´En España no puede haber alumnos tan torpes´
Licenciado en Filosofía y Letras, profesor y directivo en varios centros escolares, Fernando Alberca de Castro promociona en estos meses su último libro, 'Todos los niños pueden ser Einstein'
El profesor cordobés Fernando Alberca de Castro. i NACHO OREJAS
Licenciado en Filosofía y Letras, profesor y directivo en varios centros escolares, Fernando Alberca de Castro promociona en estos meses su último libro, 'Todos los niños pueden ser Einstein'
ELENA FERNÁNDEZ-PELLO Noventa y nueve trucos para ser feliz, Cuatro claves para que tu hijo sea feliz, Guía para ser buenos padres, La Revolución necesaria, ¿Quieres casarte conmigo?, Las complicaciones del corazón... La relación de los títulos publicados por Fernando Alberca de Castro (Córdoba, 1966) da idea de cuáles son sus intereses: educación, felicidad y sus derivaciones. Licenciado en Filosofía y Letras, docente y directivo en varios centros escolares, fue miembro del Consejo Escolar del Principado de Asturias y simultanea la docencia con el trabajo en su gabinete de asesoramiento escolar y familiar. Estos meses se encuentra en el lanzamiento de su último libro, Todos los niños pueden ser Einstein, un título nuevamente sugerente.
- Hay que reconocerle el acierto al elegir los títulos de sus libros.
- No es un ardid publicitario, es que estoy convencido de la capacidad de cualquier ser humano para llegar a ser Einstein, sólo requiere método y motivación. Einstein era un genio, no un superdotado. Resolvía los problemas que se planteaba y eso tiene mucho que ver con la felicidad, y ése es el objetivo: que los niños sean felices. Los más inteligentes son más felices, porque son los que resuelven los problemas vitales más importantes. La inteligencia es felicidad y una sociedad inteligente es más feliz.
- ¿Su libro no sirve para hacer de un niño cualquiera lo que entendemos por un cerebrito?
- Parto del ejemplo de la vida de Einstein, que se convirtió en un genio después de haber sido un niño que aprendió a leer a los siete años, que a los quince años suspendía en el colegio... ¿Cuál fue la clave para que eso cambiara? El método adecuado y la motivación. El libro conjuga ambas cosas, inteligencia y emoción, cabeza y corazón. El que lea el libro para hacer de su hijo un Einstein encontrará las claves para hacerlo, pero sin dejar de lado las emociones.
- ¿Y cómo se motiva a un niño?
- Hay que hacerle capaz de resolver problemas, ser paciente cuando un niño de tres años se abrocha el abrigo, dejándolo que lo haga él solo, y como ése cualquier otro pequeño problema. A todo ser humano le gusta lograr lo difícil. Todos tenemos una mente maravillosa y un deseo de ser héroes y hacer grandes cosas, cosas buenas, para obtener reconocimiento o para sentirnos muy queridos. Un niño más querido es más capaz.
- ¿Los chiquillos están sobreprotegidos?
- Si no dejamos a los niños que resuelvan sus problemas, los convertimos en personas débiles, y el deber de los adultos es hacerlos independientes. La sobreprotección es muy común en la educación hoy en día, es el vicio más extendido en la sociedad del bienestar, donde es muy fácil y accesible resolver los problemas cotidianos.
- Entonces, ¿cuál es la receta para ser como Einstein?
- Hay varias claves que fortalecen a los niños y los hacen más inteligentes y felices: que aprendan a saltar sus propios obstáculos, enseñarles que todo tiene consecuencias, a disfrutar de lo extraordinario que esconde la vida cotidiana y a querer de verdad.
- El fracaso escolar en España es demasiado alto.
- En España no puede haber alumnos tan torpes, el sistema educativo es muy rígido, está muy volcado en el hemisferio izquierdo del cerebro, en el que domina la lógica, y eso a una inteligencia creativa le va mal; pero yo estoy convencido de que el próximo Einstein será un español. Juan Ignacio Cirac, el director del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica y premio Príncipe de Asturias, e Iniesta o Rafa Nadal, también ellos son ejemplos de inteligencia.
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