Luis Cernuda, una vida en dos volúmenes
Cultura • 24 Mayo 2011 - 8:27am — Jesús Alejo
En esta entrega, el escritor se aleja de las ideas preconcebidas sobre el vate.
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Foto: Héctor Téllez
Antonio Rivero Taravillo aborda la vida de Cernuda desde su salida de España y su paso por México.
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* Lee aquí un adelanto de Años de exilio de Luis Cernuda
Ciudad de México • En noviembre de 1952, Luis Cernuda llegó a México. Habían transcurrido 14 años desde que decidió alejarse de su tierra, con la guerra civil a cuestas, pero también de su enfrentamiento con lenguas que no le pertenecían: Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, lo que de muchas maneras se reflejó en su obra.
Antonio Rivero Taravillo (Melilla, España, 1963) rescata esa época en la vida del poeta con el libro Luis Cernuda. Años de exilio (1938-1963) (Tusquets, 2011), con el cual concluye su aproximación biográfica a uno de los personajes emblemáticos de la poética española de la primera mitad del siglo XX.
“En este segundo volumen me distancié un poco del personaje, he procurado estar muy pendiente de contrastar y poner en tela de juicio alguna cosa que ya se daba como aceptada: busqué que los datos se impongan sobre ideas preconcebidas.”
El libro aborda la vida de Cernuda desde su salida de España y su paso por varios países, en los que se nota cierta inestabilidad en su propia existencia, cuenta el estudioso español, porque uno de los problemas que enfrentó fue ocupar puestos en universidades que no le daban la consideración que tenían otros compañeros de su generación poética, como Pedro Salinas o Jorge Guillén, quienes tenían buenos puestos académicos.
Sin embargo, el alejamiento de la tradición española y de la lengua, enriquecen al poeta, porque conoce otra tradición, el punto de inflexión se produce cuando llega a México a asentarse en 1952.
De acuerdo con Antonio Rivero, su llegada a México se convirtió en punto de inflexión en la vida del poeta, sobre todo por su recuperación de la lengua y de una forma de vida que “estaba más en consonancia con su alma.
Ya desde los años 40, se había empezado a construir la relación entre México y Cernuda, un enamoramiento que se concretó cuando el poeta tuvo un amor en el país, que lo llevó a abandonar en forma definitiva a Estados Unidos.
“Recupera el amor, la lengua y cierta armonía con el mundo y aunque él se encontraba en conflicto consigo mismo, hubo cierta reconciliación, en especial, con amistades, porque había dejado atrás muchas, que llegó a rescatar en México.”
Lo mejor de su obra ya estaba escrito antes de su llegada, pero en México encontró temas nuevos y, sobre todo, la atmósfera propicia para sus tres últimos lustros de vida.
“Existía la idea de que Cernuda había sido víctima de los otros; en muchas ocasiones sufrió injusticias, situaciones calamitosas, etc., pero había un componente de su propio carácter que lo hacía romper lazos, sentirse aislado; personas que lo querían le daban cariño, lo ayudaban, pero él casi siempre rompía con esas personas y ahí hay que buscar a un responsable: Luis Cernuda.”
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