domingo, 31 de julio de 2011

Javier Marias: Enamoramientos 1951 Premio en Austria

Marías (Madrid 1951), que recibirá la distinción en Salzsburgo de manos de la ministra de Cultura austriaca, Claudia Schmied, entra a formar parte de un ilustre grupo de galardonados que incluye a Eugène Ionesco (1971), Milan Kundera (1987), Inger Christensen (1994) y A.L. Kennedy (2007).

En palabras del jurado, "será honrado un autor que narra desde el centro de la historia europea del siglo XX y cuyas obras están escritas en europeo".

La dimensión europea del galardón caracteriza muy bien a Marías que ha vivido en Madrid, Venecia, Barcelona, París, Oxford (Reino Unido) y en Connectituc y Massachusetts (EE UU).

En estas dos últimas ciudades pasó parte de su infancia debido a que su padre, el filosofó Julián Marías, represaliado durante el franquismo, se le prohibió impartir clases en universidades españolas por lo que tuvo que trasladarse con su familia de cinco hijos al extranjero.

Marías y su familia vivieron en Massachusetts en la planta inferior de una casa cuyo piso superior habitaba Vladimir Nabokov, uno de los autores favoritos del escritor español.

No fue hasta que publicó a los 40 años Corazón tan blanco (1992), su séptima novela que alcanzó el reconocimiento internacional.

La gran crítica que hizo de la obra en su popular programa televisivo el gran gurú alemán de literatura Marcel Reich-Ranicki hizo que el libro subiera a los primeros puestos entre los superventas en alemán, lo que contribuyó a su conocimiento y reconocimiento como autor y al de su novela no solo en el mundo de habla germana sino también en otros, ha asegurado en diversas ocasiones Marías.

"Mis personajes son intercambiables, no están adscritos a ningún país", suele decir el autor, quien afirma que "en la lengua en la que uno escribe tiene una importancia secundaria, pues se trata solo de un medio para ayudarse a expresarse y ser comprendido".

Marías nunca ha escrito adecuándose al gusto del público y dice estar convencido de que sin la presión de conseguir nuevamente un éxito se trabaja mejor. No intenta escribir novelas "normales", según sus propias palabras, con "presentación, nudo y desenlace", si no que como autor se toma la libertad "de escribir historias que discurren paralelamente porque de esa manera ocurren las cosas en la vida, de forma desordenada. Uno nunca sabe lo que va a suceder".

Los diarios austriacos en la edición del sábado coinciden en destacar la diversidad y productividad de Marías, novelista, autor de libros de relatos, ensayos y literatura infantil, traductor, lector en la universidad de Oxford, editor y articulista. También, miembro de la Real Academia Española desde 1996.

"Quizá justamente ese desbordamiento, esa universalidad es lo que da sentido a este escritor, quien es fiel a su pasión por el fútbol", escribe el diario austriaco Der Standard.

Su última novela, Los enamoramientos, publicada la pasada primavera, ha sido nuevamente un éxito de crítica y lectores en España, a falta de que haya sido traducida aún a otras lenguas.

Aunque entre Los enamoramientos y su anterior obra, Veneno y sombra y adiós (2007), han transcurrido más de cuatro años, no se ha dejado meter prisa por su editorial y tan solo cuando le gustó su última corrección, permitió su publicación, recuerdan los diarios.

"Escribo únicamente sobre temas que me incumben en mi vida. Tengo un interés personal en el tiempo en el que vivo y en temas como la traición, la desconfianza, el secreto y el engaño", que son los que aparecen con frecuencia en su obra.

sábado, 30 de julio de 2011

Jose Armas Marcelo

Es un Escritor Canario.
Que escribio haya por 1980 un Libro sobre Mario Vargas LLOSA
Es un Libro que me gusto mucho en su momento y acabo de releer.
El canario es un seguidor de Mario y se decanta por su obra.
A mi me encanta la obra de Mario.

sábado, 23 de julio de 2011

Zig Ziglar Y Las Ventas

Lleno de consejos practicos y motivacion para todo profesional de ventas, "Zig Ziglar Ventas" es una completa guia de referencia para cualquier profesional en este campo.
Sirviendose de sus mas de cuarenta anos de experiencia en ventas, el experto motivador Zig Ziglar ofrece un caudal de informacion practica e inspiradora para triunfar en el acelerado mundo actual de ventas. El principal objetivo de Ziglar es ayudar a los profesionales de las ventas a persuadir a sus clientes de forma mas eficaz, etica y con mayor frecuencia En este estimulante libro, analiza:
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Como tratar con personas groseras, enojadas y de mal humor
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Amalia Lafuente: Codigo Genetico

–«Código genético»: ¿ha escrito esta novela para que se entienda mejor el mundo de la ciencia?
–Para desmitificarlo. La gente tiene idealizados a los científicos, los ve como santos o seres altruistas. Y somos como todos: santos, ruines y vanidosos, capaces de cualquier cosa por un pedazo de gloria.

–Su protagonista: una becaria que investiga un fármaco contra el alzhéimer. Una enfermedad terrible...
–No hay nada más terrible, la gente le tiene más miedo que al cáncer. El alzhéimer no te deja morir con dignidad.

–Algo le ocurre a la becaria con su director...
–Sí, sufre acoso sexual. El abuso de poder con las becarias se da mucho.

–Doctora, ¿le cae bien el doctor House?
–Gusta por lo borde que es, y a mí no me gustan los bordes.

–Por el código genético se pueden hacer muchas previsiones. ¿Querría saber qué enfermedades va a sufrir, cuándo va a morir?
–No. Y hay mucha gente que prefiere no saberlo.

–Dedica su novela «a quienes todavía creen que investigar es tocar el cielo con un dedo».
–Sí, a los becarios que aún tienen esa fe. Yo la conservo, pero no intacta. Estoy un poco desencantada.

–¿Cuándo se toca el cielo con un dedo?
–Cuando el experimento te habla, cuando da resultados claros.

–¿Está en el ADN el origen de la crisis?
–Sí, porque está la codicia, la ambición... Todo está en el ADN.

–¿Tenemos aquí un ADN digno del euro?
–Esperemos que sí. Esta crisis va a servir para que sepamos más de economía. La gente habla de la prima de riesgo como de fútbol.

–Si en España escribir es llorar, ¿qué es investigar?
–Algo bipolar: se pasa de momentos de depresión a la euforia.

–¿Lo peor de la investigación científica?
–Ser consciente de que has dedicado tu vida a un grano de arena, que sólo aportas un grano de arena. La ciencia avanza muy lentamente.

–La disciplina fiscal está en el ADN alemán. ¿Que no está en el nuestro?
–Parece que aquí no tenemos el gen de la disciplina.

–Los jóvenes investigadores se van. ¿Sigue ahí el «que inventen ellos»?
–Sí, no hay dinero para la investigación. Se invierte poco y a veces mal. Se hacen fichajes estelares para ganar votos: política de escaparate.

–Y es que, además, tienen que vendernos bien las rebajas...



Con firma propia
Profesión: catedrática de Farmacología, profesora e investigadora.
Nació: en 1952, en Barcelona.
Por qué está aquí: por su novela «Código genético» (Plaza y Janés).

Donald KEENE un Americano en Japón

El profesor Keene lleva una doble vida. En Occidente se ha ganado una reputación como distinguido erudito y traductor, y en Japón es una verdadera celebridad. Tal es así, que las memorias que ahora compila Nocturna Ediciones fueron publicadas durante cuarenta y una entregas, a modo de artículos periodísticos, en el rotativo tokiota «Yomiuri», en su edición matutina de cada sábado, cuando el autor contaba con 84 años de edad. Su vida entera se resume en el título del libro, que, a grandes rasgos, pasa por haber estado en suelo nipón a finales de la Segunda Guerra Mundial –como traductor de la Marina– y haber vivido allí desde la década de los cincuenta, siendo testigo de la reconstrucción de un país derrotado. Se impregnó de su cultura, sus raíces, su gastronomía y su sabiduría milenaria. Entabló amistad con los grandes intelectuales y, en definitiva, no se convirtió en sólo un occidental en Japón, sino que le brotó el país en su cuerpo de norteamericano.

La guerra y el conocimiento
Su amor hacia Japón arranca, como las grandes aventuras de la vida, por pura serendipia. El azar hace que en una librería de viejo, siendo estudiante, se topara con la versión inglesa del «Genji Monogatari», obra clásica de la literatura japonesa, que despertaría su interés por aprender la lengua. Llegó el ataque por sorpresa sobre Pearl Harbour en 1941 y sin dudarlo, Keene decide estudiar japonés en la Escuela de Lenguas de la Marina. Pese a sus sentimientos pacifistas, no le produce ningún conflicto emocional entrar en el Ejército, porque, simplemente aprovecha los medios que le brindan «para aprender japonés». Sus azarosas vivencias durante la guerra están contadas al detalle en los primeros doce capítulos, lo que ofrece al lector un interés especial como testimonio directo de la cruenta guerra del Pacífico. Interesantes, en particular, son algunas anécdotas que relata con ocasión de sus primeros contactos con los prisioneros japoneses de guerra, donde se deduce claramente su personalidad afable, conciliadora y empática. Empieza a fraguarse un amor indestructible, pero no será hasta arrancados los cincuenta cuando logrará el ansiado objetivo de su vida: investigar en Japón con una beca las letras niponas.

La segunda parte del libro tiene como objetivo retratar su estancia en el país del Sol Naciente, la fusión con sus costumbres y sus contactos con la intelectualidad de la época. Fue amigo, entre otros, de Tanizaki, Kôbô Abe, Kawabata (Nobel de 1968) y Mishima. Emotivas las referencias que hace de los respectivos suicidios de ambos así como el relato de los celos mal camuflados del segundo por el premio. No en vano cita palabras de Ôoka, quien declaró que «el Nobel les había matado a ambos». Quizá el capítulo más interesante es el dedicado a la llamada cultura de «Higashiyama» (abarca el corto periodo entre 1483 y 1490) que origina buena parte de las manifestaciones tradicionales del «kokoro» (corazón) del pueblo japonés. De ahí derivan, por ejemplo, el nacimiento del Teatro Noh o la exquisitez de la ceremonia del té. Completan este paseo emotivo por Japón las deliciosas ilustraciones de Akira Yamaguchi que recuerdan al grabado tradicional nipón, dotadas de gran calidad artística y adornadas con pinceladas de exquisito humor. En definitiva, un libro imprescindible para quienes tengan a Japón... en el envés de su alma.


«Un occidental en japón»
Donald Keene
nocturna ediciones
344 páginas. 17 euros.

Sobre el autor
Profesor de lengua japonesa en distintas universidades norteamericanas y británicas. Sus exhaustivas investigaciones le han hecho merecedor de diversos reconocimientos como la Orden del Sol Naciente o el prestigioso premio de la Japan Foundation.
Ideal para...
Acercarnos a la historia de Japón de un modo ameno y didáctico, como quien nos guía de la mano por un museo.
Un defecto
Acaso y sólo acaso, el último tercio del libro se hace un poco menos emocionante.
Una virtud
No sólo es el fascinante relato del choque entre dos culturas, sino también la imbricación de emociones y experiencias que nos unen más que nos separan.
Puntuación
8

viernes, 22 de julio de 2011

Joaquin Sabina - La canción más hermosa del mundo

JoaquinSabina: La canción más Hermosa del Mundo

Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda,
medio par de zapatos de clown y un alma en almoneda,
una hispano olivetti con caries, un tren con retraso,
un carné del Atleti, una cara de culo de vaso,

un colegio de pago, un compás, una mesa camilla,
una nuez, o bocado de Adán, menos una costilla,
una bici diabética, un cúmulo, un cirro, una strato,
un camello del rey Baltasar, una gata sin gato,

mi Annie Hall, mi Gioconda, mi Wendy, las damas primero,
mi Cantinflas, mi Bola de Nieve, mis tres Mosqueteros,
mi Tintín, mi yo-yo, mi azulete, mi siete de copas,
el zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa.

Mi escondite, mi clave de sol, mi reloj de pulsera,
una lámpara de Alí Babá dentro de una chistera,
no sabía que la primavera duraba un segundo,
yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

Les presento a mi abuelo bastardo, a mi esposa soltera,
al padrino que me apadrinó en la legión extranjera,
a mi hermano gemelo, patrón de la merca ambulante,
a Simbad el marino que tuvo un sobrino cantante,

al putón de mi prima Carlota y su perro salchicha,
a mi chupa de cota de mallas contra la desdicha,
mariposas que cazan en sueños los niños con granos
cuando sueñan que abrazan a Venus de Milo sin manos.

