domingo, 26 de septiembre de 2010

Antonio Machado en Segovia

Tras los pasos de la sutil memoria de Machado en Segovia
El escritor vivió 13 años en la ciudad castellana, en la que conoció a Guiomar y vivió grandes momentos pero con la que mantuvo una relación en cierto modo distante.- Aprovechamos el Hay Festival para recorrer sus rincones

JUAN CARLOS GALINDO - Segovia - 26/09/2010

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En el Instituto de Enseñanza Secundaria Mariano Quintanilla, entonces Instituto General y Técnico, hay una placa que recuerda que allí ejerció como profesor Antonio Machado. El discreto homenaje fue promovido por la dictadura en la década de los sesenta, después de que justo al terminar la Guerra Civil los profesores del centro emitieran un comunicado de prensa y un acta, hoy desaparecida, en la que repudiaban al escritor.

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La anécdota ilustra la extraña relación que tuvo el autor de Campos de Castilla con una ciudad en la que vivió de 1919 a 1932, aunque la eligió sólo porque era el destino más próximo a Madrid al que podía optar y desde donde siempre que podía partía hacia la capital para estar con su familia. De hecho, nos cuenta Vidal, guía turístico que nos adentra en los entresijos machadianos de Segovia, el escritor consiguió concentrar sus obligaciones en la cátedra de francés del instituto, las clases de literatura y lengua y sus labores como jefe de estudios de lunes a miércoles. Luego 'huía' a la capital.

El amor de Guiomar y el hotel Comercio

Recibido con alharacas y grandes esperanzas por la prensa de la ciudad a su llegada en 1919, pronto se vio que Segovia no iba a ser para Machado lo que supuso Soria y la ciudad tiene muy poca presencia en su obra. A lo largo del tiempo, la relación de Segovia con el poeta tampoco ha sido sencilla y puede que por eso sea más complicado rastrear los pasos de Machado en la ciudad. La escultura que le homenajea frente al Teatro Juan Bravo, donde el 14 de febrero de 1931 intervino en el primer mitin de la Agrupación al Servicio de la República junto a José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala, no fue colocada hasta el año pasado. A sus pies, los versos más famosos del poeta a la ciudad: "Verdad que el agua del Eresma nos va lamiendo el corazón... ¡Torres de Segovia, cigüeñas al sol!"

A unos metros del teatro, el 14 de abril de ese mismo año, Machado izaba la bandera tricolor en el Ayuntamiento. Lo recuerda así en un artículo de 1937 para la Nueva España:"Mi amigo Antonio Ballesteros y yo izamos en el Ayuntamiento la bandera tricolor. Se cantó La Marsellesa; sonaron los compases del Himno de Riego. La Internacional no había sonado todavía. Era muy legítimo nuestro regocijo"

No muy lejos de allí, en la esquina de la calle Infanta Isabel con Herrería estaba hasta la década de los setenta el Hotel Comercio, donde un 2 de junio de 1928 Machado se encontró con Pilar Valderrama, Guiomar en los sueños y versos del poeta. En el edificio actual, que alberga en su planta baja una tienda de ropa para niños no queda ni rastro de esa parte de la historia personal del escritor, de ese amor arrebatado y, decía Guiomar, meramente platónico. Quizás para compensar en cierto sentido, la estación de AVE de Segovia recibe el nombre de la amante del escritor.

En la pensión de Luisa Torrego

"El caminito de mi devoción" llamaba Machado al trayecto desde la modesta pensión de Luisa Torrego, en la calle de los Desamparados, más allá de la Plaza Mayor, en la que se aloja durante toda su estancia en Segovia, hasta el instituto, situado en la parte alta del acueducto. Lo recorremos varias veces, de arriba abajo, con guías y en soledad, buscando al poeta y al final nos detenemos en la pensión, donde ha quedado indeleble la huella de Machado. La sensación es extraña. Después de buscar con ahínco el rastro del poeta nos encontramos de lleno con un lugar en el que se siente su presencia, una modesta habitación, una cocina y unos libros, un contexto que, al contrario que el aula donde dio clase o el Hotel Comercio, se ha mantenido como el primer día gracias al trabajo de la Academia de San Quirce, antes Universidad Popular Segoviana, que la compró en 1952.

El caso de la Universidad Popular, a la que Machado se incorpora en 1920 es único. José Miguel Merino de Cáceres, arquitecto y académico numerario de San Quirce nos cuenta los vericuetos que vivió la institución para mantenerse en cierto modo ajena a la tutela de la dictadura y, finalmente convertida en Centro de Estudios Segovianos de Investigación de Arte, Historia y Poesía en 1947 y en la Academia de San Quirce después (1955), mantener el recuerdo de la historia segoviana de Machado.

Viudita casadera

Hay otros puntos más desconocidos, ajenos a la historia, pero que dejan también pistas sobre la vida de Machado en Segovia y que sirven para cerrar este periplo. La iglesia de San Millán, gran conjunto románico situado a pocos minutos del Acueducto, es uno de ellos. Machado llega a Segovia siete años después de la muerte por tuberculosis de su mujer, la joven Leonor y, como se verá después con Guiomar, en la ciudad vuelve a despertar a los impulsos sexuales y el amor. A una viuda que va a misa, le dedica estos versos:

En San Millán

a misa de alba

tocando están.

Escuchad señora,

los campaniles del alba

los faisanes de la aurora

Mal dice el negro atavío,

negro manto y negra toca,

con el carmín de esa boca

Nunca se viera

de misa tan de mañan

Armando de Miguel: Memorias y Desahogos

Memorias y desahogos
Por Amando de Miguel
Amando de Miguel
Escribir un libro es llorar. La razón es que en España se escribe más que se lee (y no digamos ahora con los SMS y los blogs) y se conversa más que se escribe. Estamos ante una cultura locuaz. Cabe la salida de escribir para que otros hablen. Me he pasado media vida en ese ejercicio de escribir muchas páginas que suscitan comentarios. Detrás de cada publicación hay una historia, bastantes sufrimientos y también muchas satisfacciones. Aparte de lo escrito, está lo vivido. Así que contar todo eso puede que tenga alguna utilidad.

