequiera que se hallen y desde sus puestos hacia fuera por irradiación.
Además, en el mundo anglosajón y en los países nórdicos, en Turquía, etc., no es que aspiren a tener el poder, es que son el poder.
Así ocurre cuando el rey es el Gran Maestro de la Gran Logia Unida de Inglaterra (GLUI) y de las más de 150 Grandes Logias (una en cada nación, en EE-UU una en cada Estado). En el año 1995, la GLUI contaba con 750.000 miembros en 8.000 logias de todo el mundo.
Además, como impera el secreto, no hay modo de precisar dónde actúan y hasta dónde llega su influjo directo, mucho menos el indirecto.
El gobierno de Tony Blair ha impulsado un movimiento que reclama la obligación de los masones a declarar su pertenencia a la masonería, sobre todo si son funcionarios del Estado, especialmente en la judicatura y en la policía. Es encomiable la respuesta de más de 1.400 jueces ingleses que han declarado voluntariamente su afiliación a la masonería. Evidentemente son muchos más.
Tras el affaire de la logia encubierta P2 (Licio Gelli) los funcionarios italianos en determinados ámbitos de la administración pública, si son masones, están obligados a declararlo o, en caso contrario, se exponen a perder su puesto (ley del año 1983 de la región de Toscana con Florencia como capital).
--El famoso 60% de masones en el Parlamento Europeo, ¿es un dato cierto?
--Guerra: Este porcentaje o uno similar es el asignado por Josep Corominas, Gran Maestro de la Gran Logia de España (GLE) hasta marzo del 2006. El 9 de febrero de 2007 ha abandonado la GLE aunque afirma seguir siendo masón y desea ser considerado como tal.
¿Una nueva escisión y Obediencia masónica o su incorporación a otra de las ya existentes? De hecho todas las propuestas cuestiones familiares, bioéticas, en disenso con la doctrina de la Iglesia e incluso con la ley natural han sido aprobadas por el Parlamento Europeo. Recuérdese también el caso del italiano Rocco Buttiglione rechazado por la mayoría laicista.
--En Roma se acaba de celebrar un congreso en el que se recuerda la incompatibilidad entre catolicismo y masonería, pero se invita a dialogar con los masones en asuntos socio-culturales. ¿Cómo se hace eso?
--Guerra: A pesar de la incompatibilidad objetiva entre la masonería y el catolicismo los católicos pueden dialogar con los masones en varios planos, no en el que la Santa Sede, consciente de los riesgos, se ha reservado como competencia exclusiva suya: «No le compete a las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre la naturaleza de la asociaciones masónicas con un juicio que implique la derogación de cuanto ha sido establecido arriba» (Declaración sobre las asociaciones masónicas, 26.XI. 1983; AAS 76, 1984, página 100).
Además conviene tener en cuenta la realidad y las consecuencias del secreto masónico. ¿Cómo dialogar con alguien que está enmascarado? No obstante, puede dialogarse en asuntos socio-culturales. Las religiones y las ideologías terminan por formar y conformar su respectiva cultura, si bien siempre hay una base común.
El cultural, al menos en teoría, es un sector más fácil para el diálogo que el específicamente religioso e ideológico. Resulta más cómodo enhebrar el diálogo intercultural (sobre el hambre, la alfabetización, la ecología, la sanidad, la globalización, etc.) que el interreligioso.
Pero, hasta en este terreno, el diálogo con la masonería encuentra serias dificultades, pues el laicismo masónico, abierta o solapadamente, pretende arrinconar lo específicamente religioso, lo que no sea común a todas las religiones y éticas, encerrándolo como en «arresto domiciliario» en el foro de la conciencia individual y dentro de los templos.
Por eso, procura borrar las huellas socio-culturales cristianas en los países tradicionalmente cristianos, por ejemplo los «belenes» o representaciones del misterio navideño y su simbología (estrellas con o sin figuras de los Magos, incensarios) en las calles durante la Navidad, etc.).
--¿Es la masonería un substituto de la religión?
--Guerra: La masonería, en sintonía con uno de sus productos: New Age o Nueva Era, prefiere usar «espiritualidad», término de resonancias más subjetivistas, en vez de «religión».
Los masones, sobre todo si se dicen cristianos, niegan que la masonería sea religión. Si lo afirmaran, reconocerían su pertenencia a dos religiones: la católica y la masónica.
Pero, de hecho, al menos para muchos, especialmente para los masones agnósticos, deístas, es un substituto de la religión. Más aún, la masonería es llamada «religión» e incluso «la religión» en escritos masónicos y de los masones.
--¿Cómo se ha acercado usted a este mundo, si es secreto?
--Guerra: He dedicado muchas horas a estudiar las constituciones, los reglamentos y los rituales de las distintas Obediencias o federaciones de logias masónicas, así como a conversar con masones y ex-masones en España y en México, también a leer libros sobre masonería escritos por masones y por no masones.