Me libré de los tontos por ciento, del cuento del bisnes,
dando clases en una academia de cantos de cisne,
con Simón de Cirene hice un tour por el monte Calvario,
¿qué harías tú si Adelita se fuera con un comisario?

Frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera,
si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera,
heredé una botella de ron de un clochard moribundo,
olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo.

Nunca pude cantar de un tirón
la canción de las babas del mar, del relámpago en vena,
de las lágrimas para llorar cuando valga la pena,
de la página encinta en el vientre de un bloc trotamundos,
de la gota de tinta en el himno de los iracundos.

Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

La vida hay que vivirla Apasionadamente: Con Pasión

Imaginen la escena: un juez abrumado, la sala desbordada de curiosos y en el banquillo unos desconocidos llamados, por ejemplo, Cervantes, Jack London, Verlaine, Chester Himes, Jean Genet, Althusser, Álvaro Mutis, Gregory Corso o Jack Kerouac... Imaginen el grosor de los expedientes, sin tener en cuenta, además, los que pudieran hacer referencia a cuestiones políticas ni sexuales. No se trata, en este caso, de censura ideológica ni de amores que no se atreven a decir su nombre. Imaginen también el miedo, la ingenuidad de algunos acusados y la maldad de tantos rivales literarios que celebran el mal ajeno. La sala se va llenando, y el juez pide silencio, mientras sube al estrado el primer acusado, primus inter pares en todos los sentidos: Miguel de Cervantes, (1547-1616), encarcelado en dos ocasiones por supuesta estafa.

Marcado por la desdicha, tras años de calamidades y nada ligero de equipaje (Lepanto, cinco años de cautiverio en Argel, un matrimonio desdichado y numerosas pendencias literarias), en 1587 Cervantes fue designado comisario real de abastos (recaudador de especies) para la Armada Invencible. Y su suerte no cambió: en 1592, en Castro del Río fue encarcelado acusado de vender parte del trigo requisado, y en 1597, siendo recaudador de impuestos, volvió a dar con sus huesos en la trena de Sevilla durante cinco meses. ¿La causa? Simón Freire, el banquero que custodiaba lo que el escritor recaudó, quebró según unas fuentes o huyó con el dinero, según otras. Fue entonces cuando comenzó a escribir El Quijote, en esa “cárcel donde toda incomodidad tiene su asiento”.

Cervantes acabó demostrando su inocencia, algo de lo que no podía presumir, en ningún caso, François Villon (1431-?), el mejor poeta francés del siglo XV. ¿Cargos? El asesinato del religioso Philippe Sermoise, un rival de amores, en 1456. Poco después participó en el hurto del Colegio de Navarra y prosiguió sus fechorías en el valle del Loira, donde fue encarcelado en 1461. Liberado meses después, volvió a París y escribió Le Testament, pero fue arrestado de nuevo en 1462; torturado y condenado a la horca, en 1463 se le conmutó la pena por 10 años de destierro de París. Lógicamente, no se volvió a saber de él...

Chatterton, el falsificador
De Ben Jonson (1572-1637), en cambio, se sabe todo: que fue uno de los padres del teatro inglés y que en 1598 fue encarcelado por matar al actor Gabriel Spenser en un duelo. Lo mejor fue su forma de huir de la prisión. Convertido al catolicismo, obtuvo el llamado beneficio de clérigo, una suerte de amnistía por recitar un verso bíblico en latín ante el tribunal.

Si Cervantes fue acusado de desfalco y Villon y Jonson de asesinato y robo, lo de Thomas Chatterton (1752-1770) no pasó de un juego literario tan precoz como genial: con once años falsificó su primera obra maestra del medievo, la égloga Eleonure y Juga, asegurando que se trataba de un viejo manuscrito del siglo XV de un supuesto monje medieval llamado Thomas Rowley. Después vendrían poemas, baladas, biografías y dramas. Para hacer más creíble el embuste, Chatterton avejentaba el papel untándolo con ocre y restregándolo contra el piso de ladrillo, y llegó incluso a componer un diccionario Rowley-Inglés/Inglés-Rowley, pero pronto comenzaron las sospechas de fraude y el falsario acabó envenenándose con apenas 18 años.

Verlaine, preso por amor
Dos años menos, dieciséis tenía Arthur Rimbaud cuando fue a vivir con Paul Verlaine y su mujer, embarazada, en 1871. Los poetas huyeron a Londres y Bélgica, pero en 1873, en Bruselas, Verlaine dio fin a esta atormentada relación amorosa disparando en la muñeca a Rimbaud, y fue condenado a dos años de prisión, que cumplió en Bruselas y en Mons.

Nuestro siguiente culpable ha pasado a la historia como “pintor, escritor y asesino”. Admirado por los más selectos círculos intelectuales ingleses de principios del XIX, Thomas Griffiths Wainewright (1794-1847) fue conocido como el envenenador de Londres: celebrado por la élite cultural de la época, hizo un seguro de vida a su cuñada por 18.000 libras meses antes de que muriese, por casualidad, envenenada. El problema fue que le encontraron considerables dosis de estricnina y la policía acabó descubriendo que había asesinado también a su hermano, a un tío y a su suegro.

Mucho más inocente resultó Henry David Thoreau (1817-1862), que pasó un día en la cárcel, el 23 de junio de 1846, por negarse a pagar los impuestos dedicados a sufragar la guerra contra México. Fue, escribió, “una novedad interesante”. La guerra le parecía injusta, por lo que proclamó que “bajo un gobierno que encarcela a cualquiera injustamente, el lugar en el que debe estar el hombre justo es la prisión”.

A veces los escritores-delincuentes tienen mucho cuento, y se convierten, como en el caso de O'Henry, en maestros del género tras su paso por la prisión. Su verdadero nombre era William Sydney Porter (1862-1910) y simultaneaba su trabajo en el First National Bank con el alcohol, sus escritos en un semanario humorístico llamado The Rolling Stone, y una desdichada vida familiar. Acusado en 1895 de desfalco, no ayudó mucho a sus defensores al huir en julio de 1896 rumbo a Honduras. La noticia de que su mujer estaba agonizando le hizo regresar a Estados Unidos, donde fue juzgado y condenado a cinco años de cárcel, aunque sólo cumplió tres por buena conducta: mientras, escribía los relatos a los que debe su fama.

Sólo tres años después, en 1894, el novelista Jack London (1876-1916), pasó un mes en la cárcel de Erie County en Buffalo (Nueva York) por vagabundeo. Una experiencia traumática porque, como escribió en The Road, “La manipulación del hombre fue solo uno de los menores horrores no aptos de mención, para evitar ofensas morales, de la penitenciaría”.

El paso por la cárcel transformó a London, pero no tanto como a Chester Himes (1909-1984); expulsado de la Universidad de Columbus en 1926 por robo, sólo dos años después era condenado a veinte años de cárcel por atraco a mano armada. En la cárcel consiguió una máquina de escribir ,y leyendo a Dashiell Hammet se convenció de que al menos “podía hacerlo igual que él. Cuando mis relatos comenzaron a ser publicados, los otros reclusos pensaron exactamente lo mismo”. Liberado en 1935, la publicación de su primera novela en 1945 le consagró como un genio de ese género negro que tan bien conocía.

Otra perla del crimen fue Jean Ray, seudónimo de Jean Raymond Marie de Kremer (1887-1964), escritor belga de relatos de terror que fue sentenciado a seis años de cárcel por desfalco (y liberado dos años después), dejando atrás acusaciones de tráfico de armas y alcohol. Eximio mentiroso según algunos, sus amigos le consideraban “uno de los últimos piratas”, y él convirtió la historia de su vida en su mejor ficción.

Quien nunca renegó de sí mismo ni tuvo que reinventarse fue Jean Genet (1910-1986), “rebelde absoluto” y ladrón precoz desde los diez años. Para él, “lo sagrado era el sacrilegio contra los valores ensalzados por la moral y su inspiración, el crimen, la homosexualidad y la traición, trinidad en torno a la cual”, según apunta Javier Memba, “gira su obra”. Genet consideraba el robo como una vocación sagrada y, fiel a sí mismo, fue encarcelado en numerosas ocasiones por robo, prostitución y pederastia...

Los delincuentes beats
Al menos Genet no fue acusado de asesinato, mientras que otros autores hoy olvidados pero popularísimos en su día, como Alfonso Vidal Planas (1891-1965), acabaron entre rejas, tras disparar en este caso concreto, el 2 de marzo de 1923, en una taberna, a un periodista llamado Luis Anton del Olmet. Condenado a 12 años de prisión, fue absuelto 3 después y al acabar la condena se exilió.

Mención especial merece la generación de poetas beats que revolucionó la literatura del siglo XX: ninguno de sus miembros más destacados se libró de la cárcel. El primero en subir al estrado ahora es Jack Kerouac (1922-1969), acusado de encubrir a Lucien Carr, compañero de cuarto de Allen Ginsberg (1926-1997) en la Universidad de Columbia en los años 40 y que conoció a Kerouac a través de la novia de Jack, Edie Parker. Carr asesinó a puñaladas a David Kammerer en 1944, y se declaró culpable. Kerouac fue condenado por encubridor, pero, tras pagar una fianza de 2.500 dólares recuperó la libertad. Años más tarde Ginsberg era detenido al encontrar la policía material robado en su piso. El poeta pudo eludir la cárcel pero no el psiquiátrico y descubrió que sí, que “los abismos son reales”.

También Gregory Corso (1930) fue detenido por intentar vender una radio robada; trasladado a una cárcel de Nueva York, permaneció varios meses, siendo maltratado por los demás presos hasta que acabó en un psiquiátrico. Por su parte, Neal Cassady (1926-1968) fue arrestado en 1958 por ofrecerse a compartir droga con un agente secreto de la polcía, lo que le supuso una condena de dos años.

Peor le fue a William Burroughs (1914-1997), culpable de haber asesinado en 1951, en Ciudad de México, a su mujer, Joan Vollner, jugando a ser Guillermo Tell. El autor de El almuerzo desnudo disparó sobre la manzana que sostenía en la cabeza su mujer, pero hizo diana en su frente. En su declaración afirmó que fue una muerte accidental, los forenses mexicanos avalaron su versión y, pocos días más tarde regresó a Estados Unidos sin exceso de equipaje ni sentido de culpa. Su gran amigo Kerouac llegó a escribir: “Bill es grande, y Joan le ha hecho aún más grande que nunca”.

El expediente Bunker
Otra grandeza siniestra , muy distinta, muestra Edward Bunker, que desperdició gran parte de su vida entre rejas. A los 17 años se convirtió en el preso más joven de San Quintín y pasó las dos décadas siguientes entrando y saliendo de diversas cárceles, mientras, comenzaba a leer y a escribir. Sus libros autobiográficos le han convertido en autor de culto, y autores como William Styron y James Ellroy o Quentin Tarantino se declararon fervientes admiradores suyos. Otros autores-asesinos de nuestros días son Hugh Collins (1944), uno de los delincuentes juveniles más peligrosos de Gran Bretaña, y Jimmy Boyle (1944), que presumía de ser “el hombre más violento de Escocia”. Autodefinido el primero como “una bomba a punto de estallar”, Collins fue condenado a cadena perpetua por clavar un cuchillo de caza en el corazón de un pandillero rival pero también Boyle asesinó al lider de otra banda...

Los últimos años del siglo XX nos han castigado con asesinos en serie, pero pocos comparables al austriaco Jack Unterweger (1951-1994), escritor y asesino en serie de prostitutas a las que mataba estrangulándolas con el cinturón. Condenado a cadena perpetua en 1974, su talento literario, reflejado en piezas como La comedia infernal, estrenada por John Malkovich, hizo que escritores y artistas exigieran su liberación. Sin embargo, poco después de lograrla, en 1993, una revista americana le contrató para escribir sobre un asesino en serie estadounidense y Unterweger aprovechó su visita a la otra orilla del Atlántico para volver a asesinar en serie. Sentenciado a cadena perpetua, prefirió suicidarse (ironías del destino) con su propio cinturón.

Más escritores-delincuentes: José Giovanni (1923-2004), un ganster que acabó convertido en maestro de la literatura negra francesa, autor de más de 20 novelas y 15 películas. Condenado a muerte por el asesinato de tres personas, la condena se conmutó en 1956 y se revocó en 1986. Otro: Jacques Mesrine, enemigo público de la seguridad francesa en 1975, con un historial repleto de robos, asesinatos, secuestros y fugas increíbles, de las que da cuenta en sus memorias, Instinto de muerte.

