Titulo: El efecto lucifer
Autor: Philip Zimbardo
Editorial: Paidós
Acabo de terminar el libro de Philip Zimbardo "El efecto lucifer", psicólogo social y referencia en su campo gracias a su célebre Experimento de la Prisión de Standford, y más recientemente por su participación como asesor, en el caso de las torturas de la Prisión de Abu Ghraib.
Zimbardo es un tipo con una misión bastante elevada y poco común: eliminar la maldad del mundo. Y para ello lleva toda una vida realizando experimentos, analizando la realidad pasada y presente y estudiando su campo (la psicología social), tratando de identificar las causas de la maldad humana para poder combatirla.
Quien conozca el Experimento de la Prisión de Standford, del mismo Zimbardo, o la película que se hizo del mismo, "Das experiment", sabrá que hace unos 30 años, tuvo lugar un experimento encaminado a estudiar el efecto de la Situación (el contexto del momento concreto) y el Sistema (el contexto cultural), en contra de la Disposición (nuestra propia orientación y rasgos del carácter) que normalmente valoramos como única o máxima causa de todo comportamiento y decisión. El objetivo era valorar el peso de estos elementos sobre la psique y la conducta del individuo, poniendo a un grupo de personas buenas, psicológicamente normales y de similar condición, en un simulación de prisión, donde se controlasen los factores situacionales y sistémicos, pero de alguna manera todo se salió de madre y hubo de ser cancelado a mitad del mismo. A pesar de el contratiempo, la luz que arrojó sobre el comportamiento del ser humano, acabó por convertirlo en un experimento de referencia mundial sobre la fuerte influencia del contexto situacional y sistémico en nuestro comportamiento, en nuestra conducta y moral.
Este libro repasa, día a día, todo el experimento original de Zimbardo, así como otros experimentos representativos de diversos investigadores como Milgram o Asch, y situaciones reales como las recientesmatanzas de hutus y tutsis en Ruanda, la antigua matanza de May Lay en Vietnam por el ejército de los EEUU o los campos de exterminio nazis de la Segunda Guerra Mundial. Una vez analizado en detalle y convenientemente explicado el experimento, y una vez expuestos diversos casos históricos y documentados así como los diversos experimentos de otros autores, Zimbardo nos presenta el caso de lastorturas de Abu Ghraib, y demuestra de manera aplastante que lo que sucedió allí no fue un accidente, ni se debió a unas manzanas podridas, sino a una política común y deliberada que partió del gobierno de Bush (algo que 3 años más tarde de escribir el libro se está demostrando completa y oficialmente cierto). Pero lo más inquietante es que Zimbardo nos muestra que seguramente casi cualquier persona normal habría cometido esas atrocidades si se hubiera encontrado allí.
Este es un libro analítico y descriptivo, que aporta una abrumadora cantidad de datos, citas y detalles comprobables, pero a la vez es un libro escrito con pasión sobre el tema; y gracias al alto nivel de profundidad e implicación personal, consigue narrar una completa historia de la Maldad humana. Y digo Maldad con mayúscula, porque Zimbardo no habla de psicópatas o esquizofrénicos paranóicos cometiendo asesinatos, no habla de villanos de opereta o malas personas, sino de la peor maldad posible, la maldad que cometen hombres, mujeres y niños sin ser conscientes (o plenamente conscientes) de ella. La clase de maldad común que sorprendentemente puede mover a un grupo de personas buenas a cometer un genocidio, asesinar con machetes a sus vecinos, torturar a semejantes o maltratar de manera innecesaria a desconocidos. Habla de la "banalidad del mal", en palabras del propio Zimbardo.
También debo advertir que en ocasiones es un libro emocionalmente duro de leer, debido a que en ocasiones detalla la clase de horrores que se han llegado a cometer en determinados momentos y lugares, aunque nunca lo hace de manera gratuita, sino como un forense, en relación con algún aspecto particular de interés para el caso que nos presenta.
Finalmente el libro trata de terminar con un mensaje positivo, dando pautas para ser conscientes de y evitar las, fuerzas situacionales negativas. Estas pautas se recogen y amplían en el sitio web de El Efecto Lucifer (www.lucifereffect.com) al que le ha surgido un hermanito, (www.heroicimagination.org) que trata sobre el heroísmo y que se forma parte de un nuevo proyecto de Zimbardo. Este último sitio lo descubrí siguiéndo aZimbardo en Twitter, una herramienta dicho sea de paso, muy interesante para establecer o seguir conversaciones y cuyo potencial no había entendido hasta hace unos días.