Lo hago a los 73 años de edad, con algunos más por delante (espero), antes de que empiece a perder la memoria. No se espere un expediente completo de mis méritos y vicisitudes. Bastará una media filiación y el relato de algunas vivencias, más que nada porque son el exponente de una generación.

Nací el 20 de enero de 1937, en plena guerra civil. En esa fecha el Caudillo inauguraba en Salamanca las instalaciones de Radio Nacional de España, un regalo de Hitler. El ABC de Sevilla de ese día daba este parte de guerra: "La jornada de ayer fue tranquila en todos los frentes, con excepción del de Madrid, donde los rojos atacaron el Cerro de los Ángeles, siendo rechazados violentamente por los nacionales". La Vanguardia de Barcelona ("diario al servicio de la democracia") del mismo día titulaba así la "información general": "El Cerro Rojo, antes de los Ángeles, en poder de nuestras tropas". El contraste de esos titulares es todo un símbolo de que nací en la era de la propaganda.

Aporto la primera reacción ante la amenaza de que estaba escribiendo mis Memorias. Han sido muchos los que me han dicho: "Supongo que serán varios tomos" o "serán varios miles de páginas". Materiales hay para ello, pero supondría un tostón esa minucia de datos e incidentes sobre mi persona. Así que este tomito es una síntesis de lo vivido y lo que merece ser recordado. Al hacer esa reducción me entra la sospecha de que he vivido muchos más años de los que tengo. Incluso me asalta la impresión de que he tenido varias vidas, tan inquietas han sido. Es una extraña sensación. La tendencia dominante en mi mundo es la de tener menos años de los cumplidos. En cuyo caso lo mejor es abstenerse de escribir las Memorias. Esa es la respuesta que dan muchas personas eminentes que conozco, pero mi opinión es que harían bien en narrar sus experiencias.

Una vida humana es poca cosa, a no ser que refleje otras vidas, que sea móvil, que reciba y que dé influencias. Por ese lado no puedo quejarme. He tenido cerca a muchas personas que he admirado y supongo que habré influido en otras. Esa ha sido mi fortuna: estar cerca de tantas personas interesantes. También cuentan las personas que se han despegado de uno, pero sus razones tendrán. Por todo ello estas Memorias tienen algo de sinfónico, orquesta y coro. Se retrata aquí el trabajo de una generación, los nacidos en torno a la guerra civil de 1936. No podemos quejarnos. Hemos vivido intensamente la experiencia de la gran transformación de la sociedad española. Es una sociedad que lo aguanta todo.

Una de las virtudes de esa cohorte de los nacidos en la (última) guerra civil es que resulta bastante reducida. No es solo porque en esas fechas bélicas nacieron pocos españoles, sino porque han sido promociones sometidas a una alta tasa de mortalidad. Quiero pensar, por tanto, que los sobrevivientes nos encontramos selectivamente capacitados.

Como mi vividura ha sido esencialmente trabajo, esfuerzo, es natural que la cuente a partir de los muchos miles de páginas que he escrito. No porque tenga que defenderlas, sino porque, en buena parte, lo que ha dado sentido a mi vida ha sido el trabajo. No es algo de lo que quepa estar siempre orgulloso o satisfecho, pero ha sido así. Además, ha representado una tarea esencialmente polémica. Cualquiera que haya seguido algunos episodios de mi ajetreada vida habrá anotado esa constante. Ha contado la fortuna, también el esfuerzo, pero sobre todo la necesidad; por citar la famosa tríada de Maquiavelo.

Comprendo que este libro sea una provocación, no solo porque se atreve a ir contra la norma pudorosa que obliga a no hablar mucho de uno mismo. Le peor es que en estas páginas deslizo muchos nombres propios. La tradición intelectual en España es escribir sobre abstracciones y, en todo caso, mencionar a autores extranjeros, por lo general desconocidos. Decididamente, me opongo a esa norma. Si tengo que dar cuenta de mi vida, será menester que incluya los nombres de las personas que me han influido. Cuando hurto alguna información sobre nombres es por respetar su intimidad o porque simplemente se me han olvidado.

Las citas que hago, las que más me estimulan, no son siempre con las que estoy de acuerdo; muchas veces son con las que disiento. Lo mío no es tanto argüir "como dice Fulanito" (para buscar apoyo) como "en contra de lo que dice Fulanito" (para estimular el disenso). A pesar de ello, me he encontrado muchas veces son autores que me agradecen que haya citado sus frases, sin percatarse de que lo he hecho como crítica y contraste. Si bien se mira, esa actitud es la marca de lo que llamamos ciencia. Es una planta que medra mal en el suelo español. A veces, en los avatares profesionales, me he sentido cerca de lo que hubiera podido ser un torero en Finlandia.

Las biografías que solemos consultar son más bien "prosopografías", esto es, descripciones de los sucesos externos de la vida auténtica de una persona. Entrar dentro de ella, la introspectiva, es operación difícil y rara. Siempre será mejor que la haga uno mismo, pero entonces el natural pudor y el qué dirán obligan a destapar solo un poco. En definitiva, nos encontramos ante una operación casi imposible. La esposa del sátrapa, cuando necesitaba ser examinada por un médico, hacía que fuera una de sus siervas la que se sometiera a la inspección. No parece una solución muy racional, pero es lo que hacemos muchas veces al tratar de expresar nuestros sentimientos. La salida es poner por delante los ajenos. Voy a ver si trato de eliminar el falso pudor que me aqueja para someterme a la curiosidad de los lectores.

Arturo Perez-Reverte

"Mi vida está en todas mis novelas"

JUAN CRUZ | El País - 26/9/2010

'El capitán Alatriste' abre el próximo domingo 3 de octubre la colección que EL PAÍS dedica a la obra de Arturo Pérez-Reverte, el novelista más leído en lengua española. Un total de 23 títulos. Una colección de lujo a precio muy asequible.