Culpable sin alegaciones ni descargos resultó Anne Perry, seudónimo de Juliet Marion Hulme (1938), que asesinó a la madre de su mejor amiga, Pauline Parker, cuando ambas supieron que aquella iba a divorciarse y que su amiga iba a ser enviada a Suráfrica. A finales de junio de 1954 las adolescentes condujeron a la víctima a un camino solitario y la golpearon 45 veces con piedras hasta matarla. La edad de las asesinas compensó la brutalidad del crimen y ambas pasaron cinco años entre rejas, con la única condición de no verse nunca más. Juliet, convertida en Anne Perry, ha logrado numerosos éxitos como escritora sin ocultar jamás sus antecedentes ni su historia, que acabó siendo carne de película gracias al filme Criaturas celestiales (1994), protagonizada por Kate Winslet.

Tampoco se ha ocultado jamás el bestsellero Jeffrey Archer (1940), candidato a alcalde de Londres en 2000, que tuvo que renunciar a sus aspiraciones políticas tras ser acusado de perjurio y obstrucción a la justicia en 1987. Expulsado del partido conservador, escribió y protagonizó la pieza teatral El acusado y pasó cuatro años en la cárcel.

Ninguno de los casos revisados por este tribunal tiene nada que envidiar al de Krystian Bala, demasiado ficticio para ser verdad. Pero lo fue: el 10 de diciembre de 2000, el cuerpo de un empresario apareció flotando en el río Oder, en Polonia, sin que se encontrase al asesino. Tres años después, un escritor de poca monta, Krystian Bala, publicaba la novela Amok, con una historia muy similar de celos y crímenes. La policia, mientras tanto, recibió mensajes desde Corea y Singapur de alguien que presumía de haber perpetrado el crimen perfecto, con datos que tenían demasiado que ver que con el crimen. El problema fue que más tarde se descubrió que la mujer de Bala había mantenido una relacion sentimental con víctima, y que los mensajes los había enviado el propio Bala desde su móvil, en sus vacaciones en el sureste asiático.

Mutis, ¿malversador?
En este caso, la prudencia se rindió a la vanidad. Nada que ver con el caso que llevó entre rejas a Alvaro Mutis en 1956. El escritor colombiano era entonces jefe de relaciones públicas de la petrolera Esso, que fue la que le denunció por una presunta malversación de fondos. Mutis logró refugiarse en México, con la ayuda de Octavio Paz y Luis Buñuel, pero en 1958 el gobierno de su país solicitó su extradición y fue encarcelado durante quince meses en el penal Lecumberri. Allí nació El diario de Lecumberri, en el que narra sus experiencias en la cárcel colombiana, “testimonio parcial de una experiencia y la ficción nacida en largas horas de encierro y soledad. La ficción hizo posible que la experiencia no destruyera toda razón de vida”.

Remigio Vega Armentero, Maurice Sachs, Thomas Malory, Karl May, Abdel Hafed Benotman... Los expedientes se acumulan, pero es imposible no mencionar al menos dos más, uno dramático, bufo el otro. El primero nos muestra, en noviembre de 1980, a Hélène Legotien pidiéndole a su marido Louis Althusser, que le diera un masaje en la espalda. El entusiasmo del filósofo, ya seriamente enfermo, acabó con el estrangulamiento mortal de su mujer, pero no fue juzgado y acabó recluido en el hospital psiquiátrico Sainte-Anne hasta 1983. Murió en París siete años más tarde.

El otro expediente, más divertido, lo narra Luis Racionero con humor en Sobrevivir a un gran amor y en sus Memorias de un liberal psicodélico. Corría el año 1981, y el poeta Juan Luis Panero andaba rondando a la compañera sentimental de Racionero. Avisado por amigos tan poco sospechosos como Gil de Biedma, Racionero, una mala noche, acabó disparando algunos perdigonazos contra la ventana de Panero, que salió huyendo y no se paró sino en Colombia. A la vuelta, eso sí, el poeta reconquistó el corazón de la dama, con quien aún comparte su vida, en Torroella deMontrí. Y no hay perdigonazo que valga.

Los casos de Ovejero

Si en su último libro José Ovejero se sumergía en la guerra civi desde una inesperada perspectiva marcada por el humor, el 7 de septiembre lanza Escritores delincuentes (Alfaguara), un libro que nació “un poco por casualidad”, hace ya cuatro años, a partir de un artículo en “El Periódico de Cataluña” en el que escribía sobre autores que habían acabado dando con sus huesos en la cárcel por muy diversos delitos. Siguió leyendo e investigando en cuestiones como “la culpa, la capacidad redentora de la escritura, o la influencia de la sociedad en la transformación del criminal en escritor” hasta culminar una obra que va más allá de la descripción de los sumarios. “El libro del escritor delincuente se vuelve una nueva sala del tribunal, y el lector, el jurado o, en algún caso, un nuevo acusado como miembro de esa sociedad a la que condena el delincuente. En pocas ocasiones une la literatura de forma tan consciente a escritor y lector, no sólo mediante el acto literario, también a través de la confrontación entre sus valores y opiniones”.

Miguel Angel Cornejo

Conferencista Internacional, especialista en liderazgo, alta dirección y productividad. Autor de numerosas publicaciones.

Se desarrolla en el área de Liderazgo de Excelencia, tema donde es un experto consagrado con más de 38 libros publicados y una experiencia de más de tres décadas en 95 países. Es Fundador y Rector de Fundación Miguel Ángel Cornejo y Colegio de Graduados en Alta Dirección, México. www.cornejoonline.com. Uno de los líderes latinoamericanos que más se ha escuchado a nivel mundial. Ha impartido más de cuatro mil quinientas conferencias dictadas en América, Asia y Europa, en los foros de mayor relevancia internacional, que lo destacan como el EXPERTO NÚMERO UNO en las materias de Liderazgo, Alta Dirección y Productividad. Iniciador de la cultura de EXCELENCIA a nivel internacional. Es autor de la primera Enciclopedia de la Excelencia , editada por Miguel Ángel Cornejo Editores, constituye el testimonio de su trabajo a lo largo de más de tres décadas y nos ofrece una labor de investigación en más de noventa y cinco países en los cinco continentes en búsqueda de la EXCELENCIA Corporativa , Humana y Social.

Sus conferencias y temas mas afamados son:

El Ser Excelente
El Poder del Carisma
Estrategias para Triunfar
Compromisos para Ser Líder
El Poder Transformador
Infinitud Humana
Líderes del Tercer Milenio
Implementado Culturas de Excelencia
Influencia y Motivación
Liderazgo: La Nueva Competencia
Misión del Líder
Mujer y Hombre, Binomio para Triunfar
Los Secretos del Líder
El Poder del Éxito
Excelencia en la Educación

Los Disparadores de La Motivación

1.-El Disparador de la Amistad
2.-El Disparador de la consistencia
3.-El Disparador del Contraste
4.-El Disparador de la Reciprocidad
5.-El Disparador de las Razones y los Motivos
6.-El Disparador de la esperanza

Son Disparadores Internos que hacen a la gente moverse y actuar.
Son muy importante tenerlos en cuenta
En Ingles se les llama de Triggers to Action

Jaime García Aguilera: La Inteligencia en las Relaciones

Jaime García Aguilera: La Inteligencia en las Relaciones
Puerta a puerta. Hace treinta años, Jaime García, el tercero de una familia de seis hermanos de Conchalí, comenzó a ganarse la vida practicando un oficio en el que alcanzaría un gran dominio: vendedor. En ese entonces, vendía piezas de queso a los almacenes que estaban en la Alameda y San Bernardo. Todas las semanas, visitaba a los mismos 120 clientes y, en la reiteración de sus visitas, fue construyendo buenas relaciones. Sus clientes le contaban sus historias, sus rollos, sus vidas. Lo estimaban, le creían, le tenían confianza. Y, por supuesto, también le compraban queso.
Sin darse mucha cuenta, García había dado en el clavo de cómo hacer buenos negocios: saber relacionarse. “Yo tenía una muy buena disposición con ellos. Los atendía, me hacía cargo de sus necesidades y preocupaciones. Nuestras relaciones no eran puramente de interés. Eran relaciones amistosas”, explica.
Después de los quesos, García siguió siendo vendedor. De helados, papeles para imprentas y computadores. Y, a la par fue creciendo en su oficio, se fue puliendo. Él, que es hijo de un obrero, tuvo que aprender a hablar, a vestirse y a comer mejor para poder relacionarse con los señores del barrio alto. “Observando fui aprendiendo. Me di cuenta que era importante andar sobrio y combinado y cambié la chaqueta de cotelé verde por un pantalón de paño gris y una chaqueta azul marino”, dice.
En todas las empresas que trabajó –Bresler, NCR y Unysis– García fue un vendedor destacado. Tanto, que le pidieron capacitar a sus colegas. Enseñarles a negociar y vender. Entonces, se vio enfrentado a un problema: no sabía cómo enseñar lo que siempre había hecho intuitivamente. “En general, en las ventas se enseñan técnicas que son puras triquiñuelas cuyo objetivo es que el cliente caiga y no tenían nada que ver con lo que yo hacía”.
Buscando contenidos que sustentaran lo que en la práctica hacía, García, –que sólo cursó un año de ingeniería comercial en la UC de Valparaíso–, se puso estudiar. Estuvo en el club de emprendedores de Fernando Flores, en los talleres de poesía de Cristián Warken, en clases particulares de Heidegger. Hasta que llegó al Instituto Matríztico de Humberto Maturana donde conoció la teoría de la biología del conocimiento. Ése fue para él un hallazgo. Había dado con el sustento teórico de lo que era una buena forma de relacionarse. Hoy enseña un modelo de negociación basado en las relaciones en el centro de negociación de la Universidad Adolfo Ibáñez, donde es director. También escribió un libro llamado Inteligencia relacional (Ediciones B), que será lanzado en estos días.
–¿Qué es lo que encontraste en Humberto Maturana que te sorprendió tanto?
–Encontré las emociones y el amor, que son vitales en las relaciones. Maturana, de alguna forma, tenía pensado todo lo que yo quería saber. Él explica que las emociones son cruciales en el quehacer humano. Según la emoción en que estemos, es como interpretamos lo que nos pasa, lo que vivimos.
–¿Qué pasó cuando empezaste a aplicar y enseñar esos conocimientos?
–A mí antes me decían Jaime. Ahora me dicen Jaimito. Me puse más amoroso y eso me cambió la vida. Siempre me fue muy bien en lo profesional, era un buen vendedor porque era capaz de establecer relaciones de respeto y comprensión con mis clientes. Pero no me iba igual de bien con mi familia, a la que abordaba con exigencia. En mi casa me portaba como un señor machista, mandón e inflexible.
–Tú dices que para una buena relación es muy importante ejercitar el escuchar empático. ¿A qué te refieres?
–Cuando escuchas para entender surge el otro en un espacio de respeto donde no tenemos que confrontarnos, imponernos, obligarnos o negarnos. Es muy egoísta la pretensión de querer tener la razón. ¿Cómo sé que tengo la razón? No puedes saberlo. El amor es ver al otro y aceptarlo. En el amor somos todos legítimos. No tienes que andar controlando o rayando la cancha.
–¿Tus hijos alcanzaron a beneficiarse de los conocimientos que adquiriste con Maturana?
–Las enseñanzas de Maturana sólo pude practicarlas con los más chicos. Con los grandes, el daño estaba hecho.
–¿A qué daño te refieres?
–Fui un papá muy autoritario con los mayores y eso se nota. A los más chicos los traté de una manera más amorosa y, fíjate, son más seguros de sí mismos, tienen ideas más claras. Los mayores, en cambio, como se criaron en un sistema en que les ordenaban qué hacer, tienen más dudas y siempre preguntan si está bien o mal. Los chicos no andan con esas preguntas porque fueron legitimados siempre.

EL JEFE SEDUCTOR



–¿Cómo es el modelo de la negociación basada en las relaciones que enseñas en la universidad?
–En general, se entiende que cuando uno negocia lo hace para ganar, es lo único que importa. Si las dos partes quieren ganar y no ceden, irremediablemente van a pelear en alguna parte. Nosotros le sacamos la mirada en el resultado y lo ponemos en el proceso, en la relación. Desde ahí se construye cualquier cosa, el resultado es producto de lo que acordemos, no de lo que traigo prediseñado para lograr.
–Bajo esta mirada, ¿qué es lo que entiendes por negociación?
–Nuestra máxima es que como negociamos vivimos. Negociar es una forma de vivir, de relacionarse. Normalmente en una compañía las mejores relaciones las tienes con los grandes clientes, porque los cuidas, los ves. ¿Por qué es un buen cliente? Porque me compra. Entonces la relación tiene un interés. ¿Cuál es el interés? ¿Venderle? Muchas veces ese cliente no va a poder comprar y no por eso voy a tratarlo mal. Lo importante y lo que enseñamos es a construir relaciones de confianza.
–¿Cómo se construye una relación así?
–Viéndose, respetándose, aceptándose. El amor es, ante todo, una emoción. Cuando la mujer le dice al marido “no me digas que me quieres, demuéstramelo”, lo que está diciendo es que ese amor se exprese en las cosas que hace, en el día a día. En los negocios pasa lo mismo. Si estoy preocupado solamente de vender y no veo al cliente, probablemente, por cargante lo pierda.
–Dame un ejemplo. ¿Cómo tratas amorosamente a tu jefe o tu a empleado?
–La universidad es un cliente para mí. Y soy respetuoso de ella. Llego a la hora, me preparo para las clases. Soy amable con la secretaria, la señora que limpia, los alumnos. Y la universidad es igual conmigo: tiene la sala dispuesta, me paga puntualmente. Si alguna vez tenemos una diferencia lo conversaremos. La relación no se nos va a las pailas por eso.
–¿Qué te dicen los gerentes y empresarios a los que asesoras cuando les planteas que sus problemas laborales pueden solucionarse con amor?
–Me escuchan atentamente. Hace un tiempo, un gerente me dijo que en su empresa había problemas de productividad. Le pregunté por qué creía que pasaba eso. Respondió que porque sus trabajadores eran todos unos flojos. “Ahhh”, le dije. “Yo creo que el problema es cómo te relacionas con ellos. Si dices tan despectivamente que son flojos es porque no los ves, no los consideras, no los respetas”, le expliqué. Y, ¿sabes?, le hizo mucho sentido.
–Señalas que la seducción es un elemento importante en las relaciones. ¿Qué quieres decir con eso?
–Los individuos seductores no amenazan ni mandan, son invitadores. Una vez conocí un jefe seductor. Sus trabajadores tenían que cumplir metas, pero en vez de retarlos o presionarlos, les ofrecía ayuda, los motivaba, los trataba con respeto y cariño. A los empleados les gustaba tanto trabajar ahí que siempre hacían su mejor esfuerzo. Tenían una probabilidad alta de llegar al resultado esperado, gracias al compromiso individual que tenían con su trabajo. ¿Por qué la gente no se compromete? Entre otras cosas porque la tratan mal.
–¿Cómo es un trabajador seductor?
–Es comprometido, motivado, se siente feliz de pertenecer a esa empresa. Y eso pasa cuando la contribución de esa persona es valorada, cuando lo consideran y lo tratan bien.
–Para que una relación sea amorosa los dos tienen que poner de su parte. ¿Qué pasa cuando uno de ellos está cerrado?
–Los seres humanos somos seres amorosos y reaccionamos bien cuando nos tratan bien. Cuando niños nos criaron con cariño y la mamá nos dijo que había que compartir con los amigos. ¿Por qué de adultos dejamos esa manera de ser? Lo que hoy pasa es que en las empresas hay mucho estrés el que, finalmente, es cómo el cuerpo reacciona a la presión, a la falta de amor.
–Tú recomiendas que para resolver un conflicto hay que cambiar la emoción. ¿Cómo se hace eso?
–Reflexionando. Preguntándose si a uno le gusta la vida que lleva y las explicaciones que tienes. ¿Por qué pelearle a las cosas en vez de aceptar? La niñita Daniela García por ese accidente en el tren quedó sin manos ni piernas; escribió un libro que tituló Elegí vivir. Imagínate si ella no acepta lo sucedido ¿Qué le queda? Morirse de depresión. Cuando ella dice que eligió vivir, no está diciendo que se haya resignado, sino que eligió quererse, eligió aceptar su condición.
–¿Qué emoción recomiendas cuando alguien va a sentarse a negociar?
–La serenidad. Para mí es la mejor emoción, porque te permite andar dispuesto, abierto a lo que hay a tu alrededor.
–Qué recomendación puedes darle a una persona que quiere negociar un aumento de sueldo.
–¿Se negocian los aumentos de sueldos? Yo diría que más bien se piden. El fundamento para pedirlo es que lo que tienes no te alcanza. La única recomendación que puedo dar en ese caso, es que esa persona le diga a su jefe lo que le pasa. Ahora, si ese jefe ve a su empleado, no debiera esperar que venga a pedirle un aumento de sueldo, sino que debería dárselo por su rendimiento, su compromiso.
–Pero ése es un caso demasiado ideal: que sin pedirlo, te aumenten el sueldo.
–Eso es porque los jefes no ven el bienestar de sus trabajadores. Ahora, también puede darse que la empresa no tenga la disponibilidad de pagar más. Por lo tanto, debiera dejar abierta la posibilidad a que la gente se vaya y elija un trabajo mejor remunerado.

EL BIENESTAR


–¿Alguna vez te enojas?
–Cada día menos porque trato de entender las circunstancias, qué está pasando. Trato de entender a los otros. Y cuando entiendes, no te enojas. Creo que la transformación ocurre cuando te das cuenta que basta con cambiar las interpretaciones de lo que sucede. Creo que tenemos que desechar la idea de que tenemos que triunfar, ganar, tener éxito, competir, derrotar. La emoción del exitismo nos lleva a no ver a los otros. Créeme que me va súper bien y no tengo esa preocupación.
–¿En qué mides que te va bien?
–En que no tengo que andar preocupado del dinero, a pesar de que facturo bien.
–¿Vives bien?
–Tengo una casa en Las Condes, una camioneta nueva. No vivo con lujos, porque no tengo preocupaciones de ese tipo. No son las cosas materiales las que determinan mi personalidad. Me siento más orgulloso de que mis hijos me quieran que de cualquier otra cosa.
–¿Ésa es tu vara para medir tu bienestar?
–Ésa es. Y no la baso en lo que son sino en las relaciones que tenemos. Mucha gente con la que trabajo me dice: “Jaime, tú podrías ser rico”. Yo sé lo que quieren decirme con eso: que trabaje mucho más. Pero a mí no me interesa, privilegio otras cosas: estar con mis hijos, conmigo mismo.
–¿Cómo lo privilegias?
–Todos los días almuerzo en mi casa. Llamo a mis hijos permanentemente; los escucho, sé lo que les pasa a ellos. Nos echamos de menos. Con mi hija menor que tiene 17 años, todos los años salimos de viaje una semana en las vacaciones de invierno. El año pasado fuimos a Panamá. Sus compañeras no van ni al supermercado con sus papás.
–¿Cómo eras antes?
–Trabajaba 14 horas diarias y si había que trabajar los sábados, lo hacía. Estaba luchando por la vida. Bajo esa mirada la vida es una lucha. Bajo ésta es un placer.
–¿Qué es lo que te permitió cambiar?
–Me relajé. El cambio de conducta es un cambio de entendimiento emocional. No es que haya aprendido una técnica, simplemente solté algunas certezas que me pesaban demasiado: que los niños tienen que sacarse buenas notas, porque si no el día de mañana les va a ir mal en la vida. Que tienen que ser obedientes, siendo que la obediencia es contraria a la innovación y la creatividad.
–Vienes de una familia humilde, no estudiaste en la universidad ¿Por qué crees que a te ha ido bien profesionalmente?
–Porque mi mamá siempre me quiso. Yo vengo de una familia humilde y mis padres son gente sencilla. Sin embargo, no por eso estaba solo y botado en la vida. Cuando llegaba a mi casa, mi mamá siempre tenía un brasero prendido. La casa estaba calientita, había un plato de comida recién preparada, la ropa limpia. Eso es amor y es fundamental. Creo que si salí adelante, fue porque siempre me quisieron.

8 comentarios en " El maestro de la negociación "
Esteban Rodríguez dice:

Sin ánimo de objetar la experiencia personal y negativa que han tenido algunas personas con Don Jaime Garcia, la mia como alumno con él ha sido Excelente, “la relación entre percepciones y expectativas ha sido superada”. Posteriormente al curso de Negociación que realicé en la UAI, segui investigando por mi cuenta las bases biologicas de las emociones hasta que encontré el documental “y tu que sabes dentro de la madriguera”, video realizado por prestigiosos cientificos a nivel mundial, es un documental “bastante cabezón”, no apto para personas que no tienen conocimientos cientificos básicos.

Luego de toda esta información profundizada, la verdad es que me sorprendí, de como este señor, Don Jaime Garcia consiguío elaborar un modelo que integra mucho conocimiento de la naturaleza humana, yo creo que ni el mismo sabe todo el conocimiento que integra su modelo.

Gracias.

Junio 23, 2010 a las 8:45 pm

nicolas silva dice:

Me gusto mucho haber conocido un poco de su trabajo,a simple vista parece un tanto extraño y quiza hasta alocado,pero tiene razon,en toda y en cada una de las cosas que dijo.Me ayudo mucho a reflexionar y a darme cuenta de las cosas que realmente son importante.y mas aun me sera aplicad a mi vida laboral.Gracias

Abril 25, 2010 a las 1:55 am

Seminario "Inteligencia relacional en las negociaciones" dice:

[...] al Seminario “Inteligencia relacional en la negociaciones”, el cual será dictado por Jaime García Aguilera, Director del Centro de Negociación de la Universidad Adolfo [...]

Abril 20, 2010 a las 11:55 am

rodrigo dice:

un comentario aparte, el centro de negociacion de la UAI donde este senor dice sewr director no existe, y es solo un centro de ventas para sus pitutos. Que este senor no siga vendiendo poamadas por favor

Febrero 18, 2008 a las 11:09 pm

rodrigo dice:

Este senor es un verdadero chanta, es muy gracioso porque habla de la inteligencia relacional, y el no sabe relacionarse con sus alumnos, alos que trata de manera pesima y sin ningun tino. A parte de ser ordinario e intelectualmente muy liviano se dedica todo el tiempo a tratar de vender sus cursos y pitutos. En las empresas que ha ido a impartir cursos se ha mostrado insolente y abusador. Su libro mas bien parece una mala oda al pituto y a tratar de conseguir cosas por lados que no son los correctos. Este senor es una verguenza tanto para la universidad ( donde se vende como el solo) como para sus alumnos.

Febrero 18, 2008 a las 11:06 pm

Francisco Landa dice:

“solte algunas certezas” excelente entrevista y felicidades.

Diciembre 9, 2007 a las 11:44 pm

Natali Mercado dice:

Excelente idea, no se me había ocurrido pero si la he percibido, ahora me hace razón, yo estudio Ingeniería Comercial y estoy segura que el decano de mi facultad estaría encantado de escucharlo aca en Concepción, agradeceré toda info relacionada con el.

Gracias

Diciembre 5, 2007 a las 8:46 pm

Andrea Zúñiga Bastías dice:

Me gustó mucho la entrevista al Señor Jaime García. Desearía saber que posibilidades existen de contactarlo, para hacerle una invitación a regiones, para entregar una charla a emprendedores o microempresarios de mi Comuna. Me interesa, porque estoy a cargo de una oficina que trabaja con emprendedores y microempresarios y este tipo de charlas motivacionales las necesuitan, para que perciban los negocios desde otra mirada, así creo que se contruye una mejor sociedad. Gracias.

Rosa Puerto: Sanadora del Alma

0 “Estudiosa del alma”. Así le gusta presentarse a Rosa Puerto, nacida en Barcelona y terapeuta del sonido. Después de formarse durante más de 20 años por países como Estados Unidos, Inglaterra o Suecia ahora tiene su propio centro de terapias, talleres y meditaciones, Aggelosiris, en la capital catalana. Puerto también es autora del libro ‘Terapia de sonido’ donde hace un repaso a los conceptos y las diferentes aplicaciones de esta terapia.

-¿En qué consiste exactamente la terapia del sonido?
- Es una de las terapias vibracionales que hay en la actualidad. Es muy antigua porque nuestros ancestros ya trabajaban con el sonido. Puedes encontrar tratados griegos, egipcios o referencias en la Biblia. Ahora en la actualidad se trabaja desde el concepto de que el cuerpo es vibración. Cada órgano, cada hueso, cada parte de tu cuerpo tiene una frecuencia y en la terapia del sonido restableces la armonía que ha perdido.

- ¿Cómo se consigue esta armonía?
- A través de la voz, instrumentos o de otros tipos de aparatos electrónicos. Hay muchas vertientes pero pienso que el instrumento por excelencia que llevamos encima es la voz.

- ¿La voz es terapéutica?
- La voz es tu huella digital. Tú naces con una voz que va cambiando mientras vas creciendo y en esa voz puedo ver tus bloqueos. Uno mismo cuando está mejor siente que la voz le cambia. Seguro que si una persona recuerda cuando está enamorada o cuando está triste su voz denota angustia o expansión, sea lo que sea, tú voz es una huella digital.

-¿Cómo cura el sonido?
- La persona puede aprender a hacer ejercicios para mejorar el problema que tenga. Para aliviar el dolor también hay sonidos que ayudan a que las tensiones desaparezcan.

- ¿Y todo esto está científicamente estudiado?
- En la actualidad hay mucha investigación de cómo el sonido afecta a las células. Si hay una célula cancerígena y entra el sonido y es una vibración una octava más alta, esa célula que está enferma explota. Así, cuando hay un bloqueo y entra un armónico, sea de tu voz o de un instrumento, hace que el bloqueo se expanda y se rompa, y en ese momento deje de existir.

- ¿Cómo se forma una terapeuta sonido?
- En mi caso me he formado con muchas personas. Por ejemplo, con los cuencos de cuarzo me formé con Awahoshi Kavan, una mujer americana de origen Cherokee. También he estudiado con varios formadores de voz como Frankie Amstrong o Karina Schelde. Después estoy formada en otras técnicas, soy psicoterapeuta, arte terapeuta y maestra de Reiki.

-Así como en la musicoterapia hay una formación reglada, ¿en el caso de la terapia del sonido existe?
- Oficialmente en España no la hay. Existe mucha gente como yo que trabaja muy bien pero la universidad no ha dado ese espacio aunque a lo mejor dentro de unos años lo da. Precisamente aquí imparto una formación desde hace unos años. Para mí la persona tiene que estar versada en varias técnicas para trabajar como terapeuta de sonido no sólo a nivel musical sino a otros niveles.

- ¿Y en otros países como está el tema formativo?
- Por ejemplo, en Inglaterra existe la Universidad de la Sanación por el Sonido. Ahí está reglado. En los años 50 después de la Segunda Guerra Mundial la arteterapia y la musicoterapia empezaron a florecer debido a muchos traumas de la Guerra. En Estados Unidos y en Inglaterra fueron los países donde realmente se empezaron a utilizar y de ahí se expandió.

- ¿Para usted de todos los órganos el más importante es el oído?
- No sólo el oído, también el tacto. Una persona sorda también escucha y siente, y escucha por la piel. Es tan importante que escuches con tu oído como con tu cuerpo.

- ¿Usted concibe un mundo sin sonido?
- No. Imposible. Para mí es muy importante. ¿Tú te imaginas un mundo sin pájaros? Además la naturaleza sana a las personas. Cuando vas a un lugar vuelves con un estado de ánimo diferente por la brisa del mar, el ruido de las olas o el canto de los pájaros. La naturaleza es sonido. ¿Cómo podríamos prescindir de él? Es imposible.

- Barcelona, considerada una de las ciudades más ruidosas, ¿es un buen sitio para hacer terapia de sonido?
- ¡Gracias a dios estoy en un lugar en Barcelona donde no hay mucho ruido! Estoy en un lugar peatonal sin tráfico (sonríe). Sí que es importante que la persona desconecte de los ruidos que molestan al oído ya que el cerebro los absorbe como algo natural y evidentemente causan estrés. Muchas personas que viven en Barcelona ponen el automático para subsistir y aún tenemos la gran suerte de que queda el mar cerca y no está tan lejos la montaña. Dentro de lo que cabe no está tan mal Barcelona.

- Usted también es psicoterapeuta, ¿cree que en nuestra sociedad actual y con los tiempos que corren es necesario tener un terapeuta en nuestras vidas?
- Siempre ha sido bueno que una persona te ayude en el camino y no necesariamente una siempre, ya que hay muchos tipos de terapias. A veces es muy difícil hablar y hacer que los amigos, familiares o la pajera hagan de terapeuta. Nadie tendría que hacer de terapeuta con su pareja, es complicado y puede acabar rompiéndose una relación si uno va de salvador. Yo aconsejo encontrar a la persona adecuada que te pueda ayudar y dar confianza. Y hoy en día pesar de la crisis y de todo lo que se habla, a veces se han de derrumbar cosas para construirlas de nuevo, quizás por eso hay más necesidad de que haya gente terapéuticamente ayudando a los demás.

-En consecuencia, también hay más pacientes, ¿no?
- Sí, no me puedo quejar. Pienso que las personas están buscándose y tratando de encontrar salidas de vivir y sentirse mejor.

- ¿Cómo fue su descubrimiento con la terapia de sonido?
- La música siempre me ha apasionado desde pequeña. Empecé con danza clásica y luego trabajé como periodista musical a los 20 años. Me gustaba tocar instrumentos pero no me había decidido y en un momento, a los 31 años, tuve una gran necesidad interna de cantar y ahondar en la música que llevaba dentro. Fui a un curso y ahí tuve un descubrimiento. Empecé a cantar para otras personas y se movieron cosas para mis compañeros de curso y me dijeron si no me dedicaba a esto, que mi voz tenía una calidad sanadora muy grande y que la explorara. Y por ahí empecé.

Loreta Napoleoni: El Juez Garzón

La hora de la verdad


Loretta Napoleoni es una reputada periodista italiana que –especializada en finanzas del terrorismo internacional– me confiesa que su indagación acerca de Garzón es fruto de un encargo editorial en Italia, ahora traducido al español (Garzón. La hora de la verdad, Principal de los Libros), con el propósito de ofrecer un retrato equilibrado del controvertido personaje (cuya estima popular diría que está creciendo). Pese a no haber logrado hablar con Garzón, le considera divo. Esta entrevista resume la mirada de Napoleoni sobre un Garzón juzgado a distancia y sin gran conocimiento de la judicatura española, con varios desenfoques –según conocedores de tema en quienes confío– y algún acierto.

¿Conocen a Garzón en Italia?

Recuerdan al juez español que imputó a Pinochet. Pero no por su nombre.



¿Qué le atrajo de la figura de Baltasar Garzón?

Que encarna algunas contradicciones de nuestro tiempo.



Especifique.

Antes, el juez era un personaje apartado de la prensa. Pero hoy ser famoso es una condición sine qua non para existir, con el riesgo de que tu personaje te devore.



¿Le ha pasado a Garzón?

Puede pasarnos a todos: Garzón, Obama...



¿Los compara?

Ambos han polarizado a sus sociedades. Obama pretendió grandes cambios sociales, expectativas que hoy parecen frustrarse. Garzón pretendió enjuiciar al franquismo, expectativa imposible de satisfacer.



¿Por qué?

Es algo que debe hacer la sociedad en conjunto, en un proceso político y cultural, no una persona sola.



Compara usted a Garzón con Falcone, el juez antimafia, ¿por qué?

Por su coraje, casi temerario. Falcone sabía que iban a matarle, pero no cejó. La diferencia es que Falcone no tenía perfil mediático.



¿Es Garzón valiente?

Sí. Le llamo “torero solitario”.



Y lo compara con el juez Di Pietro.

Di Pietro dejó la judicatura por la política para combatir la corrupción, y Garzón hizo lo mismo con Felipe González. La diferencia es que el subdesarrollo de la democracia italiana permitió prosperar a Di Pietro.



¿Subdesarrollo?

Ése italiano mosaico de partidos... En España, con un sistema más sólido, Garzón entró en un partido grande.., como último mono.



¿Qué pasó entre Garzón y Felipe?

Acusado el PSOE de corrupción, fichar a Garzón ayudó a González a ganar las elecciones. Garzón, entre ingenuo y soberbio, creyó que González le haría ministro... Humillado, regresó a la Audiencia Nacional.



¿Garzón se vengó con el caso GAL?

Es indemostrable. Pero sería una reacción comprensible, ¿no? No cometió irregularidad alguna, pero procesó a ministros, secretarios generales... Y así ganó el PP.



¿Quién odia más a Garzón: la izquierda felipista o la derecha franquista?

Por este orden: derecha franquista e izquierda felipista. ¡Poderosos enemigos!



¿Y qué me dice de los etarras?

Esos odian a España más que a Garzón.



Califique con tres epítetos a Garzón.

Corajudo, individualista y poco generoso.



Corajudo.

No ha temido enfrentarse a grandes poderes, nada le frena. ¡Gran virtud en un juez!



Individualista.

Sigue sus intuiciones convencido de tener razón, sin escuchar a nadie. Pero el buen juez debe tener humildad para reconocer que la ley no le da herramientas para confirmar su intuición. Y frenar. Él no sabe.



Y... ¿poco generoso?

Garzón se basó en el excelente trabajo de Javier Zaragoza (Nécora), Castresana (Pinochet), Carmen Tagle (ETA), Dolores Delgado (terrorismo islámico)... y otros. Y no se lo ha agradecido públicamente lo suficiente.



¿Esto puede pasarle factura?

No hizo amigos en la magistratura.



¿Qué motor mueve a Garzón?

Su ego. De origen humilde, desde joven sintió necesidad de brillar, destacar, ¡ser importante, muy importante! Se hizo juez, y buscó dar brillo mediático a la figura del juez.



¿Es vanidoso?

Y justiciero, mesiánico. Se presentó en helicóptero para arrestar a unos narcotraficantes: ¡no era necesario! Pero así cuajó una buena foto de lucha contra el mal.



¿Detecta algún componente religioso?

Sí, ese mesianismo... Por su origen humilde, estudió en un seminario… ¡Él siente que encarna la justicia! Es más justiciero que juez, lo que no encaja en la justicia moderna.



Se le acusó de instruir mal los casos...

Falso: ha sido un juez instructor creativo y eficaz. Pero al final asumía tantos casos...



¿Qué cree que le pasará ahora? ¿Le condenarán?

No por la subvención de su curso en Nueva York, ni por la causa de la memoria histórica, asuntos muy interpretables jurídicamente... Pero por el uso de grabaciones entre abogados como pieza para enjuiciar a los acusados del caso Gürtel...



¿Y qué cree que pasará con Garzón en un futuro próximo?

¿Volver a la Audiencia Nacional, rodeado de enemigos? ¡Difícil! Su carrera como juez está tocada, si no truncada. Debe de estar aterrorizado...



¿Podría acceder a presidir un Tribunal Penal Internacional?

De entrada, debería aprender inglés.



¿Cuál cree que ha sido el mayor error de Baltasar Garzón?

El divismo: creer que él solito podía con todo. Esto no ha gustado en España, lo que es muy bueno para el país.



¿No le debe nada España a Garzón?

¡Mucho! Ha ayudado a democratizar la justicia española: ¡lástima que su individualismo italianizante malbaratase ese proceso!



¿Italianizante?

El mal de Italia es ese protagonismo cuyo paroxismo lleva a Berlusconi... ¡Evitadlo!



¿Cuál cree que hubiese sido la aspiración máxima de Garzón?

Presidir el Gobierno de España.

Caravaggio: Hamosexual

Durante dos meses y por primera vez en España el cuadro de "El Descendimiento", una de las obras maestras de Caravaggio, podrá ser contemplada en el Museo del Prado, cedida por los Museos Vaticanos con motivo de la próxima visita a Madrid del Papa Benedicto XVI.

El arzobispado de Madrid, el Nuncio de Su Santidad en España y el Museo del Prado han participado en las gestiones realizadas para para conseguir el préstamo de esta obra excepcional, realizada entre 1602 y 1604, por el maestro del claroscuro, que ha contado con el patrocinio de la Fundación Amigos del Museo del Prado dentro del programa "La Obra Invitada".

Además, "El Descendimiento" forma parte del recorrido temático "La Palabra hecha imagen. Pinturas de Cristo en el Museo del Prado" diseñado por el subdirector del museo, Gabriele Finaldi, con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

El director del Prado, Miguel Zugaza, el presidente del Patronato del Museo, Plácido Arango, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Monseñor Antonio María Rouco Varela, y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde han asistido este jueves a la presentación de la obra.

Presidiendo la sala 4 del museo, y junto a "David vencedor de Goliat" la única pintura del genio del barroco que posee el Museo del Prado, "El Descendimiento" muestra la emoción extrema pero contenida de sus personajes.

La obra se encuentra, en opinión del jefe de conservación de pintura italiana Andrés Úbeda, a medio camino entre otros temas "en parte como una Piedad o en el momento previo a un entierro sin serlo".

La figura de Nicodemo, que mira de frente, introduce al espectador en una composición compacta integrada por un grupo de personajes recortado sobre un fondo oscuro y construido conforme a una línea diagonal que, desde el ángulo inferior izquierdo, alcanza el lado opuesto de la tela.

En el óleo sobre lienzo de 306 x 214 cm., Nicodemo ayuda a San Juan a colocar en la losa a Cristo, cuya mano apenas roza la losa donde debía ser lavado, ungido y perfumado. "Caravaggio nunca hace nada de forma casual y con este gesto está aludiendo a Cristo como piedra angular de la Iglesia".

En la parte alta de la pintura, la Virgen, María Magdalena y María de Cleofás "presentan un catálogo completo de actitudes ante la muerte y el dolor", añadió Úbeda. La serena actitud y solemne mirada de la Virgen junto a María Magdalena, que enjuga sus lágrimas, se sitúan frente a la actitud más expresiva de María de Cleofás, que levanta sus brazos al cielo.

Pintor complejo y controvertido, exigente con las personas que miran sus pinturas, en el momento en que realizó esta obra Caravaggio se encontraba en la fase más productiva de su carrera. Varios de sus cuadros fueron rechazados por sus clientes que consideraban escandalosa la manera como trataba los temas religiosos. "Sorprendentemente no hubo criticas a El Descendimiento. Sus contemporáneos vieron en ella una de las obras más importantes del pintor italiano, comentó Andrés Úbeda.

Este extraordinario préstamo forma parte del recorrido temático "La Palabra hecha imagen. Pinturas de Cristo en el Museo del Prado", formado por un total de catorce obras maestras y que tendrá una gran repercusión durante la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, en opinión de Monseñor Rouco Varela.

El Arzobispo de Madrid comentó que decenas de miles de jóvenes del mundo disfrutarán no solo de la belleza histórica de estos cuadros sino de una profunda experiencia de fe, de conocimiento de España y de Caravaggio.

La creación artística "es un modo de vida particular" en el que los que se afanan en ella pueden haber sido vistos en su época como inadaptados, rebeldes o marginados sociales. Sin embargo, al cabo del tiempo "se les venera, se les rinde devoción y se hace todo tipo de alabanzas a su genio, a su espíritu crítico y a su capacidad de discernimiento", afirmó durante su intervención la ministra de Cultura.

En sus palabras, Ángeles González-Sinde definió a Caravaggio como "un criminal perseguido por la ley, homosexual, disoluto y camorrista. No respetó ninguna de las convenciones de su época ni fue dócil con el poder. No respetó tampoco las convenciones del arte, que transformó completamente para ser olvidado nada más morir y recuperado sólo mucho tiempo después".

Y sin embargo, "hoy celebramos todos su pintura como la de uno de los grandes de la Historia del Arte y no tenemos duda de que esa brutalidad naturalista de sus cuadros, sacada de la vida real, irreverente entonces, es uno de sus mayores logros expresivos".

miércoles, 20 de julio de 2011

Jovellanos una visión critica para buscar la Verdad: Defensor de las Libertades

Quiénes son más patriotas, ¿los que aman a la patria porque no les gusta, o los que aman a la patria porque les gusta?". Mientras veo en Gijón la exposición dedicada a Jovellanos, con motivo del bicentenario de su muerte, recuerdo estas palabras de Larra. Una magnífica muestra sobre la vida y obra del ministro de Carlos IV que, por cierto, está pasando desapercibida, lo mismo que la efeméride de quien, según Clarín, fue patriota, sabio, algo poeta, pedagogo, estadista, escritor en prosa de los mejores y mil cosas más. Jovellanos fue, sin lugar a dudas, un patriota que amó a España porque no le gustaba. No le gustaba su clase dirigente (el absolutismo de reyes incapaces y la villanía de validos como Godoy); no le gustaban instituciones como la Inquisición; no le gustaba el atraso cultural, educativo, científico y económico, entre otras muchas cosas. Jovellanos no era un liberal como Quintana, Blanco White, Toreno, Martínez de la Rosa, Alcalá Galiano o Argüelles (por quienes siempre fue muy respetado), sino un ilustrado reformista del antiguo régimen. Un intelectual independiente y progresista que buscó, sin conseguirlo, un cambio desde dentro de las estructuras del poder. Convencido de sus principios y de lo que había que hacer, lo intentó infructuosamente. Combatió a la Inquisición y se adentró en el proyecto de una reforma universitaria, antecedente del krausismo y la Institución Libre de Enseñanza, indispensable para la modernización del país.

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Fue un ilustrado reformista del antiguo régimen. Buscó un cambio desde dentro

Era una persona tan recta que llegó a enfrentarse a la Reina y al inmoral Godoy
Blanco White, en la tercera de sus Cartas de España, escribía que hasta 1770 las universidades españolas habían continuado en una situación digna del siglo XIII. Jovellanos y Blanco White pensaban que pocas ventajas tenía un joven universitario en España, pues la Inquisición estaba constantemente al acecho y le impedía formarse con la suficiente libertad. Leer y escribir en nuestro país era algo sumamente peligroso. Blanco White, por estos motivos, hace una defensa encendida del autodidactismo frente a la tiranía intelectual. Blanco White incide en aspectos tan devastadores como la ignorancia, el fanatismo y la superstición. El informe de Jovellanos sobre la ley agraria, deudor de las tesis liberales de Adam Smith, traducido al francés, inglés, italiano y alemán, y ensalzado por Marx en uno de los artículos publicados en el año 1854, en The New York Daily Tribune, estuvo en el índice de libros prohibidos. Por cierto, el filósofo alemán, en estos artículos sobre la España revolucionaria, se refería a Jovellanos como "un amigo del pueblo". El mismo Blanco White, en la misma carta tercera, comentaba su necesidad de leer para ser feliz y las pocas oportunidades que había en España de "tropezarse con un libro bueno".

En la exposición titulada La luz de Jovellanos hay una importante reconstrucción de la biblioteca y hemeroteca del escritor que nos da una clara idea de su amplia cultura. Libros de autores clásicos y contemporáneos suyos, literarios y científicos, así como de autores extranjeros en su propio idioma, por ejemplo, David Hume. Tradujo textos del inglés y, entre otros, la Iphigenia de Racine del francés. Godoy había nombrado a Jovellanos ministro (en aquella época se denominaba secretario) de Gracia y Justicia en el año 1797 y, nueve meses después, lo cesó. No se equivocó cuando, en su Diario, Jovellanos anota lo siguiente: "Voy a entrar en una carrera difícil, turbulenta, peligrosa, mi consuelo es la esperanza de comprar con ella la restauración del dulce retiro, en que escribo esto. Haré el bien, evitaré el mal que pueda. ¡Dichoso si conservo el amor y opinión del público que pude ganar en la vida oscura y privada!". Honrado, desinteresado, repleto de ideas, pero fracasó. ¿Por qué lo cesaron? Aunque sus enemigos más reaccionarios lo acusaron de ateísta, hereje, enemigo -y lo era- de la Inquisición, probablemente influyeron más asuntos ridículos relacionados con el libertinaje de la Corte, algo semejante a lo que le sucedió en la antigüedad a Ovidio. Siguió el mismo destino de persecución, arresto y destierro que otros políticos e intelectuales como, por ejemplo, Meléndez Valdés. Es decir, el "ideal poético" de Blanco White, desterrado en Zamora y Salamanca y muerto en Montpellier en 1817, del que su discípulo Manuel José Quintana había dicho que pertenecía a esa clase de hombres que espera del adelantamiento de la razón la mejora de la especie humana. Un triste destino compartido también por Floridablanca, Aranda, Malaspina o, entre otros, Francisco Arias de Saavedra, ministro de Hacienda en la época de Jovellanos e íntimo amigo suyo. Curiosamente, de ambos, como ministros, no habla demasiado bien Blanco White. El escritor sevillano se desvivió siempre en alabar la obra y la personalidad del asturiano, pero, en la carta décima, al lado de esas exaltaciones, califica a Saavedra como incapaz de tomar una decisión y a Jovellanos como poco diestro en el trato con la Corte y, en algún sentido, poco atrevido a la hora de tomar resoluciones drásticas. Galdós lo reivindica en Los episodios nacionales, en La corte de Carlos IV, contraponiéndolo a Godoy. Lo describe, muy acertadamente, enredado en mil hilos. Era una persona tan recta que llegó a enfrentarse a la Reina y al inmoral Godoy. Estas virtudes, que contribuyeron a su desgracia, las subrayaba Blanco White en la carta décima ("su irreprochable conducta pública y privada en todas las etapas de su vida, la urbanidad de sus maneras y la clásica elegancia de su conversación lo convierten en un admirable ejemplo del antiguo caballero español"). Más adelante, el epistológrafo insistía en señalarlo como "hombre extraordinario y admirable". En su Diario, Jovellanos no dejó, desgraciadamente, referencias a esta época. En la exposición actual de Gijón hay una carta de Blanco White, escrita desde Londres, a M. Flórez de Méndez al saber la noticia de la muerte del polígrafo asturiano. "El amargo fin", dirá Blanco White, "de tan sabio y tan excelente hombre debe causar una impresión profunda en el corazón de todos los españoles; de desconsuelo en los que lo amaban, y de cruel remordimiento en los que causaron la infelicidad de sus últimos días". También se muestra un artículo suyo, "Fallecimiento del señor Jovellanos", publicado en El Español, en donde comenta: "Bien sabe Dios que no escribo sin lágrimas estos renglones. ¿A quién no las arrancará en este caso ya el dolor de la pérdida, ya la compasión, o ya el remordimiento? No hay un solo español que no las deba, por uno de estos títulos, al ilustre y desgraciado personaje que acaba de terminar sus días". Habiendo entrado las tropas francesas en Asturias, Jovellanos se embarcó y en Puerto de Vega, en Navia, en medio de una tormenta, falleció. Tenía 67 años y era el mes de noviembre del año 1811. Siete años de su vida, de 1801 a 1808, después de haber estado desterrado en Gijón, los pasó preso en el castillo de Bellver, en Mallorca, sin acusación alguna, hasta que otro monarca infausto como Fernando VII, nuevo rey de España después del Motín de Aranjuez, lo liberó. La Inquisición y el ministro Caballero fueron los ejecutores de aquel castigo y prisión cruel. Dicho ministro había enviado a las universidades españolas una orden prohibiendo el estudio de la filosofía moral porque "su Majestad no tiene necesidad de filósofos, sino de súbditos buenos y obedientes".

Como miembro de la Junta Central, creada para hacer frente a la invasión napoleónica, tuvo sus más y sus menos en la redacción de la Constitución de Cádiz, aunque él no la vio aprobada. Discrepancias, más que nada, sobre la soberanía nacional y la bicameralidad. Ante todo, Jovellanos fue un intelectual independiente, progresista, incapaz de traicionar sus principios éticos y morales en un ambiente de corrupción y desatino, en medio de una monarquía absolutista a la deriva en manos de un rufián apodado con el título de Príncipe de la Paz. A España, a lo largo de los siglos, le han sobrado siempre príncipes de la paz. Gobernantes incultos, soberbios y sumisos a todo lo que significara mantenerse en el poder a toda costa. Marañón entendió muy bien a este patriota que amó a su patria porque no le gustaba, y él mismo, otro intelectual en tiempos difíciles y muy semejantes a los de Jovellanos, se declaró jovellanista: "Yo no hubiera sido ni patriota absolutista, ni liberal de los de Cádiz, ni afrancesado, yo hubiera sido jovellanista", llegó a declarar.

Esta exposición debería ser visitada por todos los jóvenes españoles que no saben nada de Jovellanos, de Blanco White, de Larra, así como de tantos otros conciudadanos que sufrieron los horrores y abusos del poder, y gracias a los cuales hoy nuestro país es democrático.

César Antonio Molina es escritor y fue ministro de Cultura.

Gary Hammel: Mejorar la Gestión en 2011

la experiencia se valora menos, pero es aún más valiosa. Nací en Michigan. No cuenta qué productos fabrica su empresa, sino qué es capaz de hacer. Soy liberal en lo moral y conservador en lo fiscal. Colaboro con HSM.
Dr. Gary P. Hamel is an American management expert. He is a founder of Strategos, an international management consulting firm based in Chicago.

Contents [hide]
1 Early life
2 Career
3 Achievements
4 Personal life
5 Bibliography
6 References
7 External links


[edit] Early lifeHe is a graduate of Andrews University (1975) and the Ross School of Business at the University of Michigan (1990[2])

[edit] CareerGary Hamel is the originator (with C. K. Prahalad) of the concept of core competencies. He is also the director of the Woodside Institute, a nonprofit research foundation based in Woodside, California.

