A las puertas de una nueva edición de la Setmana del Llibre en Català, proponemos una reflexión sobre el ensayo, género a menudo considerado menor en el mundo editorial pero esencial en la tradición literaria de cualquier cultura. El ensayo catalán vive, pese a algunas dificultades, un buen momento creativo
Portada del suplemento Cultura|s del miércoles 7 de septiembre de 2011 La Vanguardia
EL CERTAMEN
29a Setmana del Llibre en Català
PARC DE LA CIUTADELLA BARCELONA
Del 9 al 18 de septiembre del 2011
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En tiempos de crisis política, económica y social, y de cambios acelerados por el proceso de globalización, la expansión de internet y las redes sociales, el ensayo ha cobrado nueva fuerza y vitalidad. La necesidad de reflexionar sobre el presente y el pasado, sobre nuestra herencia cultural, y de pensar posibles soluciones para los múltiples problemas que acechan a la humanidad pero también a la vida cotidiana de cada uno de los ciudadanos, sitúan al ensayo en un espacio privilegiado para enriquecer el diálogo, el debate y lacrítica. No es extraño que un panfleto, un libro breve como ¡Indignaos! / Indigneuvos! (Destino), del diplomático Stéphane Hessel, “un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica”, que encabeza desde hace meses las listas de los libros de no ficción más vendidos, haya dado nombre al movimiento de los indignados, o del 15-M. O que un ensayo del historiador Tony Judt, Algo va mal / El món no se'n surt (Taurus / La Magrana), “un tratado sobre el malestar del presente”, sobre la crisis de la socialdemocracia y el estado del bienestar, haya sido un éxito de ventas. En tiempos de incertidumbre y de perplejidad, el ensayo nos recuerda que es posible repensar las cosas de otra manera, que la duda y la interrogación son necesarias para construir una sociedad más democrática, más compleja y más libre.
El ensayo en catalán vive un buen momento. Pese a las dificultades del sector editorial, pese a la lógica competencia del español y del inglés, el ensayo en catalán muestra no pocos síntomas de vitalidad, pero también, es evidente, de debilidad. Vayamos por partes. Hagamos un poco de historia. No es casualidad que el primer libro publicado por Edicions 62, la más importante editorial en catalán, fuera un ensayo, un libro emblemático de Joan Fuster, Nosaltres, els valencians (1962). El libro, toda una declaración de intenciones, abría una colección, Llibres a l'abast, en la que pronto aparecieron libros importantes: Poesia catalana del segle XX de J.M. Castellet y J. Molas, Barcelona, entre el pla Cerdà i el barraquisme de O. Bohigas, Art i societat de A. Cirici, Els altres catalans de F. Candel, Maragall i la setmana tràgica de J. Benet o La filosofia en el món d'avui de J. Ferrater Mora. Eran ensayos que, en pleno franquismo, conformaban una cultura catalana moderna en construcción con autores con vocación local y universal. Entre el personalismo de Mounier y el marxismo de Marx y Engels, se habría paso una cultura que apostaba por el humanismo, la ciencia y el pensamiento, y que traducía e integraba a los grandes autores de la modernidad. En Llibres a l'abast empezaron a publicar sus libros, entre otros autores, S. Giner, X. Rubert de Ventós, X. Fàbregas, A. Manent, J. Triadú, J. Ramoneda, A. Marí o J. Llovet. Y en Edicions 62 nacieron, con ayuda institucional, colecciones emblemáticas como Clàssics del pensament modern. El objetivo era revisar la tradición y poder disponer de los grandes textos del pensamiento occidental. La colección Textos filosòfics, fundada en la desaparecida editorial Laie, iba en la misma dirección.
Probablemente, la crisis de las ideologías dominantes, el conformismo y la institucionalización imperante durante los años noventa fueron algunas de las causas que llevaron a un cierto déficit del ensayo en catalán. La muerte de Fuster, en 1992, puede ser una fecha a tener en cuenta. El dominio de la ficción y el interés por el beneficio rápido en la industria editorial, que empezó a marginar géneros como la poesía o el ensayo, se consolidan en un modelo cultural más preocupado por el consumo y las grandes cifras que por la excelencia literaria y el rigor intelectual. Y, sin embargo, la pasión por el ensayo se ha renovado con el nuevo siglo. No es por azar que la edición catalana completa de los ensayos de Montaigne, Assaigs (Proa, 2006-2008), en tres volúmenes, en versión de V. Alonso, haya sido un fenómeno editorial. ¿Retorno a Montaigne? Sin duda, en tiempos de mudanza, de incertidumbre y de escepticismo, la obra de Montaigne se alza con lucidez y serenidad como antídoto contra la banalidad y las miserias que caracterizan nuestra vida contemporánea.
