Psiquiatra humanista y hombre de una cultura enciclopédica, Enrique Rojas cree que la capacidad del hombre para superar el infortunio es asombrosa. Mandela o Solzhenitsyn sufrieron la cárcel y, pese a los momentos de desaliento, fueron felices entre rejas luchando por la libertad de los demás. Ello demuestra que el concepto de felicidad depende más de la interpretación de la realidad que de las circunstancias objetivas de la vida. Esta es una de las tesis que mantiene Rojas en su último libro, 'No te rindas' (Temas de hoy), en el que sostiene que uno de los secretos para ser dichoso radica en abrigar expectativas moderadas, también en el terreno afectivo. "Idealizar el amor es una de las grandes trampas y errores que ha cometido el ser humano en los últimos tiempos", asegura.
- Dice usted que es importante parar el reloj y disfrutar del hoy y el ahora. Sin embargo, ¿el hombre no se realiza proponiéndose retos que culminan en el futuro?
Decían los clásicos 'carpe diem' (aprovecha el momento). La felicidad consiste en la ilusión, en saber saborear los momentos, parar el reloj y ser conscientes de que la felicidad es una promesa que está por llegar.
- Habla de 'zapping' amoroso. ¿El donjuanismo está condenado al fracaso?
Don Juan era un personaje importante de su tiempo, un conquistador. Pero hoy se sabe que en don Juan, tanto el de Tirso como el de Zorrilla, hay más narcisismo que búsqueda del otro. Las relaciones interpersonales se parecen cada vez más a hacer 'zapping' en televisión. Vivimos en una sociedad líquida.
- ¿A qué se refiere?
Que es una sociedad muy movible, todo está cambiando, nada es estático ni fijo. Eso tiene una parte buena y es que se puede nacer pobre y morir millonario. La parte mala es que, en el terreno afectivo, todo ello ha producido la sociedad del espectáculo, en la que todo está cambiando y transitando. En lo que concierne a la afectividad, todo está preparado para la ruptura. Hemos forjado una sociedad sin vínculos.
Administración del deseo
- ¿Es más feliz la persona que tiene unas expectativas moderadas?
Exactamente. La felicidad consiste en la administración inteligente del deseo. En no equivocarse con las expectativas. Por ejemplo, en el amor. Aconsejo esperar de la relación afectiva un poco más de lo justo. Porque idealizar el amor es una de las grandes trampas y errores que ha cometido el ser humano en los últimos tiempos.
- Acuña el término de filiarcado, en contraste con el patriarcado. ¿Son muy abundantes los padres inmaduros?
Es un hecho que la familia se ha democratizado. A la vez, hay mucho padre ausente, que no participa, que no tiene voz ni voto en la educación de sus hijos. Antiguamente en las familias mandaban los padres y ahora mandan, dirigen y organizan los hijos.
- Cultivar la empatía quizá sea uno de los objetivos más difíciles que propone en su libro.
La empatía significa sintonizar con el otro. Vivimos un mundo en el que por una parte hay un individualismo atroz y por otro las redes sociales invitan permanentemente a hacer amigos, que muchas veces son meros conocidos. Estamos ante una sociedad técnicamente perfecta y al mismo tiempo muy perdida.
Cadena de montaje
- Concede gran importancia a la gratificación en el trabajo. Pero ¿qué pasa cuando se labora en una cadena de montaje?
En un trabajo muy monótono, en el que hay poca participación personal, hay que dar la vuelta al argumento y valorar la parte buena, que es tener un trabajo, unos compañeros. Mi lema y el título del libro es 'No te rindas', no te dejes hundir en la vida, aunque las circunstancias sean adversas.
- ¿Para ser feliz hay que saber sufrir?
La felicidad consiste, entre otras cosas, en el sufrimiento superado. La capacidad para superar las adversidades del pasado es buena para la salud mental.
- ¿Es bueno entonces no regodearse en la desdicha?
En el fondo todo está en la cabeza. La felicidad depende de la interpretación de la realidad que uno hace. En circunstancias históricamente adversas uno puede ser feliz. Nelson Mandela, en la cárcel de Robben Island, era feliz luchando por la libertad de Sudáfrica. Aleksandr Solzhenitsyn era feliz en el gulag pensando en cómo liberar al pueblo del atroz comunismo. Nguyên van Thuân, obispo coadjutor de Saigón, estuvo trece años en una cárcel de Hanoi, nueve de ellos en régimen de aislamiento, y escribió 'Testigos de esperanza'. Mutatis mutandis, gente que lo tiene todo para ser feliz, dinero, poder, no es feliz. La felicidad tiene mucho que ver con el proyecto de vida que uno ha elegido.
- ¿La inteligencia práctica es la más importante de todas?
No. Es preciso hablar de inteligencias, en plural. Dentro de esa cascada de inteligencias hay una que me parece decisiva: la instrumental, que consiste en las pequeñas herramientas que elevan la inteligencia de nivel. Está formada por cuatro elementos: el orden, la constancia, la voluntad y la motivación. Una persona con voluntad llegará más lejos que una inteligente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario