La psiquiatra oscense Mercedes Nasarre se estrena en la literatura con la novela Un psiquiatra se pone a rezar,
un libro lleno de mística que aborda el límite entre lo psicológico y
lo espiritual, mezclando la ficción con la crítica a la medicina y
psiquiatría y la vida contemplativa.
--¿Qué le llevó a escribir sobre este tema?
--Llevo más de 10 años dedicándome a la investigación de la espiritualidad. He descubierto que cuando uno se adentra dentro de la propia interioridad se encuentra con el sufrimiento humano y si se profundiza aparece un hondón, que es como una dimensión espiritual que se refiere al núcleo auténtico de la persona, el más amoroso, el más libre y espontáneo que late en toda las personas. Cuando hay trastornos psicológicos es porque esto tan íntimo está herido, asfixiado o escondido.
--¿Cuál es la relación entre lo psicológico y lo espiritual?
--Cuando empiezas a hacer silencio, que es la propuesta del libro, aparece el ruido de dentro, pensamientos, emociones, eso sería lo psicológico. Si somos capaces de atravesar todo eso se alcanza el amor pleno, lo espiritual. Quiero mostrar que hay algo dentro de nosotros muy luminoso y cuando se conoce uno vive en un estado mucho mas pleno.
--¿Cree que falta más silencio?
--Si una persona quiere ponerse en forma espiritualmente tiene que dedicar tiempo al silencio, igual que si quiere estar en forma físicamente tienes que dedicarle tiempo a mover el cuerpo. Estamos muy pegados a la acción, debemos parar a escucharnos para afrontar nuestros problemas.
--Ésta es una novela de autoayuda, ¿cómo se compagina esto?
--Mi objetivo no era hacer un libro de autoayuda; lo que quería era encontrar personajes donde plasmar toda esa dimensión que es tan complicado de explicar y así me resultaba más fácil. Pero sí es verdad que la gente después de leerlo me dicen que les ha ayudado a pensar y a tener esperanza.
--¿Cómo logró compaginar la ficción con sus conocimientos?
--Pensé hacerlo como un ensayo, pero no quería que pareciese que había encontrado la verdad absoluta, cada uno debe encontrar su verdad. Por esto intenté mezclar el lenguaje del psiquiatra, que es más científico, con la narración. Me costó mucho. He estado más de dos año trabajando.
--¿A qué personas se dirige?
--A todas, la gente está muy necesitada de espiritualidad, aunque quizás es más fácil llegar a las personas que ya conocen su vulnerabilidad. Pueden leerlo incluso los agnósticos porque la espiritualidad es necesaria y también puede ser laica. Cuando hablamos de espiritualidad hablamos de conectar con todo y la primera se dio en los indígenas. Entiendo el rechazo de muchos, pero el agnosticismo individualista de esta época te aísla de la vida y te deja sin espiritualidad. Los que no sienten el amor enferman.
--¿Qué le llevó a escribir sobre este tema?
--Llevo más de 10 años dedicándome a la investigación de la espiritualidad. He descubierto que cuando uno se adentra dentro de la propia interioridad se encuentra con el sufrimiento humano y si se profundiza aparece un hondón, que es como una dimensión espiritual que se refiere al núcleo auténtico de la persona, el más amoroso, el más libre y espontáneo que late en toda las personas. Cuando hay trastornos psicológicos es porque esto tan íntimo está herido, asfixiado o escondido.
--¿Cuál es la relación entre lo psicológico y lo espiritual?
--Cuando empiezas a hacer silencio, que es la propuesta del libro, aparece el ruido de dentro, pensamientos, emociones, eso sería lo psicológico. Si somos capaces de atravesar todo eso se alcanza el amor pleno, lo espiritual. Quiero mostrar que hay algo dentro de nosotros muy luminoso y cuando se conoce uno vive en un estado mucho mas pleno.
--¿Cree que falta más silencio?
--Si una persona quiere ponerse en forma espiritualmente tiene que dedicar tiempo al silencio, igual que si quiere estar en forma físicamente tienes que dedicarle tiempo a mover el cuerpo. Estamos muy pegados a la acción, debemos parar a escucharnos para afrontar nuestros problemas.
--Ésta es una novela de autoayuda, ¿cómo se compagina esto?