Por último, además de recomendar encarecidamente la lectura de este libro, y antes de pasar a las citas del mismo, me gustaría recomendar también la lectura de "La tabla rasa" de Pinker, dado que en cierto modo son complementarios al centrarse uno en la disposición y otro en la situación.
Los extractos interesantes del libro... esta vez son bastantes, gracias a Evernote en su versión para Android.
Autor: Philip Zimbardo
Editorial: Paidós
Acabo de terminar el libro de Philip Zimbardo "El efecto lucifer", psicólogo social y referencia en su campo gracias a su célebre Experimento de la Prisión de Standford, y más recientemente por su participación como asesor, en el caso de las torturas de la Prisión de Abu Ghraib.
Zimbardo es un tipo con una misión bastante elevada y poco común: eliminar la maldad del mundo. Y para ello lleva toda una vida realizando experimentos, analizando la realidad pasada y presente y estudiando su campo (la psicología social), tratando de identificar las causas de la maldad humana para poder combatirla.
Quien conozca el Experimento de la Prisión de Standford, del mismo Zimbardo, o la película que se hizo del mismo, "Das experiment", sabrá que hace unos 30 años, tuvo lugar un experimento encaminado a estudiar el efecto de la Situación (el contexto del momento concreto) y el Sistema (el contexto cultural), en contra de la Disposición (nuestra propia orientación y rasgos del carácter) que normalmente valoramos como única o máxima causa de todo comportamiento y decisión. El objetivo era valorar el peso de estos elementos sobre la psique y la conducta del individuo, poniendo a un grupo de personas buenas, psicológicamente normales y de similar condición, en un simulación de prisión, donde se controlasen los factores situacionales y sistémicos, pero de alguna manera todo se salió de madre y hubo de ser cancelado a mitad del mismo. A pesar de el contratiempo, la luz que arrojó sobre el comportamiento del ser humano, acabó por convertirlo en un experimento de referencia mundial sobre la fuerte influencia del contexto situacional y sistémico en nuestro comportamiento, en nuestra conducta y moral.
Este libro repasa, día a día, todo el experimento original de Zimbardo, así como otros experimentos representativos de diversos investigadores como Milgram o Asch, y situaciones reales como las recientesmatanzas de hutus y tutsis en Ruanda, la antigua matanza de May Lay en Vietnam por el ejército de los EEUU o los campos de exterminio nazis de la Segunda Guerra Mundial. Una vez analizado en detalle y convenientemente explicado el experimento, y una vez expuestos diversos casos históricos y documentados así como los diversos experimentos de otros autores, Zimbardo nos presenta el caso de lastorturas de Abu Ghraib, y demuestra de manera aplastante que lo que sucedió allí no fue un accidente, ni se debió a unas manzanas podridas, sino a una política común y deliberada que partió del gobierno de Bush (algo que 3 años más tarde de escribir el libro se está demostrando completa y oficialmente cierto). Pero lo más inquietante es que Zimbardo nos muestra que seguramente casi cualquier persona normal habría cometido esas atrocidades si se hubiera encontrado allí.
Este es un libro analítico y descriptivo, que aporta una abrumadora cantidad de datos, citas y detalles comprobables, pero a la vez es un libro escrito con pasión sobre el tema; y gracias al alto nivel de profundidad e implicación personal, consigue narrar una completa historia de la Maldad humana. Y digo Maldad con mayúscula, porque Zimbardo no habla de psicópatas o esquizofrénicos paranóicos cometiendo asesinatos, no habla de villanos de opereta o malas personas, sino de la peor maldad posible, la maldad que cometen hombres, mujeres y niños sin ser conscientes (o plenamente conscientes) de ella. La clase de maldad común que sorprendentemente puede mover a un grupo de personas buenas a cometer un genocidio, asesinar con machetes a sus vecinos, torturar a semejantes o maltratar de manera innecesaria a desconocidos. Habla de la "banalidad del mal", en palabras del propio Zimbardo.