Entre los hechos relacionados con la actualidad del ensayo en catalán podríamos destacar diversos aspectos como, en primer lugar, la recuperación de autores esenciales. El ensayo inédito La curiositat (QuadernsCrema, 2009), de Eugeni d'Ors, complementa la edición de su obra catalana completa a cargo de X. Pla. Junto a la nueva edición interrumpida de la Obra completa de J. Fuster, de la que sólo ha llegado a aparecer el primer volumen, Poesia, aforismes, diari, vinyetes i dibuixos (Ed. 62, Diputació de Barcelona, UV, 2002), Edicions Bromera, de Alzira, ha publicado más de trece libros de su Biblioteca Joan Fuster. Gabriel Ferrater ha sido uno de los grandes maestros del ensayo literario. El volumen Tres prosistes. Joaquim Ruyra, Víctor Català i Josep Pla (Empúries, 2010) completa la edición de sus conferencias literarias inéditas. Es de esperar que pronto la publicación de las obras completas de G. Ferrater y de J. Ferraté que prepara J. Cornudella nos permita disfrutar de la inteligencia prodigiosa de los dos hermanos de Reus. Con motivo del Any Vicens Vives, la reedición de Notícia de Catalunya (2010) abría la Obra escollida del insigne historiador que la editorial Vicens Vives se propone estampar. Edicions de 1984 ha recuperado Dotze mestres (2009) y Marcel Proust (2011) de M. Serrahima. Son algunos ejemplos notables, pero también son especialmente interesantes las reediciones de Dues Catalunyes (Lleonard Muntaner, 2010) de À. Carmona, Quina mena de gent som (Pòrtic, 2009) y Meditacions en el desert (La Magrana, 2010) de Gaziel; o Com han estat i com som els catalans (Pòrtic, 2009) de R. Llorens.
Entre los maestros recién desaparecidos es justo recordar al lingüista Joan Solà, de quien acaba de aparecer L'última lliçó. Parlaments polítics i acadèmics (Empúries, 2011), testamento intelectual imprescindible y contundente de una de las máximas autoridades de la filología catalana.
Durante años, algunos premios prestigiosos han dado paso a nuevos autores y han abierto nuevos caminos en el ensayo. El geógrafo Joan Nogué, discípulo del gran Yi-Fu Tuan, ha obtenido el último premio Joan Fuster de Ensayo por su obra Paisatge, territori i societat civil (3 i 4, 2010). Uno de los acontecimientos recientes ha sido la creación del Premi Internacional d'Assaig Josep Palau i Fabre que en su primera edición ha recaído en dos espléndidos libros: Les bones companyies (Galàxia Gutenberg / Cercle de Lectors, 2010) de J. Cornudella y La vida plena. Quatre meditacions sobre la felicitat (Galàxia Gutenberg / Cercle de Lectors, 2010) de M. Hampe.
Pese a que el ensayo no tiene el mismo reconocimiento que la novela o la poesía, sin duda hay, entre los muchos ensayos que se publican en catalán, obras de gran calidad. De forma excepcional, pues no se suele otorgar a ensayos, la Introducció a la Ilíada. Homer, entre la història i la llegenda (Editorial Alpha, 2009), de Jaume Pòrtulas, obtuvo el Premi Nacional de Literatura 2009.
Sorprende comprobar la proliferación y la variedad de pequeñas editoriales independientes de calidad dedicadas al ensayo y a la traducción de autores de referencia, como Arcàdia, Edicions de 1984, Lleonard Muntaner, Afers, Obrador Edèndum o Fragmenta Editorial. Sense ànim de lucre (2011) de M.C. Nussbaum es uno de los últimos libros que ha dado a conocer Arcàdia. La nueva editorial Edicions de la ela geminada acaba de traducir a P. Sloterdijk, Temperaments filosòfics. De Plató a Foucault (2011).