--Mi objetivo no era hacer un libro de autoayuda; lo que quería era encontrar personajes donde plasmar toda esa dimensión que es tan complicado de explicar y así me resultaba más fácil. Pero sí es verdad que la gente después de leerlo me dicen que les ha ayudado a pensar y a tener esperanza.
--¿Cómo logró compaginar la ficción con sus conocimientos?
--Pensé hacerlo como un ensayo, pero no quería que pareciese que había encontrado la verdad absoluta, cada uno debe encontrar su verdad. Por esto intenté mezclar el lenguaje del psiquiatra, que es más científico, con la narración. Me costó mucho. He estado más de dos año trabajando.
--¿A qué personas se dirige?
--A todas, la gente está muy necesitada de espiritualidad, aunque quizás es más fácil llegar a las personas que ya conocen su vulnerabilidad. Pueden leerlo incluso los agnósticos porque la espiritualidad es necesaria y también puede ser laica. Cuando hablamos de espiritualidad hablamos de conectar con todo y la primera se dio en los indígenas. Entiendo el rechazo de muchos, pero el agnosticismo individualista de esta época te aísla de la vida y te deja sin espiritualidad. Los que no sienten el amor enferman.
Nasarre Ramón, Mercedes: Un psiquiatra se pone a rezar. Pirineo, Huesca, 2011.
Vayamos a la autora. De Mercedes Nasarre sé muy poco, casi solamente lo que el libro dice acerca de ella. Nació en Huesca en 1954. Es licenciada en Medicina. Psiquiatra. Formada en Psicoanálisis y Post-racionalismo. Es terapeuta Gestalt. Desde hace más de 10 años se dedica a la investigación de la dimensión espiritual, e imparte cursos y talleres de silencio, autoayuda e interioridad. Ha publicado muchos artículos en revistas especializadas. Un psiquiatra se pone a rezar es su primera novela. Con esta introducción, adentrémonos en el libro.
Lo primero que debemos indicar es que se trata de una novela, no de un ensayo. No es, por tanto, un libro de autoayuda como los muchos que pueblan las estanterías de las librerías, sobre todo las de estaciones y aeropuertos.
Un psiquiatra se pone a rezar es una novela profunda, seria, espiritual, escrita desde las últimas tendencias psicológicas, que pretende plantear y dar solución a los problemas actuales de las personas. Superado desde hace mucho tiempo el dualismo antropológico platónico (según el cual el ser humano se compone de cuerpo y de alma), y superado también el monismo emergentista planteado desde la neurología y la neurociencia (según el cual el ser humano se compone de cuerpo y mente, dado que el espíritu no puede ser considerado desde el punto de vista científico, pues no es experimentable), Mercedes Nasarre nos presenta un esquema antropológico moderno que tiene en cuenta los últimos desarrollos en psicología. El ser humano tiene cuatro niveles de realidad: el cuerpo, la mente, el mundo de las emociones (inteligencia emocional) y el espíritu (inteligencia espiritual). Hoy día, y después del trabajo de divulgación de Daniel Goleman, a nadie le resulta extraña la cuestión de la inteligencia emocional (de hecho, en mi centro se ha iniciado un proyecto que recoge toda la investigación en este sentido para aplicarla al ámbito educativo, con resultados realmente extraordinarios por parte de los alumnos). Todo el mundo lo acepta. Al igual que el desarrollo elaborado por los jesuitas norteamericanos Richard Riso y Russ Hudson sobre el eneagrama (ver la obra La sabiduría del eneagrama. Urano, 2001), que ha sentado las bases de la llamada actualmente "inteligencia espiritual". En este sentido, y no quisiera desviarme completamente del tema, es digna de encomio la obra de Brian Draper Inteligencia espiritual (de 2009, y publicada en castellano por Sal Terrae), primera obra que trata este tema monográficamente. En España, que yo sepa, existen al menos dos obras importantes sobre este asunto: Inteligencia espiritual, de Francesc Torralba (Plataforma, 2010), y La inteligencia espiritual, de José Luis Vázquez Borau (Desclée de Brouwer, 2012). Algún día comentaré alguna de estas tres obras.