También debo advertir que en ocasiones es un libro emocionalmente duro de leer, debido a que en ocasiones detalla la clase de horrores que se han llegado a cometer en determinados momentos y lugares, aunque nunca lo hace de manera gratuita, sino como un forense, en relación con algún aspecto particular de interés para el caso que nos presenta.
Finalmente el libro trata de terminar con un mensaje positivo, dando pautas para ser conscientes de y evitar las, fuerzas situacionales negativas. Estas pautas se recogen y amplían en el sitio web de El Efecto Lucifer (www.lucifereffect.com) al que le ha surgido un hermanito, (www.heroicimagination.org) que trata sobre el heroísmo y que se forma parte de un nuevo proyecto de Zimbardo. Este último sitio lo descubrí siguiéndo aZimbardo en Twitter, una herramienta dicho sea de paso, muy interesante para establecer o seguir conversaciones y cuyo potencial no había entendido hasta hace unos días.
Por último, además de recomendar encarecidamente la lectura de este libro, y antes de pasar a las citas del mismo, me gustaría recomendar también la lectura de "La tabla rasa" de Pinker, dado que en cierto modo son complementarios al centrarse uno en la disposición y otro en la situación.
Los extractos interesantes del libro... esta vez son bastantes, gracias a Evernote en su versión para Android.
El Sistema incluye la Situación, pero es más duradero y más amplio, está formado por personas, por sus expectativas, sus normas, sus políticas y, quizá, sus leyes. Con el tiempo los Sistemas acaban adquiriendo una base histórica y, a veces, una estructura de poder político y económico que gobierna y dirige la conducta de quienes viven en su área de influencia. Los Sistemas son como motores: ponen en marcha situaciones que crean contextos conductuales, unos contextos que influyen en la actuación de quines se hallan bajo su control. Llega un momento en que el Sistema se convierte en un ente autónomo, independiente de quienes lo han creado o incluso de quienes parecen tener autoridad dentro de su estructura de poder. Cada Sistema acaba creando una cultura propia y, junto con otros Sistemas, contribuye a crear la cultura de la sociedad.
[...]
Queremos creer en la bondad esencial e invariable de la gente, en su capacidad de resistir ante las presiones externas, de evaluar de una manera racional las tentaciones de la situación y rechazarlas. Otorgamos a la naturaleza humana casi divinas, unas facultades morales y racionales que nos hacen ser justos y sabios. Simplificamos la complejidad de la experiencia humana eriguiendo un muro aparentemente infranqueable entre el Bien y el Mal. En un lado estamos Nosotros y están los Nuestros, los que son como nosotros; al otro lado de ese muro colocamos a los Otros y a los Suyos, a los que son como ellos. Paradójicamente, al haber creado este mito sobre nuestra invulnerabilidad a las fuerzas situacionales, nos hacemos aún más vulnerables a ellas por no prestarles suficiente atención.
[...]
En un entorno situacional adecuado, cualquiera de nosotros puede acabar repitiendo cualquier acto que haya cometido antes cualquier otro ser humano, por muy horrible que pueda ser.
[...]
La mayoría de nosotros tenemos un poderoso prejuicio mental, el llamado "error fundamental de atribución", que nos impide pensar de esta manera. Las sociedades que fomentan el individualismo, como los Estados Unidos y otros países de Occidente, han acabado creyendo que la disposición de la persona tiene más importancia que la situación. Al explicar una conducta otorgamos demasiada importancia a la personalidad y le damos muy poca a las influencias situacionales.
[...]
[Sobre una de las fuerzas situacionales usadas en el Experimento de la Prisión de Standford] Las normas constituyen un medio simplificado y formal de controlar conductas complejas e informales. Actúan estableciendo lo que es necesario, aceptable y recompensado, y lo que es inaceptable y, en consecuencia, punible. Con el tiempo, las normas acaban adquiriendo una vida arbitraria propia y la fuerza de una autoridad legal, aunque dejen de ser relevantes, sean vagas o cambien según el capricho de quienes las imponen.
Nuestros carceleros podían justificar la mayoría de sus maltratos haciendo referencia a "las normas".
[...]