Desde El capitán Alatriste a La carta esférica, desde El pintor de batallas hasta La reina del Sur. No hay una sola novela de Arturo Pérez-Reverte que no tenga que ver con su vida. Los lectores de EL PAÍS podrán coleccionar la obra del autor de El club Dumas desde el próximo domingo 3 de octubre.

Desde El capitán Alatriste a La carta esférica, desde El pintor de batallas hasta La reina del Sur. No hay una sola novela de Arturo Pérez-Reverte que no tenga que ver con su vida. Los lectores de EL PAÍS podrán coleccionar la obra del autor de El club Dumas desde el próximo domingo 3 de octubre. Veintitrés libros. Veintitrés semanas.

Comenzará la colección con un emblema de su obra, El capitán Alatriste. En esta conversación que preludia la publicación de todos los libros de Pérez-Reverte, el novelista y académico, que también fue periodista, explica cuál es el origen de su pasión por hacer novelas, por poblar el espacio de la imaginación con historias que han alcanzado récords de ventas y de lectores en todo el mundo.

Pregunta. ¿Cómo se siente cuando se presenta una colección tan completa de su obra?

Respuesta. Mis libros están en las librerías; por tanto, no se trata de rescatar. Lo que posiblemente permita esta colección es llegar a lectores que antes no me leían, que quizá no habían tenido ninguna curiosidad por mis libros o que por lo que fuera no se habían acercado a ellos. Son ediciones muy bonitas, de buena calidad, con un diseño precioso. Libros muy cuidados y bellos. Aparte de eso, puede que al lector veterano, al de siempre, el que me lee hace tiempo, le apetezca tener todos los libros en un formato potente, adecuado y homogéneo. Una colección con aspecto de tal.

P. ¿Qué reacción le produce esta agrupación de su obra?

R. Me han enseñado ya el conjunto de la colección y mi reacción ha sido de asombro: ¡Dios, cuántas cosas he escrito! Un escritor trabaja en su siguiente libro. Los anteriores ya no son ni tuyos porque no los lees, ni los revisas, ni vuelves a ellos. Se van alejando como a la deriva en tu memoria. Solo piensas en el nuevo libro que estás escribiendo.

P. Si hubiera que buscar una metáfora que agrupara la esencia de lo que le dice el conjunto de estos libros, ¿cuál sería?

R. Creo que llevo 20 años contando una misma historia. Amueblando un mismo territorio, mejor dicho. La metáfora es la del territorio. Un terreno, un lugar, que fui definiendo primero con lecturas propias, con vida, con viajes, con relaciones, con años (cumplo 59 en noviembre)... La metáfora seria "un territorio amueblado". Cada novela es como ir poniendo poco a poco un mueble detrás de otro en una casa que hace 20 años estaba vacía. Esta colección me ha obligado en cierto modo a mirar atrás, algo que no había hecho antes. Me ha obligado a considerar, a contemplar, desde el primer libro, El húsar, hasta el último, El asedio. Además, asociados a momentos de mi vida, a mi evolución también porque los libros se han ido moviendo conmigo. El resultado es igual a una vida amueblada con libros.

La frase de la publicidad con que se divulga la colección es Todo en mi vida está en mis novelas. Y es verdad. Son libros que han nacido de una manera de vivir. Tuve la oportunidad de vivir en lugares poco convencionales. Eso me dejó una manera de mirar, y esta obra es el balance de esa mirada. Supongo que en todo escritor lo es, pero esta es la mía. Reconozco mi pasado a través de estos libros. Creo que un lector concienzudo de mis libros me conoce bien. Creo que soy de esos autores a los que es fácil conocer a través de sus libros. Hay autores que mienten -todos mentimos, evidentemente- pero hay otros que se velan más, que por diversas razones, de estrategia, de carácter, se velan tras sus libros. Otros son transparentes y los puedes conocer muy bien a través de ellos. Creo que soy de ese grupo, el de aquellos a los que es muy fácil conocer cómo son. Y ese lector concienzudo que ha leído toda mi obra de esa manera me conoce mejor que muchos de mis mejores amigos.

P. Juan Rulfo dijo que escribió Pedro Páramo porque quería leer un libro así. ¿Qué pulsión le hace a usted escribir historias?

R. Soy de ese tipo de autores que escriben libros que a ellos les gustaría leer. Y es lo que me hace feliz. Es lo que hace compatible trabajo profesional y placer personal; si no sería una pura disciplina de trabajo, de fichar horas. Lo que hace que vaya más allá es que uno el placer personal con la obligación profesional. Nunca he sido consciente de para qué escribía. Lo hacía porque me apetecía, porque lo pasaba bien, me sentía cómodo, estaba a gusto... Aparte de eso, porque a partir de un momento vivía profesionalmente de ello y me proporcionaba una forma de vivir totalmente digna y agradable.

Ahora que miro hacia atrás con más serenidad, con la experiencia que te dan los años y el tiempo, me doy cuenta de que lo que realmente estaba haciendo era ordenar mi vida. Todas las novelas, aunque sean muy distintas entre sí, responden a un objetivo personal, a experiencias personales: a viajes, peripecias, trabajos, ilusiones, decepciones, a lo que amé, a lo que odié... Todas mis novelas son ajustes de cuentas con mi propia vida. Es como si fuese ordenando mi vida por episodios. Cada libro publicado es una manera de calmar remordimientos, de ajustar cuentas -conmigo mismo también-, de recordar, de convertir en felicidad momentos amargos, de buscar la amargura en momentos que fueron felices. De vivir.

P. Es decir, que si no hubieran ocurrido esas incidencias a lo largo de su vida...

R. No sería novelista. Un novelista puro de verdad es Javier Marías, por eso siempre marco esas distancias con él. Novelista puro en el sentido de que es un artista que desde su propia fuerza intelectual está sacando afuera, generando un mundo narrativo singular. Eso es lo que para mí es realmente meritorio. Cuando yo cuento aventuras, peripecias, lances, estocadas, desastres, muertes, incendios, naufragios, bombardeos..., estoy limitándome a recordar. A contar cómo recuerdo y qué recuerdo me dejó esa vida. En ese aspecto, mi esfuerzo es más técnico que creativo. Más artesanal que artístico. Mi esfuerzo creativo consiste en manejar los medios que permiten combinar una realidad que ya viví y darle forma narrativa eficaz. Novelizarla.