He is a visiting Professor of Strategic Management at London Business School. He was formerly a Visiting Professor of International Business at the University of Michigan (PhD 1990) and at Harvard Business School.

His academic standing took a dent soon after publication of the hardback version of Leading the Revolution, in which he had written a very positive profile of Enron. Following the critical reception of Leading the Revolution, Hamel began work on resilience in business strategy. He wrote of the concept in a 2003 Harvard Business Review article entitled "The Quest for Resilience"

[edit] AchievementsThe Wall Street Journal in 2008 has ranked Gary Hamel as one of the world's most influential business thinkers,[3] and Fortune magazine has called him "the world's leading expert on business strategy[4]".

sábado, 16 de julio de 2011

Las Notas de Chejov de Anton Chejov

El deseo de servir al bien común debe ser obligatoriamente una necesidad del corazón, una condición de la felicidad personal; si no proviene de allí, si nace sólo de consideraciones teóricas o de otro tipo, no sirve.

Los hipócritas ordinarios aparentan ser palomas; los hipócritas de la política y de la literatura, águilas. Que su aire aquilino no te intimide. No son águilas, sólo ratas o perros.

Ahora la gente se vuela la tapa de los sesos porque está harta de la vida o por razones semejantes; en otra época, por haber malgastado dinero del erario público.

¿Por qué a Hamlet lo obsesionaban tanto las visiones del más allá, cuando nuestra vida real está presa de imágenes mucho más horribles?

Pedí a un músico muy conocido una entrada para un joven; me respondió: “Se ve que usted no es músico”. Le respondí: “Se ve que usted es rico”.

Lo que sentimos al estar enamorados es, probablemente, normal. El estado amoroso indica a cada persona cómo debe ser.

El cuñado, después de la cena: “Todo llega a su fin en este mundo. Recuérdenlo: quien se enamora, sufre, se equivoca, se arrepiente; y quien deja de amar, recuérdenlo también, comprende que ha llegado el fin de todo”. La amante del cuñado encanecía. El cuñado aún era muy bello.

Él piensa que comprende el arte y el estilo antiguos… Con aire de connoisseur, mira los cuadros, y el anticuario, aunque lo alaba, en secreto se asquea de su ignorancia y termina haciéndole pagar lo que él quiere. Visita exposiciones, a los grandes marchands…, por momentos se queda contemplando largamente las pinturas, los grabados, los bibelots… y al fin compra una chuchería, un cuadrito de pacotilla. Así revela su verdadero rostro.

El cuñado corteja a la joven esposa. “Lo que usted necesita es un amante”.

Él no había sido feliz más que una sola vez en su vida: bajo un paraguas.

La hija trataba de que el viejo volviera al buen camino, dándole a entender que había de morir pronto, que le era imprescindible arrepentirse; pero todo se estrellaba contra un muro de auto-admiración.

Sírvame una porción de gran maestro de la calumnia y la maledicencia con puré de manzanas, por favor. El camarero, que no comprendía, molesto con su propia falta de perspicacia, hubiera querido responder algo, pero Pochakín le echó una mirada severa y le dijo: ¡Fuera! Poco más tarde el camarero trajo lengua con puré: había comprendido.

Un hombre honesto llega a sentir vergüenza, a veces, delante de un perro.

Una muchacha pobre, alumna del Liceo, cinco hermanos, se casa con un funcionario adinerado que le echa en cara cada pedazo de pan, le exige obediencia y gratitud (él es el autor de su felicidad), se burla de su familia. “Toda persona tiene sus obligaciones”. Ella lo soporta todo, tiene miedo de contradecirlo, terror de volver a caer en la pobreza. Cierto día, uno de los superiores de su marido los invita a un baile. En este baile, la joven esposa causa sensación. Un hombre importante se enamora de ella, la convierte en su amante (desde ahora, pase lo que pase, tendrá de qué vivir). Y al ver que los jefes la adulan y su marido la necesita, empieza a hablarle a éste con desprecio: “¡Vete al diablo, imbécil!”

Extracto del Diario de un perro viejo: “Los humanos no comen los huesos que la cocinera hizo hervir para la sopa, ni beben el agua en que los hirvió. ¡Qué idiotas!”

Es necesario educar a una mujer de modo que sepa reconocer sus errores; de otro modo, siempre creerá tener razón.

Suba, suba usted esa escalera que llaman la Civilización, el Progreso; ascienda, sí, se lo aconsejo sinceramente. ¿Que adónde sube? Pues le digo la verdad: no tengo la menor idea. Pero sólo porque existe esa escalera vale la pena vivir.

Predicar la novedad en el arte es propio de los inocentes y los puros; pero ustedes, rutinarios, ¡ustedes han tomado el poder y no consideran como legítimo sino lo que ustedes hacen! ¡Nada más! El resto del arte, ustedes lo aplastan.

No existe una “ciencia nacional”, del mismo modo que no existe la tabla de multiplicar nacional; lo nacional no tiene nada que ver con lo científico.

“Hazte amigos de injusta riqueza”, reza el proverbio, porque la riqueza justa no existe ni puede existir.

Los muertos no se avergüenzan aunque hieden horriblemente.

Si alguien elije una ocupación que le es ajena, el arte por ejemplo, se vuelve infaltablemente un funcionario. ¡Cuántos funcionarios en la ciencia, el teatro y la pintura! A aquel a quien la vida le es ajena; a aquel que no está dotado para la vida, no le queda más remedio que volverse un funcionario.

Me he dado cuenta de que, no bien uno se casa, pierde toda curiosidad.

Tiene dos esposas: una en Petersburgo, la otra en Kerch. Y, todo el tiempo, escándalos, amenazas, telegramas. Llega al borde del suicidio. Pero termina por encontrar una solución: vive con sus dos mujeres juntas. Las dos están estupefactas, como petrificadas: pero es así como se callan, se vuelven inesperadamente silenciosas.

Detrás de la puerta de un hombre feliz debería haber siempre alguien con un pequeño martillo: alguien que no dudara en darle un golpecito para recordarle que hay gente infeliz y que después del tiempo de la dicha vendrá el de la desdicha, infaltablemente.

Una correspondencia. Un joven sueña con consagrarse a la literatura. No deja de decirlo en las cartas a su padre. Por fin se decide abandonar su empleo y parte a Petersburgo y se consagra a la literatura… consiguiendo el puesto de censor.

Un hombre, a quien la rueda de un vagón arrancó una pierna, se inquieta porque en la bota de la pierna perdida había 21 rublos.

Contenta de que los invitados por fin se marchen, la dueña de la casa dice: Pero quédense un poco más. ¿Qué tienen que hacer ahora?

¿Qué se puede esperar de un hombre que después de haber cometido tantas ignominias es capaz de llorar?

Que las generaciones futuras alcancen la felicidad: pero, eso sí, sin dejar de preguntarse qué ideales tuvieron sus antepasados, en nombre de qué sufrían.

El hombre del estuche. Él, metido en sus botas de goma. Su paraguas dentro del estuche. Su reloj adentro de una caja. Su cuchillo dentro de la vaina. Tendido en su ataúd parecía sonreír: había alcanzado su ideal.

“…Esa mujer… Me casé a los veinte años, no he tomado un solo trago de vodka en toda mi vida, no he fumado un solo cigarrillo…” Y sin embargo… Después que hubo pecado todos lo amaron más aún y le tuvieron más confianza. Y, caminando por la calle, comenzó a darse cuenta de que la gente era más tierna y gentil con él, sólo porque era un pecador.

Una mujer de ideas radicales, que sin embargo se santigua cada noche antes de dormirse y está secretamente llena de prejuicios y supersticiones, escucha decir que para ser feliz hay que hacer hervir, de noche, un gato negro. Roba un gato y, cuando todos duermen, se lo cocina.

Hay escritores cuyas obras, consideradas por separado, nos parecen brillantes, pero en conjunto apenas si nos impresionan. Por el contrario, en otros casos, un solo libro no nos sugiere nada en particular, pero el conjunto de las obras nos parece límpido y brillante.

No toca a la puerta de una actriz; está confundido, su corazón late fuerte, finalmente tiene miedo y huye; la criada abre la puerta y no ve a nadie. N vuelve, toca de nuevo la puerta, y una vez más no se atreve a entrar. Por fin llega el conserje y le da una paliza.

No se casa. Su madre y su hermana atribuyen a la mujer una cantidad enorme de defectos, están muy afligidas. Sólo dentro de tres a cinco años comprenderán que la mujer es exactamente como ellas.

El perro detesta al maestro particular: no lo dejan ladrarle. Lo mira, no ladra, pero cada tanto llora de odio.

La muerte nos causa espanto. Pero sería aún más espantoso saber que viviremos eternamente, sin morir una vez sola.

La universidad desarrolla todas nuestras capacidades, incluso la idiotez.

Festejaban el cumpleaños de un hombre modesto. Aprovechaban la ocasión para hacerse ver, para halagarse los unos a los otros. Y no fue sino al fin de la velada cuando cayeron en la cuenta: el héroe de la fiesta no había sido invitado, se habían olvidado de él.

¡Qué hartos estamos de nuestro propio servilismo, de nuestra hipocresía!

“Cigarras de la mejor calidad”, leía X, al pasar todos los días por la calle y, cada vez, se sorprendía: ¿cómo es posible que vendan cigarras, y quién puede tener necesidad de una cigarra? Sólo treinta años más tarde leyó con atención: “Cigarros de la mejor calidad”.

Algunas clases, no las que trabajan sino aquellas que se proclaman dirigentes, no pueden privarse mucho tiempo de la guerra. Sin guerra, se aburren. La ociosidad los fatiga y los enerva, no saben ya para qué viven, se devoran mutuamente, ponen todo su esfuerzo en decirse la mayor cantidad de maldades posible, aunque tratando de quedar impunes. Pero llega la guerra, afecta a cada uno, se inmiscuye en todas partes, y la infelicidad va tejiendo lazos entre los unos y los otros.

Una señorita coqueta, entre risas: “Todo el mundo me tiene miedo... los hombres, el viento... Ah, qué importa... ¡No me casaré jamás!” Su hogar es una desgracia, su padre es alcohólico. Si la gente pudiera ver cómo trabaja con su madre, cómo ella misma se esfuerza por esconder a su padre, todos le profesarían un respeto profundo... Pero también se asombrarían de que le dé tanta vergüenza su pobreza, su trabajo, y que no se avergüence de las tonterías que dice.

Una niñita, deslumbrada por su tía: Qué bonita es... ¡como nuestro perro!

Un niño de buena familia, caprichoso, malcriado, testarudo, agota a toda su familia. Su padre, un funcionario, mientras está tocando el piano, siente que lo odia. Un día lo lleva al fondo del jardín y lo castiga con placer y, enseguida, siente un profundo disgusto. El hijo llegó a oficial, pero el disgusto persistió.

La madre es una mujer de convicciones, el padre también. Dan clases. Escuelas, museos, etc. Ganan dinero. Y sus hijos son la gente más ordinaria que puede imaginarse: derrochan, especulan en la bolsa.

Marido y mujer tienen siempre invitados en casa, porque si se quedan solos, se estrangulan.

Si no quieres tener mucho tiempo, no hagas nada.

Son miembros de una sociedad para el fomento de la sobriedad, pero beben cada tanto una copa.

El hombre inteligente dirá: “Eso es mentira, pero como el pueblo no puede vivir sin la mentira, como la historia la ha consagrado, sería muy peligroso suprimirla de un solo golpe; dejemos intacta la mentira por el momento, sólo con algunas correcciones”. Pero el genio dirá: “Es una mentira: no debe existir”.

Un escritor sin talento alguno, que se obstina en escribir, hace pensar, por su orgullo, en un pontífice.

La esposa es escritora. Esto disgusta al marido que, sin embargo, por delicadeza, nunca le dice nada, y sufre toda la vida.

Destino de una actriz. Al principio: una buena familia de Kerch, una vida tediosa, una sorprendente pobreza de impresiones. Después, la escena: la virtud, el amor ardiente, los amantes. El final: se envenena, pero sin éxito. Vuelta a Kerch: vive con su tío, delicias de la soledad. La vida le ha demostrado que un artista debe abstenerse del vino, del matrimonio, de la barriga prominente. La escena no será un arte sino el porvenir; por el momento, no es más que una lucha por el propio futuro.

(Enojado, sentencioso.) —¿Por qué no me das a leer las cartas de tu mujer? Somos parientes, después de todo.

Para una pieza: un personaje que miente todo el tiempo, sin necesidad ni razón.

Cuando un actor tiene dinero, no son cartas lo que envía, no, sino telegramas.