Son numerosos los autores que han creado un público para el ensayo de actualidad. Eduard Punset, el divulgador científico, es un auténtico best seller. El economista Arcadi Oliveras, Un altre món (Angle, 2011), conecta con los movimientos alternativos e indignados; el antropólogo Gustau Nerín, Blanc bo busca negre pobre (La Campana, 2011), critica con conocimiento de causa la cooperación internacional; el economista Germà Bel, Espanya, capital París (La Campana, 2011), analiza la estructura radial de las comunicaciones en España que favorece el centralismo de Madrid; la periodista Patrícia Gabancho, que hace memoria de la transición en su último libro, A la intempèrie (Columna, 2011), reflexiona sobre la situación cultural en Catalunya en El preu de ser catalans (Meteora, 2007).
El inglés es la lengua habitual de los estudios y ensayos científicos, pero también de obras de autores como el sociólogo M. Castells, el humanista J. R. Resina o los politólogos F. Requejo, J. M. Colomer o M. Guibernau, pero son muchos los autores catalanes que tienen el español como lengua habitual, es el caso de los filósofos E. Trias, R. Argullol, M. Cruz, F. de Azúa o M. Morey, del físico J. Wagensberg, del teórico de la comunicación R. Gubern, o del malogrado Domènec Font. También es muy frecuente el caso de autores que escriben en catalán y en castellano pero que publican sus ensayos en castellano, como el último de J. Ramoneda, Contra la indiferencia (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2010). O el teórico del cine À. Quintana, o el fotógrafo J. Fontcuberta. Son demasiadas las disciplinas en las que el ensayo en catalán tiene una presencia muy menor. Es uno de los déficits a corregir.
Los autores que tienen una obra remarcable en catalán son muchos. Hay que citar a M. de Riquer, P. Gimferrer, J-F. Mira, J. M. Terricabres o R. Torrents. Innumerables los autores a tener en cuenta. Como los artistas Perejaume o A. Llena, los científicos E. Carbonell, D. Jou, R. Folch, M. Dominguez o X. Duran, los estudiosos de la literatura y la cultura como J. Guillamon, X. Pla, S. Skrabec, S. Abrams o J. Amat. El semiólogo S. Serrano, el ludolingüista M. Serra. Historiadores del arte como J-F. Yvars, M-J. Balsach, J. M. Minguet, los filósofos X. Antich, M. Rius, F. Birulés, N. Bilbeny o F. Sáez, los historiadores J. Fontana, J. Termes, B. de Riquer, J. B. Culla, J. M. Fradera, A. Garcia Espuche o F. Aisa, los teóricos de la imagen como J. Balló, X. Pérez y N. Bou, o periodistas como J. M. Huertas, E. Juliana, P. Rahola, A. Pons, E. Vila o X. Montanyà y poetas como N. Comadira, E. Casasses, A. Roig, E. Sòria, C. Torner, J. Subirana, M. Forcano o Arnau Pons, entre otros.
El panorama es realmente espectacular, pero hay varios aspectos débiles preocupantes. El primero, el reducido número de ventas en catalán, en muchos casos inferiores a quinientos ejemplares y siempre muy por debajo del español, más rentable económicamente. La falta de un canon de referencia, de autores y de colecciones indispensables, en un mercado muy fraccionado y disperso. La dificultad de internacionalizar el ensayo catalán. Más allá de autores universales como el pintor Antoni Tàpies o, por ejemplo, el teólogo multilingüe Raimon Panikkar, es difícil encontrar ensayistas catalanes en los catálogos de las grandes editoriales europeas, americanas y asiáticas. El trabajo a realizar es inmenso, pero hay que empezar por exigir rigor, originalidad y ambición, y, sobre todo, prestigiar y estimular el ensayo en catalán de calidad. Pero hay que trabajar desde la base, la enseñanza es fundamental. La escuela y la universidad son nuestro verdadero talón de Aquiles.
Como explica y argumenta Jordi Llovet en su celebrado ensayo Adéu a la Universitat. L'eclipsi de les humanitats (Galàxia Gutenberg / Cercle de Lectors, 2011), la crisis del sistema educativo y el bajo nivel de la formación humanística son letales para el futuro de la cultura y de la sociedad. Si la cultura catalana quiere dialogar con las otras grandes culturas debe fortalecer su musculatura intelectual. El ensayo es capital.
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