P. Llega un momento en que, entre tantas batallas, tiros, persecuciones, usted para y escribe El pintor de batallas. ¿Qué significa, desde el punto de vista creativo y sentimental, ese nuevo énfasis, casi melancólico, en su obra?

R. En El pintor de batallas es la primera vez que hablo de mí mismo sin disfrazar. Lo bueno que tiene la ficción es que puedes hablar de ti mismo disfrazándote, tienes mil pretextos, mil perchas para colgar tu biografía, y nadie pregunta si es la tuya porque tiene bastante potencia por sí sola. Es cómodo porque puedes mezclar realidad con ficción, puedes distanciarte de lo que estás contando, puedes inventar sobre lo real y que parezca todo mentira. Puedes escribir La reina del sur diciendo que lo has inventado todo y nadie puede probar lo contrario. O puedes escribir un Alatriste diciendo que Alatriste no eres tú y la gente se lo cree, aunque sepas que en el fondo sí tienes más de Alatriste de lo que tú mismo reconoces. El pintor de batallas es la única novela en la que he prescindido de esa cobertura, de esa coartada, de esa careta. He contado de verdad la rueda de mi vida, de mi mundo, de mi mirada, sin concesiones, de una manera absolutamente dura conmigo mismo. Si hay un ajuste de cuentas es con el protagonista, con mis remordimientos. Hice una novela con mis remordimientos, con lo que de noche me dejaba los ojos abiertos al recordar. Fueron dos años dolorosos, graves, de fantasmas, y no fue una experiencia que me gustara. No la quisiera repetir otra vez, pero me debía a mí mismo esa incursión. Fue la forma de decir: "Bueno, voy a ordenar también aquello a lo que no le meto mano en las otras y voy a meterme hasta el fondo".

P. Si se ve junta toda su obra hay un leitmotiv: los héroes solitarios y fatigados. Están en El club Dumas, en La piel del tambor, en La reina del sur... En todos los libros aparece un personaje al que le ocurren un montón de cosas y que generalmente está solo. Incluido Alatriste.

R. Sí, es cierto. Ese es mi héroe. Es el mensaje que me interesa. A todos nos marca lo que leemos de jovencitos. Hay algo que me marcó muchísimo. Estudiaba griego y traduje la Anábasis, de Jenofonte. Y me marcó esa imagen del soldado retirándose por territorio enemigo en un medio hostil, sabiendo que únicamente tiene su escudo y su espada para defenderse y que si es derrotado no podrá llegar al mar ni a casa. Sabiendo que derrota significa aniquilación. Es la mejor metáfora de lo que es la condición humana, de lo que realmente es el hombre en el mundo. Ese tipo de héroe es el que interesa. Todo héroe que regresa está fatigado. No es lo mismo cuando va que cuando vuelve. Cuando va está lleno de vigor, es joven, es Aquiles, es Patroclo, es el joven que se va a la aventura, es El húsar. Pero todos los héroes que vuelven, después de incendiar Troya, de violar, de matar, de estar en el caballo de madera, de ensangrentarse, y de ver morir a la gente, están cansados. Solo quieren volver a casa y descansar. Y eso no me lo han contado, lo he visto. Yo mismo me he sentido así montones de veces. He sido Patroclo y he sido Ulises.

P. Y desde esa perspectiva escribe usted.

R. Yo escribo desde que soy Ulises. Mi hecho narrativo es el soldado en territorio hostil que quiere volver a casa. El héroe cansado pero ya sin la fe, la ilusión: lo único que quiere es sobrevivir. Es como Alatriste, no mata por gloria ni por placer; mata porque matando vuelve a casa, sobrevive. Hay una lectura de los Alatriste que han hecho algunos idiotas, que no los han leído, evidentemente: que es un personaje que está glorificando la España imperial, defendiendo los valores militarotes de los soldados de los tercios. Y es justamente todo lo contrario. Alatriste es un tipo que está harto de todo eso: amargo, traicionado, cruel. De corazón turbio y oscuro. Un mercenario y un asesino que abomina de patrias, reyes y banderas. La España del XVII que describe es lúgubre muy a menudo. Creo que los libros más duros y agrios que se han escrito sobre la España imperial son los de Alatriste.

P. Un héroe cansado.

R. Todos los héroes que he conocido en mi vida estaban cansados. No he conocido a ninguno que no lo estuviera. No he sido nunca héroe pero he estado donde estaban los que llamamos héroes, y sé cómo son, lo sé muy bien. Es muy fácil ser héroe cuando tienes 20 años y crees en la patria, en el amor o en lo que sea. Lo difícil es ser consecuente y pelear cuando no crees ni en la patria, ni en la bandera ni en nada, en cuatro amigos, cuatro recuerdos y en ti mismo. Solo me interesa el héroe que pelea cuando ya no tiene fe, por orgullo o por simple hábito. El lobo que mata sin hambre. El héroe inocente es un héroe completamente estúpido.

P. Cuando usted deja el periodismo, en 1994, deja una carta, de madrugada, en la sede de TVE... A lo mejor esa carta era una novela...

R. No quiero hablar mucho de ella, pero tiene el valor de un símbolo. Estoy en la cama durmiendo, me despierto y me digo: mañana ya no voy a ser periodista. Y me voy a las tres de la madrugada a TVE, escribo la carta allí, la firmo y la cuelgo en el tablón de anuncios, le mando una copia a Ramón Colom y me voy a casa. Me sentí liberado. Como el que deja atrás un lastre que le pesa y le tira. Ya había acabado de escribir Territorio comanche, que fue como mi adiós preventivo.