La novela que
estamos comentando está estructurada en tres partes, relacionadas entre
sí, que cobra todo su sentido cuando se llega al final del libro. Como
se dice al comienzo de la obra, puesto en boca del protagonista, el
doctor Carlos Lisieux (nombre llamativo), "durante meses he dudado en
hablar de esta historia. Probablemente porque el lenguaje con el que
pensaba el mundo no contenía estas experiencias. Ahora, he decidido
hacerlo. La primera parte narra el inicio de mi transformación. La
segunda son fragmentos del diario de Mónica. Y la tercera son escritos
de Bruno que Mónica me ha hecho llegar". Así pues, nos encontramos con
tres personajes: Carlos, Mónica y Bruno, cada uno de ellos protagonista
indiscutible de su respectiva parte, la cual se abre con una frase que
resume y compendia el sentido profundo de lo que se va a narrar. Así:
1ª parte: El silencio. "Si haces silencio, podrás encontrarte a ti mismo. Si perseveras, te liberarás de ti mismo. Si sigues, es posible que encuentres el Amor".
2ª parte: Mónica. "En cada problema hay una 'historia de amor' escondida".
3ª parte: Bruno. "Si no sabes amar, no sabrás morir. Y viceversa, si no sabes morir, no sabrás amar".
Como se trata de una novela, no os voy a contar el argumento con detalle, pues perderíais la frescura con la que unos ojos nuevos se enfrentan al descubrimiento de un texto.
Carlos Lisieux es un psiquiatra joven, alejado del mundo, encerrado en sí mismo, casado con una mujer que es una perfecta desconocida para él, y que acaba de romper con su amante, Mónica. Cansado de su trabajo y de su existencia, decide pasar unos días en un monasterio para hacer un poco de silencio interior y ordenar ideas. Nada más llegar, ya le cuesta comprender que "el monasterio no es un hotel, ni una casa de retiro, ni una clínica de reposo, es solo un sitio donde se busca a Dios". Hacer silencio es una tortura para él. Y se siente muy alejado del concepto "Dios". Es más, todo lo religioso le parece ridículo, estúpido, una carga inútil... A partir de sus encuentros vespertinos con un monje que había sido psiquiatra antes que monje, poco a poco va descubriendo el valor del silencio. Esto le posibilita recorrer un camino que le lleva hacia su interioridad, hacia el lugar en el que se encuentra el Amor, es decir, Dios. Solo desde el amor sentido y experimentado en la soledad del monasterio, Carlos ve cómo toda su existencia va adquiriendo un nuevo sentido, que le lleva a superar soledades, frustraciones, complejos, inseguridades... Ante él aparece una nueva realidad, la realidad de la entrega, del compromiso consigo mismo y con el mundo, la realidad del amor sin condiciones. Únicamente de esta forma comprende no solo que Dios está dentro de cada uno de nuestros corazones, sino que nosotros estamos dentro de Dios.
El discípulo se convierte así en maestro cuando sale del monasterio, hasta el punto de que, con su ejemplo, consigue ayudar a su ex-amante, Mónica, la cual lleva un fardo demasiado pesado de soledad, sinsentido, de encuentros estériles y vacíos con los demás.
No cuento más del argumento. Sí me gustaría comentar que, tras la lectura del libro, me llevo varias cosas.
- El ser humano es mucho más que mera física y química. Existe una dimensión espiritual que la psiquiatría "materialista", con sus fórmulas y fármacos, no podrá nunca comprender.
- El ser humano puede vivir sin religión (si se lo propone), pero nunca podrá vivir sin su dimensión espiritual.
- Solo desde el silencio exterior e interior podremos entrar en contacto con el Amor.
- Solo desde el Amor podemos encontrar el sentido profundo a nuestra existencia. Solo él puede curar las heridas que todos llevamos y que tanto sufrimiento generan.
- Todos estamos llamados a bucear en el océano del Amor. En la medida en que profundicemos, poco a poco dejará de tener sentido una religión infantil anclada exclusivamente en dogmatismos y normas morales. Igual que la serpiente se va despojando de su piel conforme crece, así las personas estamos llamadas a purificar también nuestra fe.
Con esto termino. Sé que el libro ha levantado algo de polvareda en determinados contextos. No voy a entrar en el debate. Sencillamente, creo que su lectura puede hacer bien a mucha gente que se encuentra un poco "despistada" en lo que a la dimensión espiritual se refiere. Y esto, a la altura del partido en la que nos encontramos, no es poca cosa.