[Sobre la presión de la Disonancia Cognitiva] Por extraño que parezca, el efecto de la disonancia es mayor cuanto menor es la justificación [para las conductas]. Es lo que ocurre por ejemplo, cuando se lleva a cabo un acto repugnante por poco dinero, sin ninguna amenaza o con una justificación inadecuada o minimamente suficiente. La disonancia aumenta y los intentos para reducirla llegan al máximo cuando la persona cree tener libertad de acción o no es plenamente consciente de las presiones situacionales que la empujan a realizar el acto discrepante. Si este acto discrepante ha sido público, no se puede negar ni modificar. Por lo tanto, la presión para el cambio la reciben los elementos más "blandos" de la ecuación de la disonancia, es decir, los elementos internos y privados, los valores, las actitudes, las creencias y hasta las percepciones.
[...]
[Sobre la presión del Respaldo Social]
Normalmente, la gente tampoco es consciente de una fuerza aún mayor que guía su repertorio conductual: la necesidad de aprobación o respaldo social. La necesidad de gustar, de ser aceptado y respetado, de parecer normal, de integrarse, es tan poderosa, que estamos dispuestos a realizar las conductas más ridículas y extravagantes si un desconocido nos dice que ésa es la forma correcta de actuar. Nos reímos de los muchos episodios de Objetivo Indiscreto que revelan esta verdad, pero rara vez nos fijamos en las veces que nosotros mismos somos la "estrella" del Objetivo Indiscreto de nuestra propia vida.
[...]
[Sobre el experimento del psicólogo Robert Rosenthal y la directoria de escuela Lenore Jacobson, y el efecto Pigmalión o de profecía autocumplida]
Se hizo creer a unos profesores que ciertos niños de sus clases de primaria eran "superdotados latentes", esos niños acabaron destacando en los estudios aunque los investigadores los habían elegido al azar. Las expectativas positivas de los profesores en relación con esos niños modificaron su comportamiento hacia ellos de una forma que acabó aumentando el rendimiento de los niños. [...] Por desgracia, es probable que lo contrario ocurra aún con más frecuencia cuando los profesores esperan un rendimiento bajo de ciertos alumnos [minorías].
[...]
[Al hilo de como las personas acaban tratando a otros seres humanos como cosas, juguetes o ganado] Usando los términos de Martin Buber, las relaciones humanizadas son "yo-tú", mientras que las relaciones deshumanizadoras son "yo-eso". Con el tiempo, la persona deshumanizadora suele ser absorbida por la negatividad de la experiencia y luego el "yo" mismo cambia para producir una relación "eso-eso" entre objetos, o entre la persona y la víctima. El hecho de ver a esos "otros" como subhumanos, inhumanos, infrahumanso, prescindibles o "animales" se facilita mediante etiquetas, estereotípos, consignas e imágenes propagandísticas.
[...]
La lección más importante que podemos aprender del EPS [Experimento de la Prisión de Standford] es que las Situaciones las crean unos Sistemas. Los Sistemas proporcionan el apoyo institucional, la autoridad y los recursos que permiten que las Situaciones actúen como actúan. [...] Rara vez se plantea una pregunta fundamental: ¿Quién o qué hizo que sucediera lo que sucedió? ¿Quién tenía el poder de diseñar el entorno conductual y de hacer que actuara de una manera concreta? Dicho de otro modo, ¿a quién cabe hacer responsable de sus consecuencias y resultados? ¿A quién cabe atribuir el mérito de los éxitos y a quién la culpa de los fracasos? [...] Hallar esta respuesta no es tan sencillo cuando tratamos con organizaciones complejas y buscamos las causas del fracaso del sistema penitenciaro o del sistema educativo, de la corrupción de las grandes multinacionales o del sistema que se creó en la prisión de Abu Ghraib.
[...]
El Poder del Sistema supone una autorización o un permiso institucionalizado para comportarse de una manera prescrita y la prohibición o el castigo de los actos que no se atengan a ella. Proporciona una "autoridad superior" que valida el desempeño de unos roles nuevos, el cumplimiento de unas normas nuevas y la realización de unos actor que en otras circunstancias estarían limitados por unas leyes, unas normas, unos principios y una ética ya existentes. Esta validación suele ocultarse bajo el manto de una ideología. Una ideología es un eslogan o una proposición que suele legitimar los medios necesarios para lograr un objetivo. La ideología es la "regla suprema" a la que nadie se opone y que nadie cuestiona porque parece ser totalmente correcta para la mayoría de la gente en un lugar y en un momento concretos. Quienes ostentan la autoridad presentan esta ideología como algo bueno y lleno de virtudes, como un imperativo moral del máximo valor.