P. Esta colección va a repasar sus obras. Vayamos, pues, a Territorio comanche.

R. Territorio comanche era una forma de decir: durante mucho tiempo habéis visto lo que había en el lado de la cámara que yo os mostraba. Ahora quiero que veáis lo que estaba al otro lado, lo que no habíais visto porque nunca os lo he contado. Mientras que El pintor de batallas era un libro hecho para mí, Territorio comanche era un libro hecho para los telespectadores de entonces. Por eso juego con elementos que suponía que ellos ya conocían. Doy por sentadas muchas cosas. Después el libro tuvo la fortuna de mantenerse, todavía está y los periodistas jóvenes aún lo leen. Digamos que es la crónica que nunca salió en el telediario.

P. El libro que usted expulsa, por así decirlo. Luego hay libros que domina.

R. Sí, sí. En los demás está todo calculado.

P. La colección empieza con Alatriste. ¿Es una buena manera de entrar en su obra?

R. No es el más significativo, pero está bien que sea ese. Empiezan por ahí porque es el que más ha vendido en lengua española de todos mis títulos. Es uno de los más emblemáticos porque es un personaje conocido, una serie que está traducida en todo el mundo, se lee en los colegios... Después de diez años y seis novelas (estoy con la séptima), tiene un peso que hace que sea normal que los editores quieran empezar por ella. No porque yo lo haya decidido. Me lo propusieron y me pareció bien.

P. ¿Cómo surgió Alatriste?

R. Escribo un artículo a finales de los ochenta sobre el cuadro de Las lanzas, en el que hablo de una de las lanzas del fondo. Soy lector de historia desde niño, por tanto, conozco bien la de España. Siempre se ha contado la historia de Espínola y de Guillermo de Nassau en plan caballeros y gentilhombres compadres. Pero el que hizo el trabajo sucio, los que pisaron barro y mierda, los que pagaron el precio de ese cuadro, es esa lanza de detrás a la que no se le ve ni la cara de quien la lleva porque lo tapan -y no es casualidad- los generales, el caballo y la bandera. Como me he pasado la vida al fondo de esos cuadros, al de la lanza lo conozco muy bien, y sé que es quien hace de verdad el trabajo sucio y, a veces, en ello pierde su alma. Quería contar ese momento de la historia de España. Nos vendieron una historia imperial, gloriosa y heroica que estudiábamos en el colegio. Pero cuando lees la letra pequeña, la amargura que hay detrás, te das cuenta de que la España real nada tuvo que ver con aquella; que era mentira, barro, sangre, mierda, corrupción, ingratitud que pagan los de siempre...

P. Y nació Alatriste...

R. Decidí contar la historia de ese "siglo glorioso" con la mirada amarga de la lanza del fondo del cuadro. Y así inventé al capitán Alatriste. Es un ejercicio divertido, apasionante, pero también dolorosísimo. Ahora estoy en el séptimo episodio, sumergido de nuevo en lo que fue aquella España, en lo que pudimos ser y lo poco que fuimos, lo poco que somos. Siempre en manos de los mismos: los curas fanáticos, los reyes imbéciles y los ministros arrogantes, incapaces y corruptos.
La colección Pérez-Reverte

- El capitán Alatriste

- La reina del Sur

- El club Dumas

- Limpieza de sangre

- La carta esférica

- La piel del tambor

- El sol de Breda

- El maestro de esgrima

- Un día de cólera

- El caballero del jubón amarillo

- Territorio comanche

- La tabla de Flandes

- Cabo Trafalgar

- Corsarios de Levante

- El húsar

- El pintor de batallas

- El oro del rey

- La sombra del águila

- Patente de corso

- Con ánimo de ofender

- No me cogeréis vivo

- Un asunto de honor

- Cuando éramos honrados mercenario

lunes, 20 de septiembre de 2010

Collete de Portelance

Esta es otra de las aotoras que toco un tema esencial de la la Psiquiatria y de La religión

El reto de amar y amar de la manera más sana posible.

Es otro lugar evidente de encuentro entre la Psicologia y La Psiquiatria

Lo que nos ayuda el amor sano en la busqueda de nuestra Salud Mental

De nuestra Salud en general

La Psiquiatria y La religión

Una cuestión de Nivel
IV “Psiquiatría y religión”. Antecedentes y vigencia del tema.



El asunto de las relaciones entre la fe y la salud mental – o de las relaciones entre vida sicológica y vida espiritual - ha sido tratado de múltiples maneras. Un breve repaso de este diálogo – que ha sido frecuentemente una polémica estéril más que un diálogo – nos lleva a concluir que hoy debemos empezar de nuevo. Pero, para empezar de nuevo, es preciso conocer – así sea sumariamente – algunos antecedentes.



El diálogo o polémica sobre este tema fue muy activo desde los años cincuenta hasta los setenta u ochenta y tuvo desarrollos dispares. El motivo del encuentro o la causa de la guerra era principalmente la práctica de la psicoterapia en el tratamiento de las neurosis, o el modo como podía influir, ayudar o perturbar, el psicoanálisis en la vida espiritual de los creyentes que solicitaban atención psicoterapéutica. Se produjo mucha literatura al respecto y algunos textos muy serios que mantienen su vigencia como el que dirigió el doctor FJ. Braceland – entonces presidente de la Asociación Americana de Psiquiatría – bajo el título de “Fe, razón y psiquiatría moderna” (1959). O las valiosas reflexiones del profesor Rudolf Allers sobre la psiquiatría y las creencias personales, o los textos del doctor Kart Stern, siquiatra de origen judío y converso que publicó en aquella época “La Tercera Revolución: un estudio sobre psiquiatría y religión “ (1954) y “El Pilar de fuego” (1959). Después de los ochenta el tema dejó de interesar – según parece y salvo ignorancia de mi parte – tanto a los profesionales de la salud mental como a la opinión pública. La influencia psicoanalítica decayó por los años setenta con la expansión de las nuevas terapias farmacológicas, con la extensión de los servicios de salud mental a los servicios de salud y con la publicación de la tercera revisión del manual de Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM III). La psiquiatría reafirmó su identidad como especialidad de la medicina. Un movimiento que perdura hasta hoy y que se consolida con los nuevos hallazgos clínicos y básicos. Algo parecido había ocurrido siglo y medio antes con la tesis de Bayle (1822) del carácter orgánico de la parálisis general.