En México, hace unos diez años, permanecí dos veranos hablando diariamente, sobre masonería, con profesores de sus universidades, masones y no masones. Dedicaba las tardes a visitar centros de diferentes sectas, algunas paramasónicas, que solían hallarse en la periferia urbana.
--La masonería, ¿es más un método que un contenido?
--Guerra: El hombre, además de pensar, siente e imagina. Los sentimientos y las imaginaciones pueden provocar interferencias perturbadoras de la lucidez mental. No obstante, las ideas y creencias orientan al hombre; los principios a las instituciones humanas, al mismo tiempo que las conforman. Pero para alcanzar la meta, es necesario utilizar el «método» adecuado.
Precisamente la etimología griega de esta palabra designa el «camino» (gr. odós) que debe recorrerse para llegar «más allá» (gr. met´), o sea, a la meta. En la masonería, su método alcanza la máxima categoría y eficacia, pues, de hecho, se ha convertido en uno de sus «principios», tal vez el básico y configurador de los demás.
Precisamente el método masónico es uno de los motivos por el cual la masonería es incompatible con la doctrina cristiana.
El método masónico, íntimamente unido al laicismo, refleja el relativismo historicista y conduce al relativismo socio-cultural promoviéndolo.
Alain Gérard, uno de los dirigentes del Gran Oriente de Francia, reconoce que «la masonería es solamente un método». Según él, un masón puede tener «opiniones», o sea, creencias propias de una religión determinada, pero el método masónico le obliga a «poner en cuestión» sus opiniones y a aceptar la posibilidad de que sean declaradas falsas si son superadas en una síntesis de razones más sólidas y con el apoyo de la mayoría.
«No existe una verdadera puesta en discusión si previamente se declara que, sea cual sea el resultado de la discusión, hay puntos en los cuales uno estará siempre convencido de tener razón», afirma.
De ahí la alergia masónica a los dogmas y a las religiones calificadas de dogmáticas, reveladas, especialmente a la cristiana.
De ahí también que los masones tienden a considerar la democracia como una obra de la masonería y al método democrático (aprobación por mayoría de votos) como algo connatural con lo masónico que lo extiende a todas las realidades, también a la verdad, al bien, etc.
Precisamente, el actual Gran Maestre del Gran Oriente de Francia, Jean Michel Quilardet, en unas declaraciones a «La Voz de Asturias» (20, enero, 2007, Oviedo/España) reconoce: «Se puede pensar que existe una democracia no laica (= no laicista, no masónica), pero a mi forma de ver y según mi pensamiento, el laicismo es un avance en la democracia». Consiguientemente los demócratas, que no son laicistas o masones, si son demócratas, lo son como de segunda categoría.
--Los masones son una minoría creativa. Los cristianos, ¿también?
--Guerra: Evidentemente los masones no monopolizan la creatividad. Aunque de signo distinto, corresponde también, en no menor grado, a los cristianos con la ayuda de la gracia divina y el influjo del Espíritu Santo.
Para comprobarlo basta repasar la historia de la Iglesia y su adaptación evangelizadora a las circunstancias socioculturales tan cambiantes en los dos mil años de su existencia. «La mano o el poder de Dios no se ha recortado» (Is 59,1) en nuestros días.
Cuando hace pocos años Juan Pablo II llamaba a los Movimientos eclesiales «florecimiento primaveral», «nuevo Pentecostés», «don particular del Espíritu Santo a la Iglesia en nuestro momento histórico», inicialmente lo atribuía a su gran bondad.
El bueno, el santo, no ve sino bondad en todo, como el avaro descubre lucro y el lujurioso, placer sexual.
Cuando tuve que realizar un estudio: «Los movimientos eclesiales en España» (Real Academia de Doctores de España, «El estado de España», 2005, páginas. 80-94) y descubrí la realidad, quedé impresionado. ¡Qué creatividad la de los hijos de la Iglesia, movidos e inspirados por el Espíritu Santo, en nuestros días!
¿Cómo quedarían la Iglesia y el mundo si los Movimientos eclesiales, las obras docentes y asistenciales, etc., desaparecieran como por arte de encantamiento, dejando una especie de gigantesco «agujero negro» en la galaxia eclesial y en la socio-cultural?
Un historiador protestante revela la influencia de la masonería en la España actual
ZS05012710 - 27-01-2005
http://www.zenit.org/article-14695?l=spanish
Según César Vidal es incompatible con la religión cristiana
MADRID, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org-Veritas).- Para comprender lo que está sucediendo en España hay que tener en cuenta la historia y la realidad actual de la Masonería, concluye una investigación recién publicada por el historiador protestante César Vidal.
Director del programa «La Linterna», de la cadena radiofónica COPE (de la Conferencia Episcopal Española), Vidal acaba de escribir el libro «Los masones: la historia de la sociedad secreta más poderosa» (Planeta).
El volumen afronta, entre otras cosas, la influencia masónica en los acontecimientos más importantes de la historia reciente española, en particular en los últimos meses, desde que en marzo pasado fue sido elegido el gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Vidal afirma que «la corriente laicista impulsada por el gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero comparte más que de sobra el rancio anticlericalismo de la masonería».