Los programas, las políticas y los procedimientos de actuación que se desarrollan para apoyar una ideología se convierten en un componente fundamental del Sistema. A medida que la ideología se va aceptando como algo sagrado, los procedimientos del Sistema se consideran cada vez más razonables y correctos.
Durante los años sesenta y setenta, cuando las juntas militarse fascistas gobernaban medio mundo desde el Mediterraneo a Latinoamérica, los dictadores siempre justificaban sus llamadas a las armas como defensa necesaria contra una "amenaza a la seguridada nacional" supuestamente planteada por socialistas o comunistas. Acabar con esa amenaza hacía necesario que el Estado legitimara la tortura por parte de los militares y la policía. También legitimaba el asesinato de los sospechosos de ser "enemigos del Estado" por parte de los llamados "escuadrones de la muerte".
[...]
[En relación al EPS y los participantes del mismo] Nuestros jóvenes participantes no eran unas "manzanas podrídas" que fueron a parar a un buen cesto. Al contrario, nuestro diseño experimental garantizaba que al principio fueran buenas manzanas y que acabaran siendo corrompidas por el poder insidioso del cesto podrido de nuestra prisión. Naturalmente, en comparación con la naturaleza perniciosa y letal de las prisiones civiles y militares de verdad, nuestra prisión de Stanford era relativamente benigna. Los cambios en la forma de pensar, sentir y comportarse que experimentaron nuestros voluntarios en aquel entorno fueron consecuencia de unos procesos psicológicos conocidos que actúan en todos nosotros de diversas maneras y en muchas situaciones, aunque no de una manera tan implacable e intensa.
[...]
[Hablando sobre el programa SERE de los Estados Unidos para la obtención de inteligencia en interrogatorios] En general, estos métodos minimizaban la aplicación de torturas físicas en favor de unos métodos "blandos" de tortura psicológica. Cinco tácticas básicas del programa SERE para hacer que los detenidos u otras personas sometidas a interrogatorio se muestren dispuestas a confesar y facilitar información son:
-Humillación y degradación sexual.
-Humillación basada en prácticas religiosas y culturales.
-Privación de sueño.
-Privación sensorial y sobrecarga sensorial.
-Tormentos físicos, como inmersión en agua o hipotermina (exposición a temperaturas gélidas) para crear miedo y ansiedad.
[...]
[Sobre algunas técnicas experimentales de Milgram para hacer que personas normales realicen actos brutales] 8.- Cambiar de una manera gradual la naturaleza de la figura de autoridad (el investigador en el estudio de Milgram) para que pase de se razonable y "justo" al principio, a ser "injusto" y exigente, e incluso irracional. Esto provoca una conformidad inicial y una posterior confusión, porque esperamos coherencia de las autoridades y de los amigos. El hecho de no reconocer que esta transformación se ha producido da origen a una obediencia irreflexiva (forma parte de muchas violaciones cometidas durante citas y es una razon de que las mujeres maltratadas por sus cónyuges sigan con ellos).
[Otra de las técnicas consiste en ] 10.- Ofrecer una ideología, o una gran mentira, para justificar el uso de cualquier medio con el fin de lograr una meta aparentemente imprescindible. [...] Esta táctica se conoce con el nombre de "tapadera" porque encubre los procedimientos que siguen y que podrían ser cuestionados porque no tienen sentido por sí solos. El equivalente de esto en el mundo real recibe el nombre de "ideología". La mayoría de los países se basan en una ideología, que suele mencionar las "amenazas a la seguridad nacional", para entrar en guerra o para suprimir la oposición política. Cuando los ciudadanos temen que la seguridad nacional esté amenazada, ceden sus libertades básicas a un gobierno que les ofrezca seguridad. El análisis clásico de Erich Fromm en "El miedo a la libertad" nos hizo tomar conciencia de la táctica que Hitler y otros dictadores han venido usando desde hace mucho tiempo para alcanzar el poder y mantenerse en él: ofrecer seguridad a los ciudadanos si éstos renuncian a sus libertades porque asó podrán controlar mejor la situación.