La versión nacional de este debate (años 60 y 70) la protagonizaron, con brillantez y altura, los doctores Hernán Vergara Delgado – católico y siquiatra fundador de la Clínica Santo Tomás de Bogotá – y el doctor José Francisco Socarrás - académico de la medicina y de la lengua y pionero en la introducción de la práctica y de la doctrina sicoanalítica en el mundo psiquiátrico colombiano. Sería largo extenderme en los pormenores de este debate que tuve la fortuna de seguir de cerca porque conocí y traté hasta su muerte tanto al doctor Vergara – con quien me unieron estrechos vínculos no tanto de sangre cuanto de cercanía espiritual - como al doctor José Francisco Socarrás. El esfuerzo más sistemático – dentro de lo que conozco – se realizó en un seminario que presidió el doctor Hernán Vergara D. entre 1968 y 1972 y que trató el tema de la psiquiatría y la antropología bíblica. En dicho seminario participaron siquiatras y psicólogos de distintas escuelas: psiquiatras clínicos formados en la psiquiatría Francesa y Española (Henry Ey, Lopez ibor, H. Baruk ) de aquella época, psicoanalistas, psiquiatras y psicólogos conocedores de la filosofía y en particular de la fenomenología alemana (Rollo May, Biswanger, K. Jaspers entre otros ) y de las escuelas inspiradas en los autores existencialistas (Sartre, Marcel). El seminario produjo unos cuadernillos en papel mimeografiado que no han sido publicados.



Hoy, veinte años más tarde, nos topamos de nuevo con el tema, en el marco de un congreso nacional de psiquiatría y en una jornada dirigida a la comunidad en la que participan algunos profesionales de la salud mental. El desplazamiento de la práctica de la salud mental hacia las comunidades; el trabajo con los familiares y con los vecindarios de los pacientes nos puso de frente ante un hecho: La tarea de curar es inseparable de la tarea de cuidar y el cuidado lo hacen, en la comunidad, los familiares de los pacientes – generalmente las mujeres – y los líderes espirituales. Ellos tienen una palabra que decir sobre la enfermedad y la curación, sobre los tratamientos y su administración, sobre el sentido y el fin del sufrimiento que acompaña los trastornos mentales cualquiera que sea el nombre que les asignemos en la nosología siquiátrica.



Lo que ha ocurrido en el programa de salud mental comunitaria del Distrito de Aguablanca no es algo excepcional sino premonitorio: En la medida en que las políticas de salud mental tomen en serio la orientación proclamada por la Organización Mundial de la Salud en sus lineamientos del año 2001; o las sugerencias de la Política de Salud Nacional de Salud Mental de 1.998; los profesionales de salud mental tendremos que dialogar más con la gente por fuera de los hospitales y de los consultorios. Y afuera, encontraremos pastores, religiosas, laicos, creyentes de diversos grupos que en nombre de su fe cuidan enfermos, atienden personas adictas a las sustancias psicoactivas, y protegen “locos”. Personas que cuidan enfermos en nombre de la fe o del amor más allá de cualquier “derecho” u”obligación” de atenderlos.



Hace un par de años tuve la oportunidad de asistir en Trieste (Italia) al reconocimiento que hacía la Red Internacional de la Exclusión social a Gregoire Ahongbonon. El premio a la mejor experiencia se le concedía “por haber demostrado con su práctica de liberación de enfermos mentales que el respeto de los hombres y de las mujeres enfermas está en la base de toda práctica de salud mental”.



Gregoire es un enfermero africano, casado y padre de seis hijos, que, en nombre del Evangelio, trabaja en Costa de Oro en la liberación de los enfermos mentales. La palabra exacta debiera ser des-encadenamiento. Allá los enfermos mentales son amarrados a los árboles y abandonados de todos en los extramuros de la ciudad. El balance es de más de 1000 liberados durante los últimos cuatro años, atendidos por servicios de salud y vinculados a procesos de rehabilitación psicosocial y productiva. Nadie que conozca su tarea tendrá duda sobre la justeza de dicho reconocimiento que está además cargado de futuro, a pesar del panorama de dificultades burocráticas y económicas con las que tropezamos diariamente. Nadie podrá negar el potencial liberador de quienes, por fuera de las estructuras institucionales y profesionales, se ocupan de cuidar a los enfermos mentales.




V Posibilidades y dificultades de un diálogo



Presupuesto de cualquier diálogo es que los interlocutores se asuman en pie de igualdad; que ambos compartan la convicción de que tienen algo que aprender y algo que enseñar y el reconocimiento de que comparten una misma solicitud en el cuidado de otros, llámense pacientes, prójimos, hermanos o ciudadanos. Este presupuesto interpela particularmente a los profesionales que - a cuenta de una mayor formación universitaria y especializada - pueden ignorar a-priori, la experiencia y el conocimiento adquirido por años y años de acogimiento y acompañamiento a los enfermos.



Pero, en materia de dificultades, hay más escollos que los meramente sociológicos. El diálogo entre la psiquiatría y la fe o entre la vida espiritual y la vida sicológica trae como antecedente un conflicto de siglos que pesa todavía hoy, independientemente de nuestro mayor o menor conocimiento de la historia. Los profesionales de la salud mental pueden ver en los creyentes personeros de un fanatismo, o portadores de una mirada mágica sobre la enfermedad mental y los creyentes pueden considerar inútil el diálogo con personas que “no conocen las cosas del Espíritu”. Este panorama enterraría de antemano cualquier posibilidad de comunicación. Los ecos de la Ilustración - que fue el ambiente cultural en el que nació la Psiquiatría -; los resentimientos de siglos de lucha contra el poder ejercido en nombre de la fe; la mirada reductiva del positivismo científico; el desconocimiento del ámbito mental y cultural del mundo bíblico son, entre tantos otros, algunos de los obstáculos que deben ser identificados y afrontados para hacer posible la comunicación.