Declara que los masones tienen un papel enorme en la Unión Europea, y como ejemplo, recuerda que «el proyecto de Constitución europea ha sido impulsado por un masón», Giscard D´Estaing, «que ha excluido la mención de las raíces cristianas del continente y además ha insistido en la existencia de un artículo que somete las iglesias a las distintas naciones pero libra de esa obligación a las "organizaciones filosóficas"».
Vidal es doctor en Historia, doctor en Filosofía, doctor en Teología y licenciado en Derecho. Es profesor de Historia en la Logos University de Estados Unidos.
--¿Qué personalidades más destacadas en España eran y son masones y muy poca gente lo sabe?
--Cesar Vidal: La lista sería demasiado amplia y algunos, solo algunos, aparecen mencionados en mi libro «Los masones». Baste decir como meros botones de muestra que el Gran Maestre del gran oriente español es el doctor Josep Corominas, diputado del PSOE; que la comisión especial de cinco miembros que consolidó a Felipe González como secretario general del PSOE contaba con tres masones entre sus miembros (uno de ellos futuro presidente del senado) y que el abuelo de Rodríguez Zapatero era masón.
--¿Se podría decir que está detrás la masonería de la corriente laicista que se está dando en España?
--Cesar Vidal: Lo que se puede decir sin temor a exagerar es que la corriente laicista impulsada por el gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero comparte más que de sobra el rancio anticlericalismo de la masonería.
--¿Qué papel tiene y puede tener en la Unión Europea?
--Cesar Vidal: Enorme si se tiene en cuenta que el proyecto de Constitución europea ha sido impulsado por un masón que ha excluido la mención de las raíces cristianas del continente y además ha insistido en la existencia de un artículo que somete las iglesias a las distintas naciones pero libra de esa obligación a las «organizaciones filosóficas».
--¿De qué manera ha estado presente en la historia de España del último siglo?
--Cesar Vidal: Repetida y lamentable. A la masonería hay que atribuir un papel muy relevante en los procesos independentistas de Cuba y Filipinas, en las campañas anticlericales y laicistas, en la erosión de la monarquía parlamentaria de la Restauración recurriendo incluso al terrorismo, en la proclamación de la segunda república y, muy especialmente, en la redacción de una constitución republicana que creó una fractura social que llevó a la guerra civil.
--¿Podría hablarnos sobre hechos concretos donde se compruebe su lucha contra el catolicismo?
--Cesar Vidal: Esa es la historia de la masonería desde el siglo XVIII, pero baste recordar, a título de ejemplo, que Rodolfo Llopis, masón y socialista llegó a secretario general del PSOE- impulsó la legislación educativa anticristiana de la segunda república o que escándalos como el de la Banca Ambrosiana estuvieron vinculados directamente a la acción de masones.
--¿Cuáles fueron sus orígenes?
--Cesar Vidal: Los verdaderos orígenes de la masonería se encuentran a finales del siglo XVII e inicios del XVIII cuando grupos de personas atraídas por la gnosis ocultista fundan lugares de reunión en los que, supuestamente, se transmite la misma. Por supuesto, ellos apelan a unos orígenes que llevan a las religiones paganas, a la gnosis, a un inexistente personaje de la época de Salomón e incluso a los druidas.
--¿Cuáles son sus rasgos más característicos, sus fines y su estructura actual? ¿Es una religión?
--Cesar Vidal: Aunque los masones lo nieguen, lo cierto es que la cosmovisión masónica no es la propia de una sociedad filantrópica como afirman a menudo, sino la de una religión. Esa circunstancia explica, precisamente, las condenas repetidas de la Santa Sede y las de otras confesiones cristianas que consideran incompatible la pertenencia a la masonería con el cristianismo.
La masonería podría definirse como una sociedad secreta, con una estructura iniciática, una cosmovisión gnóstica y un despliegue vivencial que facilita el que sus miembros se ayuden a la hora de ocupar puestos de importancia en la sociedad.
--¿De qué porcentaje de masones estamos hablando en la actualidad?
--Cesar Vidal: Sin duda, muy reducido. En Francia se afirma que no superan el 0,6 % de la población. Sin embargo, eso no ha impedido que controlen la Internacional socialista o que se hayan extendido en la misma derecha a través de personajes como Giscard D´Estaing.
--¿Dónde están presentes los masones en los puntos neurálgicos de nuestra sociedad, sobre todo en círculos económico, políticos, intelectuales y en los medios de comunicación?
--Cesar Vidal: Hay sectores que siempre han sido objeto de interés para los masones. Por supuesto, la política donde controlan la internacional socialista y han entrado poderosamente en partidos de la derecha. No es menor su peso en el mundo de la comunicación y, muy especialmente, su interés en la enseñanza, la justicia y las fuerzas armadas.
En Francia, por ejemplo, el «affaire des fiches» puso de manifiesto hasta qué punto se ascendía a oficiales masones y, por el contrario, se bloqueaba la promoción de los católicos.
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