Todo es mejor allí donde no estamos; el pasado sólo puede parecernos maravilloso cuando lo dejamos atrás.

Un hombre, muy culto, miente toda su vida a propósito del hipnotismo y del espiritismo, y todos le creen. No obstante, es un hombre de bien.

El amor. O bien esto es lo que queda de algo que fue desvaneciéndose pero que otrora fue inmenso, o bien es una parte de algo que un día se volverá inmenso pero que, en el presente, sólo deja insatisfacción y brinda mucho menos de lo que se esperaba.

Una mujer de muchísimo dinero, lo esconde por todas partes: alrededor de su cuello, entre sus piernas.

No me espantan ya los esqueletos. Me espanta que ni los esqueletos me espanten.

NN, hombre de letras y crítico, seguro de sí mismo, muy liberal, perora (a propósito de la poesía): acepta esto, desprecia esto otro y no comprende que es un hombre sin el mínimo talento (yo no lo he leído). Alguien propone partir para Ai Petri. Yo digo: lloverá. Pero allí vamos, de todos modos. Barro en la ruta, llueve, el crítico está sentado junto a mí, y yo compruebo su mediocridad. Lo atienden con sumo cuidado, lo tratan como a un obispo. Cuando el tiempo se aclara, yo vuelvo a pie. ¡Con qué facilidad se deja engañar la gente, cómo aman a los profetas, a los visionarios, qué chusma…! Otro hombre de pro nos acompaña: un consejero de Estado, de edad madura, que no dice palabra, persuadido de tener razón, desprecia al crítico porque está tan desprovisto de talento como él. Y una muchacha que tiene miedo de sonreír en presencia de tanta gente inteligente.

Entre los insectos, el gusano se vuelve mariposa; entre los humanos, por el contrario, es la mariposa la que se vuelve gusano.

Más vale morir a manos de un imbécil, que recibir de él un solo halago.

Comenzó una relación con una mujer de 45 años y a escribir historias de horror, casi al mismo tiempo.

Un viejo de 80 años dice a otro, de 60: ¿No le da vergüenza, joven?

Si usted teme a la soledad, no se case.

Un consejero de Estado, un hombre respetable. De pronto se descubre que, sin que nadie lo sepa, es el dueño del prostíbulo.

Para estudiar a Ibsen, ha aprendido el sueco, le ha consagrado mucho tiempo de trabajo; y de pronto se da cuenta de que Ibsen es un escritor mediocre; y se pregunta qué podrá hacer ahora con su sueco.

Una joven inteligente: Yo no sé fingir… yo no miento jamás… yo tengo principios… Todo el tiempo yo… yo… yo…

Todo aquello que los viejos no pueden hacer está prohibido o se considera punible.

Qué agradable quedarse en casa cuando la lluvia tamborilea sobre el tejado y sabes que no tienes alrededor a nadie que te moleste o que te aburra.

Dios mío, no me permitas juzgar aquello que no comprendo o no conozco. No me dejes siquiera hablar de ello.

Mi lema: No necesito nada.

Narrador y dramaturgo, Anton Chéjov (1860-1904) es autor de dramas como Tío Vania y El jardín de los cerezos, de novelas como Un drama de caza y La estepa, pero sobre todo de una enorme cantidad de cuentos y relatos cortos entre los que se encuentran Del diario de un ayudante de contable, El espejo y La dama del perrito. En la introducción de Cuaderno de notas, Vlady Kociancich afirma que “Chéjov escribe sobre la vida sin mayúsculas. La vida descartable, escuálida o glotona que su cronista nunca juzga. Porque a pesar de toda la miseria que hay en la condición humana, que Chéjov vio y narró con sencillez, uno siente que nos quería”.

Facundo Cabral habla de México y de Dios

México • Fue hace dos años, o un poco más, en una salita de un hotel de Polanco. Para mí era un encuentro más que emotivo. Facundo Cabral era el tipo que escuchaba cuando niño y cuyo rostro críptico e hirsuto me mostraba un lado de la naturaleza humana que me llamaba mucho la atención. El hombre, que no es de aquí ni de allá, desprovisto de esa barba magnífica que lo acompañó décadas, se mostró generoso en su charla y cálido en su trato. Estos son algunos fragmentos de la conversación que se transmitió en su momento en el programa radiofónico La noche W.

¿Qué recuerda del México al que llegó por primera vez?

De mi primera vez en México, recuerdo a los amigos maravillosos: Rulfo, Tamayo, José Alfredo…

¿Qué le decía José Alfredo de sus canciones?

Teníamos un respeto mutuo; cuando yo vine recién estaba sonando El rey y le dije: “Oye, tú me robaste esa canción porque era para mí, la hubiera escrito yo… ‘Con dinero y sin dinero’”.

Y él me respondió: “¿Qué crees que pensé cuando escuché No soy de aquí…?”, porque esa podría haber sido una canción de él. Hay un punto en toda creación artística donde llegás al mismo lugar que otra gente, poco antes o poco después. Fíjate cómo coinciden Picasso y Braque con el cubismo o lo que pasó en el art nouveau a principios del siglo XX, son coincidencias muy fuertes que suceden en todas las disciplinas.

¿Qué significa México para usted?

Yo siempre supe que México iba a ser un país importante en mi vida, lo supe siempre, sin pensar que iba a trabajar acá.

Desde cuándo lo supo…

Desde que empecé a ver algunos libros. Yo llegué tarde a la cultura. Bueno… cultura es todo. Yo fui analfabeta hasta los catorce; a mí me enseñó a leer un jesuita, leíamos el Popol Vuh, el Chilam-Balam, y me hablaba del Usumacinta, de Pakal…

Cuando llegué acá a mí ni me pasaba por la cabeza que supieran lo que yo hacía, yo vine a conocer México. Venía cruzando América desde Tierra de Fuego, y ya en la Ciudad de México, un taxista me preguntó si era músico, cuando le respondí que sí, me dijo: “¿Y dónde va a tocar?” “No tengo ni idea”, le contesté. Entonces me señaló un muro muy largo, como el muro de los lamentos de Jerusalén y me indicó: “Puedes tocar ahí”. Me bajé del taxi y vi que era Televisa.

Hablé primero con un señor y luego con otro, quería entrar pero el portero me dijo que no lo podía hacer si no estaba en la lista de invitados. Entonces llegó un señor que era amigo de Jacobo Zabludovsky, quiso saber lo que pasaba y yo le dije que quería conocer el canal, eso era todo.

Nos pusimos a conversar, me preguntó en qué trabajaba. “Yo no trabajo”, le respondí. “¿Cómo, de qué vives?”, me dijo. “Yo cuento lo que veo en los pueblos que voy pasando, pero no trabajo; eso es lo que hago, pero jamás trabajo”, le respondí.

Nunca en mi vida he hecho nada por obligación. Nada. Hasta he dejado de recibir premios y cosas muy importantes porque no tenía ganas de hacerlas.

Lolita Ayala estaba con ese señor. “Quédate si quieres”, me propuso. “Yo tengo un programa, es un noticiero y vamos a tener un segmento con don Pedro Vargas”. Entré, y faltando diez o quince minutos avisan que don Pedro se había enfermado y me invitan a cantar a mí.

Luego del programa, aunque yo no tenía dinero, me llevaron al Camino Real. Llegaron unas personas a proponerme un concierto en Bellas Artes cinco días después en un horario en el que el teatro está vacío: a las dos de la tarde. Fue un éxito. Lo grabó la RCA Víctor y fueron dos long plays, los dos míos que más han caminado por el mundo, y siguen editándolos. Fui el primer artista de música popular que entraba a Bellas Artes.

México fue desde ese momento un país clave para mí. Conocí todo lo que quería conocer: Chichen-Itzá, Uxmal, Oaxaca —estuve en Monte Albán, que era un descubrimiento reciente. Viví con chamulas, con tarascos, con tarahumaras, con yaquis…

¿Qué piensa de su trabajo?

Que es muy extraño, pero tiene algo maravilloso: es armonizador. Vos podés estar con la gente más pobre, con la más rica, de izquierda, de derecha, de centro, con los ateos, con los religiosos. El arte es armonizador.

¿Y la presencia de la mujer en su vida?

El hombre todo lo que hace lo hace por la mujer. Hay un poema maravilloso del siglo XIX, un poema inglés (no recuerdo el autor) que dice: “Siempre entre un hombre y otro hombre habrá una mujer, por ella construirán hermosas ciudades o irán a la guerra”.

¿Y la fama?

No siempre los famosos son buenos. Los mejores pintores y escritores no son vendedores. Salvo una excepción: por ahí surge El nombre de la rosa de Umberto Eco y vende millones. La bossa-nova es una música de muy buen gusto y nunca fue muy popular en Brasil. Para nada… En Argentina vende más discos cualquier cantante popular que los que vendió Gardel. La cantidad no justifica nada. Se supone que el arte exige cierta iniciación, cierta información. Por eso, quizá, aunque la puerta está abierta y entra quien quiere, muy poca gente se acerca al arte-arte.

Aunque No soy de aquí sí es muy popular…

Ahí existe la idea filosófica de que el hombre no es de ninguna parte, que realmente no sós de ninguna parte porque el planeta es un solo país.

Una vez me preguntó un periodista que si yo no extrañaba mi tierra y le respondí: “Imposible, si siempre estoy en ella”.

Malo el día en que ande en otro planeta.

Y será en otro planeta, pero por ahora estoy en mi tierra.

¿Le importa ser conocido?

Creo que es importante que se te conozca porque has hecho algo digno, que trasciende. Eso es prestigio.

Arreola era súper popular… y era una eminencia. Yo me acuerdo que salías a la calle con él y todo mundo se detenía a saludarlo. Y era un intelectual de primerísima. Y le interesaba tanto Heráclito como si a Hugo Sánchez le habían anulado un gol. O la pelea de Chávez. Y atrás de eso te hablaba de Pitágoras o de Borges, al que amaba. Era un tipo muy popular y muy querido, con mucho prestigio.

Arreola quería a Borges.

Lo amaba. Mira, una vez me dijo Arreola: “Fui a Buenos Aires y visité a Borges”. “Qué interesante, maestro. ¿Y qué tal?, le pregunté. “No sé —me respondió—, cometí un error… estaba tan excitado que hablé todo el tiempo y creo que no lo escuché nunca”. Cuando encontré a Borges le pregunté por Arreola y me dijo: “Es un verdadero caballero, me dejó dos o tres silencios”.

Eso mismo me pasó con Chagall. Una vez me preguntó Golda Meir: “¿Cómo comenzaste a escribir?”, le dije que por Chagall, porque había visto un cuadro suyo. “¡No me digas!”, comentó y en ese momento le pidió a su asistente que la comunicara por teléfono con él para presentármelo.

“Marc —le dijo—, tengo un amigo nuevo que anda por el mundo y le he preguntado que cuándo empezó a escribir y me ha dicho que con una obra tuya… Sí, sí… ahora te lo paso”.

“Tómate el primer avión que te quiero dar un abrazo, te invito a mi taller, vos me contás tu viaje y yo pinto para vos”, me dijo Chagall.

Fui a verlo, pero no pude decirle nada, me quedé petrificado en su presencia.

¿Como fue su relación con Borges?

Mira, yo soy salvajemente creyente y él era agnóstico. Pero un día me dijo: “Presiento, por lo que dice en las canciones, que usted tiene un Dios que le organiza sus encuentros y las primaveras… ¡qué envidia! ¡Cómo me gustaría tener un Dios como el suyo! Cuénteme algo de él”… ¿Te imaginas?

Él tenía un gato que siempre se sentaba en sus piernas a acariciarlo y yo le dije: “Lo está acariciando, mire… ahí está Dios” “Ah, ¿entonces usted es místico?” “No, yo no soy místico” “Qué interesante y que envidia” me dijo muy emocionado “es tan lindo creer”.

Usted tuvo una infancia dura…

Dije mi primer palabra a los seis años. Dije “Sara” que era el nombre de mi madre y no volví a hablar más. Los médicos dijeron que había perdido muchas neuronas y estaba muy debilitado. Pasamos las de Caín, éramos siete hermanos. Cruzamos la Patagonia en nueve años. Fueron muriendo de frío, quedamos tres.

“Su hijo nunca va a poder hacer un trabajo responsable y menos uno intelectual”, le dijeron a mi madre, pero ella me consoló: “No te preocupes, que con las pocas que quedan vamos a hacer los máximo posible”. Después fui amigo de Borges y quería conocer el pinche mundo y caminar por el pinche mundo. Y quería pelear con los dictadores… Lo pagué carísimo, pero no importa.