El encuentro de nuestra historia no tenía agenda previa. Solo sabíamos que era importante contar con el apoyo de los pastores en el acompañamiento de los enfermos y en la continuidad de los tratamientos y que este dependía de un consenso acerca del significado de la enfermedad mental con respecto a la vida espiritual y de la misión del equipo de salud y de los medicamentos en la curación. Pero no se trataba de un consenso jurídico, ni de acuerdos meramente amistosos. Después de una breve y respetuosa presentación nos vimos metidos de lleno en los mismos temas que inquietaron desde los primeros siglos del cristianismo a los primeros médicos que debían integrar el naturalismo de la visión galénica del ser humano – propio del pensamiento griego – con el personalismo de la visión bíblica propio del mundo semítico. Las relaciones entre enfermedad y pecado; salud y salvación; terapia y liberación.



Metida la psiquiatría, tan de lleno como está, en el mundo de la medicina moderna puede parecer extraña la pertinencia de estos temas tan ajenos al “naturalismo” médico que – cambiando lo que debe ser cambiado – no es muy distinto del que inspiró a los primeros científicos del arte de curar. No es esta, sin embargo, la opinión de personas tan autorizadas - por su conocimiento de la medicina, de la psiquiatría y de la historia - como el recientemente fallecido Doctor Pedro Laín Entralgo. Para prologar la patología sicosomática del profesor Rof Carballo publicada a comienzos de los años 60 escribió un denso ensayo titulado: “Enfermedad y pecado” que empezaba con la siguiente advertencia:



“Entre todos los problemas teóricos de la Medicina y pese al silencio que respecto a él suelen guardar los tratados de patología general, ninguno más profundo, permanente y sugestivo que el de la relación entre la enfermedad y el pecado; si se quiere, entre el desorden físico y el desorden moral de la vida humana. Cuantas veces el saber patológico ha sido de veras profundo – cuantas veces la medicina ha querido ser “sabiduría” además de ser “técnica” - , la mente del médico ha topado con esa ineludible cuestión. Frente a ella, la antigüedad cristiana osciló entre el personalismo extremoso de los pueblos semíticos y el radical naturalismo del pueblo griego. Más tarde, el Cristianismo dijo su palabra orientadora. El siglo XIX ha conocido las varias respuestas que dieron el Romanticismo médico, la Christian Science, el dualismo de Laennec – cartesiano o kantiano- y el naturalismo lombrosiano, con su concepción tan puramente fenomenológica del crimen.(...) Cuando un médico de nuestros días se enfrenta clínica o reflexivamente con el hecho insondable de los llamados “sentimiento de culpabilidad”, ¿qué hace, sino renovar su contacto intelectual con ese mal definido nexo real entre la enfermedad y el pecado?” (P. Laín Entralgo, Introducción a “Enfermedad y Pecado”, Madrid, 1.960






VI La dimensión antropológica de Cuidar.



Nuestros interlocutores son cuidadores u orientadores de cuidadores y cuidar es una actitud y una actividad de hondo significado antropológico. No es casual que el tema del cuidado hubiera ocupado páginas enteras de las reflexiones de Heidegger, en su interés por comprender las categorías antropológicas fundamentales. En la Biblia aparece el tema desde el Génesis en la respuesta de Caín a Yahweh cuando éste le pregunta por su hermano: “¿Acaso soy guardián de mi hermano?”



El acto de cuidar trasciende el ámbito de los derechos, de las costumbres y de las obligaciones. Quienes cuidan en nombre de la fe, en nombre del amor, actúan más allá del derecho y de la obligación. Ellos encuentran en la parábola del Buen Samaritano el modelo ejemplar de acogimiento.



La parábola del buen Samaritano (Lucas 10, 30-37) tiene cosas que enseñar. El maestro de la Ley pide una definición y esperaba quizá una exposición sobre esa clase de sujetos denominados “prójimos”. Jesús contesta con un relato. El samaritano - como también sus colegas de aventura, el levita y el sacerdote - se tropiezan con un hombre maltrecho en el camino. Estos huyen El samaritano, que también se tropieza con el hombre malherido, hace del tropiezo un encuentro. Este discernimiento sobre el prójimo sigue vigente y no se va a resolver con mucho más conocimiento científico sobre la enfermedad, – que en buena hora prospera – ni con románticas consideraciones sobre la belleza de la vida y de la tolerancia, sino con una opción por acoger el otro.



Hemos hecho de la tarea de cuidar una tarea de tercera categoría. Al lado de “curar”, “investigar” o “enseñar” ocupa un muy bajo lugar en la escala de los reconocimientos. La muerte de miles de ancianos sin que nadie lo advirtiera a tiempo y el abandono en la morgue de cientos de cadáveres durante el pasado verano – en la muy desarrollada y civilizada Francia - ha puesto al desnudo – entre otras cosas – el horror de una sociedad que dejó de cuidar a sus viejos (o adultos mayores como se les llama ahora) que es una manera de dejar de cuidarse a sí misma.



La vida humana no sobrevive a las contingencias cotidianas si no cuenta con estructuras de acogimiento que la hacen posible y que le permiten además desplegar sus posibilidades. Lo que denominamos “redes sociales de apoyo” o “sistemas informales de atención” son la expresión – simplificada o simplista – de esas estructuras de acogimiento. Acoger es apoyar o atender pero es mucho más. Acoger es abrir espacio al otro, decirle sí a su existencia, independientemente de cualquier otra consideración. Acoger es recibir al otro, reconocerlo, construir con él una identidad, un lenguaje y unos vínculos comunes.



Los rectores de las políticas de salud mental han tomado nota de lo que significa la estigmatización como obstáculo para la salud de los enfermos mentales. La discriminación de los enfermos causa tanto o más daños que la enfermedad misma y por esto se ha hecho de la lucha contra el “estigma” de la enfermedad mental uno de los temas claves de toda política de salud mental. Estigmatizar es el nombre moderno del anti-acogimiento.