Tengo
que reconocer que este libro ahora está por todas partes, casi en
cualquier librería de barrio. Sin embargo, hace unos meses era
inencontrable. Me recorrí varias librerías de las grandes y, al final,
lo tuve que pedir en la Gaztambide. Ahí no conocían el título, ni a la
autora, ni siquiera la editorial (Pirineo). Casi lo pidieron porque
consideraron que yo era un tío serio en quien se podía confiar. Eso sí,
antes, delante de mí, llamaron a su distribuidor para garantizar que
existía esta editorial y que era probable que hubieran publicado un
título semejante. "¿Es que ahora a los psiquiatras les ha dado por
rezar?", me preguntó el librero. Yo contesté estoicamente: "No lo sé, me
limito a cumplir órdenes. Este libro se lo han recomendado a mi mujer y
ella quiere que se lo compre". "Bueno, me contestó. Es que hasta ahora
solamente había visto libros de monjes que vendían su ferrari o de
ratones a los que alguien les había cambiado de sitio el queso".
"Stupendo, le dije, pero ¿cuánto tardarán en conseguirlo?". Al cabo de
una semana, ya tenía el libro en mis manos. Vuelvo a repetir, es tal el
éxito que está teniendo, que ahora lo encontraréis por todas partes.
Con estos
prolegómenos entenderéis que, después de que se lo leyera Cristina, yo
también me lanzara a por él. Máxime cuando pude comprobar en Internet
que Un psiquiatra se pone a rezar había sido presentado en Huesca
el 13 de enero y en Zaragoza el 16 de febrero nada menos que de la mano
del jesuita Jesús María Alemany, y en Barcelona el 12 de marzo,
contando con la presencia del también jesuita Javier Melloni, persona a
la que no conozco personalmente, pero de la cual he leído un par de
libros (alguno de los cuales comentaré en su día), y la tengo en muy
alta estima por su profundidad y su amplia perspectiva vital. Para mí,
todo esto le ha dado un valor añadido al libro.
Vayamos a la autora. De Mercedes Nasarre sé muy poco, casi solamente lo que el libro dice acerca de ella. Nació en Huesca en 1954. Es licenciada en Medicina. Psiquiatra. Formada en Psicoanálisis y Post-racionalismo. Es terapeuta Gestalt. Desde hace más de 10 años se dedica a la investigación de la dimensión espiritual, e imparte cursos y talleres de silencio, autoayuda e interioridad. Ha publicado muchos artículos en revistas especializadas. Un psiquiatra se pone a rezar es su primera novela. Con esta introducción, adentrémonos en el libro.
Lo primero que debemos indicar es que se trata de una novela, no de un ensayo. No es, por tanto, un libro de autoayuda como los muchos que pueblan las estanterías de las librerías, sobre todo las de estaciones y aeropuertos.
Un psiquiatra se pone a rezar es una novela profunda, seria, espiritual, escrita desde las últimas tendencias psicológicas, que pretende plantear y dar solución a los problemas actuales de las personas. Superado desde hace mucho tiempo el dualismo antropológico platónico (según el cual el ser humano se compone de cuerpo y de alma), y superado también el monismo emergentista planteado desde la neurología y la neurociencia (según el cual el ser humano se compone de cuerpo y mente, dado que el espíritu no puede ser considerado desde el punto de vista científico, pues no es experimentable), Mercedes Nasarre nos presenta un esquema antropológico moderno que tiene en cuenta los últimos desarrollos en psicología. El ser humano tiene cuatro niveles de realidad: el cuerpo, la mente, el mundo de las emociones (inteligencia emocional) y el espíritu (inteligencia espiritual). Hoy día, y después del trabajo de divulgación de Daniel Goleman, a nadie le resulta extraña la cuestión de la inteligencia emocional (de hecho, en mi centro se ha iniciado un proyecto que recoge toda la investigación en este sentido para aplicarla al ámbito educativo, con resultados realmente extraordinarios por parte de los alumnos). Todo el mundo lo acepta. Al igual que el desarrollo elaborado por los jesuitas norteamericanos Richard Riso y Russ Hudson sobre el eneagrama (ver la obra La sabiduría del eneagrama. Urano, 2001), que ha sentado las bases de la llamada actualmente "inteligencia espiritual". En este sentido, y no quisiera desviarme completamente del tema, es digna de encomio la obra de Brian Draper Inteligencia espiritual (de 2009, y publicada en castellano por Sal Terrae), primera obra que trata este tema monográficamente. En España, que yo sepa, existen al menos dos obras importantes sobre este asunto: Inteligencia espiritual, de Francesc Torralba (Plataforma, 2010), y La inteligencia espiritual, de José Luis Vázquez Borau (Desclée de Brouwer, 2012). Algún día comentaré alguna de estas tres obras.
