La filosofía materialista que abandera el capitalismo salvaje está en decadencia. A estas alturas, ya nadie pone en duda que la crisis financiera del sistema es en realidad una crisis de valores y de consciencia de la sociedad. Puede que en Occidente seamos más ricos que nunca, pero también mucho más pobres. Prueba de ello es la actitud con la que la mayoría de empleados españoles afrontan los lunes. A primera hora suena el despertador y se levantan a regañadientes de la cama para ir a trabajar, entrando en una rueda de la que no saldrán hasta el viernes por la tarde. Y dado que las empresas siguen creyendo que la “gestión tóxica” de sus colaboradores es la más eficiente para multiplicar sus tasas anuales de crecimiento y lucro, para muchos la palabra “trabajo” sigue siendo sinónimo de “obligación”, “monotonía”, “aburrimiento” y “estrés”.
De hecho, la gran mayoría de la población activa trabaja porque no le queda más remedio. Es una simple cuestión de supervivencia económica. Por medio del control del capital, que se traduce en el pago de salarios a finales de cada mes, las empresas se han convertido en las instituciones predominantes de nuestra era. No sólo condicionan y limitan nuestro estilo de vida, sino que son dueñas de nuestro tiempo y de nuestra energía. Incluso hay quien dice que la esclavitud y la explotación no se han abolido. Tan sólo se han puesto en nómina.
Como consecuencia de este contexto socioeconómico, cada vez más trabajadores detestan a su empresa, no soportan a su jefe y odian su profesión. Lo cierto es muchos están dejando de creer en la felicidad. Basta con ver la cara de la gente por las mañanas en los vagones del metro o en los atascos de tráfico. Algunos sociólogos afirman que padecemos una epidemia de “falta de sentido”, lo que a su vez está ocasionando una enfermedad psicológica, más conocida como “vacío existencial”. Debido a esta saturación de insatisfacción colectiva ya hay quien nos define como “la sociedad del malestar”.
El Principito se pone la corbata (Temas de Hoy) es una fábula aparentemente inocente, cuya intencionalidad es cuestionar la falta de valores imperante e nuestra sociedad, proponiendo el autoconocimiento y el desarrollo personal como caminos para superar la crisis existencial individual y colectiva. Inspirada en El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, este relato pone de manifiesto el profundo cambio que pueden experimentar los seres humanos y, por ende, las organizaciones de las que forman parte, cuando toman consciencia de su verdadero potencial, poniéndolo al servicio de una función necesaria, creativa, sostenible y con sentido.
Índice del libro
Nota aclaratoria
Prólogo. Los cínicos no sirven para este oficio
I. Dime cómo lideras y te diré quién eres
II. Algunos jefes son muy malos para la salud
III. El hombre de hoy sigue siendo un esclavo
IV. La improductividad del sufrimiento
V. El verdadero escéptico es el que explora lo que desconoce
Honestidad, humildad y coraje
¿Qué es y para qué sirve el autoconocimiento?
¿Es el autoconocimiento un acto egoísta?
La esclavitud de la reactividad
Entrenar conscientemente la proactividad
Realidad e interpretación de la realidad
La tiranía del egocentrismo
El poder de la aceptación
La función de las crisis existenciales
¿Qué es lo que cambia cuando una persona cambia?
VI. La patología del éxito
VII. El aprendizaje es el camino y la meta
La asunción de la responsabilidad personal
Miedo, ira y tristeza
¿Qué es, cómo funciona y para qué sirve el ego?
Diferencia entre inocencia, ignorancia y sabiduría
La felicidad y la paz interior vienen de serie
Cuestionar el sistema de creencias
El reto de autoabastecerse emocionalmente
La importancia de cultivar la energía vital
El arte de la compasión
VIII. En busca de uno mismo
IX. ¡Ojo! El poder aísla y corrompe
X. Madurar consiste en dejar de creerse víctima de las circunstancias
Epílogo. Si de verdad quieres cambiar el mundo, empieza por ti mismo
Agradecimientos
Bibliografía recomendada
Prólogo. Los cínicos no sirven para este oficio
I. Dime cómo lideras y te diré quién eres
II. Algunos jefes son muy malos para la salud
III. El hombre de hoy sigue siendo un esclavo
IV. La improductividad del sufrimiento
V. El verdadero escéptico es el que explora lo que desconoce
Honestidad, humildad y coraje
¿Qué es y para qué sirve el autoconocimiento?
¿Es el autoconocimiento un acto egoísta?
La esclavitud de la reactividad
Entrenar conscientemente la proactividad
Realidad e interpretación de la realidad
La tiranía del egocentrismo
El poder de la aceptación
La función de las crisis existenciales
¿Qué es lo que cambia cuando una persona cambia?
VI. La patología del éxito
VII. El aprendizaje es el camino y la meta
La asunción de la responsabilidad personal
Miedo, ira y tristeza
¿Qué es, cómo funciona y para qué sirve el ego?
Diferencia entre inocencia, ignorancia y sabiduría
La felicidad y la paz interior vienen de serie
Cuestionar el sistema de creencias
El reto de autoabastecerse emocionalmente
La importancia de cultivar la energía vital
El arte de la compasión
VIII. En busca de uno mismo
IX. ¡Ojo! El poder aísla y corrompe
X. Madurar consiste en dejar de creerse víctima de las circunstancias
Epílogo. Si de verdad quieres cambiar el mundo, empieza por ti mismo
Agradecimientos
Bibliografía recomendada
Si quieres comenzar a leerlo, descárgate gratuitamente los dos primeros capítulos pulsando aquí.
Para ver una entrevista en el programa “Cara a Cara”, de CNN+, pulsa aquí
Para escuchar una entrevista radiofónica en El Periodista Digital pulsa aquí y luego clica en “Descargar”
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