[...]
La profunda experiencia de Steiner con muchos hombres de las SS tanto en el plano personal como en el académico le condujo a plantear dos importantes conclusiones sobre el poder institucional y la expresión de la brutalidad: "Al parecer, el apoyo institucional a los roles violentos tiene unos efectos mucho más profundos de lo que en general se cree. Cuando hay sanciones sociales implícitas, y sobre todo explícitas, que apoyan estos roles, tienden a atraer a personas que no sólo pueden obtener satisfacción con la naturaleza de este trabajo, sino que son cuasi-verdugos tanto en sus sentimientos como en sus actos".
Luego, Steiner describe como pueden triunfar los roles sobre los rasgos del carácter: "Ha quedado muy claro que no todos los que desempeñan un papel brutal presentan unos rasgos sádicos en su carácter. Los que desempeñaban unos roles que inicialmente no casaban con su personalidad solían cambiar sus valores (es decir, tenían la tendencia a adaptarse a lo que se esperaba de ellos en esos roles).
[...]
El anonimato se puede otorgar a una persona no sólo con máscaras, sino también por la forma de tratarla en una situación dada. Cuando los demás no nos tratan como la persona que somos sino como un "otro" indiferenciado que es procesado por el Sistema, o si nuestra existencia se ignora, nos sentimos anónimos. La sensación de carecer de identidad también puede desembocar en una conducta a antisocial. Un investigador trataba a unos estudiantes que participaban en una investigación o bien de una manera considerada, o bien como "conejillos e indias". ¿Adivina el lector quienes le hurtaron algo cuando no estaba mirando? Más adelante, estos estudiantes se encontraron solos en el despacho del profesor-investigador, con la oportunidad de hurtarle unas monedas y unos bolígrafos de un cuenco lleno de ellos. Los que se encontraban en la condición de anonimato lo hicieron muchas más veces que los estudiantes que habían sido tratados con consideración. La amabilidad puede ser bastante más que una recompensa en si misma.
[...]
Lo único que hace falta para que el mál triunfe es que los hombres buenos no hagan nada. -Edmund Burke, estadista británico.
Debemos saber que aceptar pasivamente un sistema injusto es cooperar con ese sistema y, de ese modo, tener parte en su maldad. -Martin Luther King Jr.
[...]
A lo largo de la historia, la pasividad de quienes podían haber actuado, la indiferencia de quienes deberían haber tenido más conciencia, el silencio de la voz de la justicia cuando más importancia tenía; eso es lo que ha hecho posible que el mal triunfara. -Haile Selassie, último emperador de Etiopía.
[...]
La derechista Democracia Cristiana de la Italia de la década de 1970 empleaba la "estrategia de la tensión" [como el "nos interesa que haya tensión" de Zapatero] para el control político alimentando el miedo al terrorismo de las Brigadas Rojas (comunistas radicales) [como "la derecha que viene" del PSOE]. Y, naturalmente no debemos olvidar el ejemplo clásico de la Alemania nazi, cuando Hitler hizo que los judíos cargaran con la culpa del colapso económico de la década de 1930 [como ahora los neocon, Aznar y Bush]. Eran la amenaza interna [ahora es "la derecha"] que justificaba un programa externo de conquista y que exigía su exterminio tanto en Alemania como en todos los países ocupados por los nazis.
[...]
[Acerca de las técnicas necesarias para evitar se controlado por la situación] He elaborado un compendio de métodos para el lector; sin embarco, en un solo capítulo no es posible presentarlo en toda su extensión y con todos los pormenores. La solución es ponerlo a disposición de quien lo desee en Internet, en el sitio web que acompaña a este libro: www.lucifereffect.com De este modo, el lector lo podrá consultar cuando le venga bien y si así lo desea, tomar notas, revisar las fuentes en las que se basa y considerar en qué contextos de su propia vida puede poner en práctica estas estrategias de resistencia. Además, cuando vea que él mismo o alguna persona que conozca está siendo objeto de un método concreto de influencia social, podrá recurrir a esta guía para hallar soluciones y saber qué puede hacer para colocarse en una posición que le permita afrontar el reto.
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