Mercedes Nasarre |
1ª parte: El silencio. "Si haces silencio, podrás encontrarte a ti mismo. Si perseveras, te liberarás de ti mismo. Si sigues, es posible que encuentres el Amor".
2ª parte: Mónica. "En cada problema hay una 'historia de amor' escondida".
3ª parte: Bruno. "Si no sabes amar, no sabrás morir. Y viceversa, si no sabes morir, no sabrás amar".
Como se trata de una novela, no os voy a contar el argumento con detalle, pues perderíais la frescura con la que unos ojos nuevos se enfrentan al descubrimiento de un texto.
Carlos Lisieux es un psiquiatra joven, alejado del mundo, encerrado en sí mismo, casado con una mujer que es una perfecta desconocida para él, y que acaba de romper con su amante, Mónica. Cansado de su trabajo y de su existencia, decide pasar unos días en un monasterio para hacer un poco de silencio interior y ordenar ideas. Nada más llegar, ya le cuesta comprender que "el monasterio no es un hotel, ni una casa de retiro, ni una clínica de reposo, es solo un sitio donde se busca a Dios". Hacer silencio es una tortura para él. Y se siente muy alejado del concepto "Dios". Es más, todo lo religioso le parece ridículo, estúpido, una carga inútil... A partir de sus encuentros vespertinos con un monje que había sido psiquiatra antes que monje, poco a poco va descubriendo el valor del silencio. Esto le posibilita recorrer un camino que le lleva hacia su interioridad, hacia el lugar en el que se encuentra el Amor, es decir, Dios. Solo desde el amor sentido y experimentado en la soledad del monasterio, Carlos ve cómo toda su existencia va adquiriendo un nuevo sentido, que le lleva a superar soledades, frustraciones, complejos, inseguridades... Ante él aparece una nueva realidad, la realidad de la entrega, del compromiso consigo mismo y con el mundo, la realidad del amor sin condiciones. Únicamente de esta forma comprende no solo que Dios está dentro de cada uno de nuestros corazones, sino que nosotros estamos dentro de Dios.
El discípulo se convierte así en maestro cuando sale del monasterio, hasta el punto de que, con su ejemplo, consigue ayudar a su ex-amante, Mónica, la cual lleva un fardo demasiado pesado de soledad, sinsentido, de encuentros estériles y vacíos con los demás.
No cuento más del argumento. Sí me gustaría comentar que, tras la lectura del libro, me llevo varias cosas.
- El ser humano es mucho más que mera física y química. Existe una dimensión espiritual que la psiquiatría "materialista", con sus fórmulas y fármacos, no podrá nunca comprender.
- El ser humano puede vivir sin religión (si se lo propone), pero nunca podrá vivir sin su dimensión espiritual.
- Solo desde el silencio exterior e interior podremos entrar en contacto con el Amor.
- Solo desde el Amor podemos encontrar el sentido profundo a nuestra existencia. Solo él puede curar las heridas que todos llevamos y que tanto sufrimiento generan.
- Todos estamos llamados a bucear en el océano del Amor. En la medida en que profundicemos, poco a poco dejará de tener sentido una religión infantil anclada exclusivamente en dogmatismos y normas morales. Igual que la serpiente se va despojando de su piel conforme crece, así las personas estamos llamadas a purificar también nuestra fe.
Con esto termino. Sé que el libro ha levantado algo de polvareda en determinados contextos. No voy a entrar en el debate. Sencillamente, creo que su lectura puede hacer bien a mucha gente que se encuentra un poco "despistada" en lo que a la dimensión espiritual se refiere. Y esto, a la altura del partido en la que nos encontramos, no es poca cosa.
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