El psiquiatra británico Ronald Laing formuló el anti-acogimiento mediante la categoría de “descalificación ontológica” y lo asoció con la enfermedad mental. El anti-acogimiento es un no- al – ser del otro y el acogimiento un si, un “¡bienvenido a la existencia!”

Jay Dennis Los hábitos de Jesús

Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer conforme a la costumbre de la ley. Lucas 2:27




Este pasaje nos habla de un hombre llamado Simeón, él le pidió a Dios en medio de sus visitas al templo que no se habría de morir sin ver al verbo (Jesús). En aquellos días existía la costumbre de que lo padres tenían que presentar a los niños cuando aun estaban muy pequeños, ante la presencia de Dios. Así que cuando Jesús tuvo cierta edad, sus padres, José y María lo llevaron al templo y como el niño era aun muy pequeño, pues no podía llegar solo. Los padres de Jesús tenían por habito hacer lo que al Señor le agradaba.- Así, algunos cristianos muy nuevos en el evangelio necesitan quien los lleve a la iglesia, ya que por si solos no podrían llegar.


Déjeme contarle que yo mismo fui uno de ellos. Muchas veces quise quedarme en la casa para no ir al culto, pero siempre hubo alguien que velaba por mí, alguien que insistía, que casi a la fuerza me llevaba. Recuerdo una ocasión en particular, estaba la serie mundial de baseball. Yo no quería perderme el juego, pero el hombre que el Señor puso en mi camino llegó a mi casa y comenzó a insistirme, una y otra vez, durante largo rato, me explicó todas las razones imaginables por las cuales yo debía asistir al culto. Pero ninguna me convenció. Estaba subyugado por el juego y ávido de un espectáculo de proporciones históricas. Entonces el hombre se la jugo: y me dijo: "Si esta misma noche no ocurre algo espectacular en su vida—me dijo--nunca más lo vuelvo a molestar". Entonces fui, más interesado en librarme del hombre de una vez por todas que de recibir de Dios. Pero aquella misma noche recibí el bautismo del Espíritu Santo y hablé en lenguas por primera vez. Fue algo maravilloso, algo increíble para mi vida.


Con respeto a Jesús en el templo, miramos que sus padres se movían siempre según las costumbres. La costumbre es la práctica reiterada de un acto. En esta oportunidad vamos a conocer cuatro de los hábitos de Jesús que le permitieron edificar un exitoso y perenne ministerio:


Tener un propósito firme.

Leer

Orar

Mentalidad de cuerpo

DESARROLLO:
1.- HÁBITO DE TENER UN PROPOSITO FIRME:

Y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. Lucas 2:42


Lo primero que notamos aquí es que Jesús ya no es un bebe. Ahora tiene doce años y se empiezan a manifestar en él los hábitos de sus padres. Los hijos siempre van a hacer lo mismo que vieron hacer en sus hogares. El primer hábito que podemos entrever aquí es el de ir al templo con un propósito firme. En decir, llegar mentalizado, sabiendo qué se busca, con una idea o intención predeterminada. En este caso vemos que Jesús llega al templo con el propósito de hacer una fiesta.- Mire la mentalidad de Jesús desde los doce años, subía para hacer fiesta, ¿usted como se prepara para venir a la iglesia? Jesús decía: en la casa de mi padre debo estar. Podemos citar algunos casos en los cuales se vio manifiesto el propósito firme de ir a Jesús:


º La mujer del flujo de sangre:


Cuando ella buscaba a Jesús, decía para sí: "Si tan solo lo toco...si tan siquiera pudiera tocar el borde de su manto, entonces sería sana". Y así obtuvo lo que deseaba. Ella supo que había que acercarse con un propósito firme para obtener algo de Dios. Antes de lograr algo debemos mentalizarnos con la certeza de que lo recibiremos. Cuentan que en cierta ocasión, luego de un certamen de belleza, le preguntaron a la ganadora como había hecho para proyectar esa imagen tan segura, tan confiada, tan natural, mientras se paseaba por la tarima, aun cuando era la primera vez que lo hacía. Y ella les respondió: "Es que en mi mente—respondió la joven—ya había pasado mil veces". Se había mentalizado. Había visto su objetivo en su mente mucho antes de haberlo alcanzado.


º Moisés


También sabía del éxito que acarrearía el hecho de llegar con un propósito firme. Cuando se presentó delante de faraón para pedir la libertad de los israelitas, de entrada reveló su propósito, le dijo: ´´ deja ir a mi pueblo para hacerle fiesta a Dios.


º Daniel encontramos que él propuso en su corazón de no contaminarse".

º Salomón se propuso hacer un templo.

º El Apóstol Pablo que escribe: "Cada uno dé conforme propuso en su corazón". Pero para el que no tiene propósito firme, cualquier viento es bueno.


Hay un hábito que nos puede llevar de la efectividad a la grandeza: SOÑAR EN DIOS.- Los mayores logros se obtienen primeramente en la mente.

2.- HÁBITO DE LEER:


Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Lucas 4:16


Por más que avancemos en el evangelio, por más milagros que se hagan a través nuestro, por más revelación que tengamos, nunca debemos de apartarnos del hábito de la lectura de la palabra escrita. Jesús hacía sanidades cada día, podía caminar sobre las aguas, o alimentar a multitudes, pero aquí encontramos que tenía el hábito de leer las escrituras. Que nunca se nos pegue el síndrome del producto terminado. Que nunca pensemos que ya lo sabemos todo. Porque entonces vamos a dejar de aprender. Y el que deja de aprender, deja también de enseñar. Por eso Jesús siempre estaba trayendo una enseñanza nueva y fresca, porque se mantenía leyendo. Leer asuntos seculares es bueno. Pero la lectura de la Palabra de Dios puede hacer que pasen cosas prodigiosas. Cuando uno abre el libro comienza a saber quien es uno, Jesús abro el libro y encontró: en Isaías 61:1El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.


Cuando Jesús cierra el libro dice: ésta palabra se cumplió hoy en mi, se dio cuenta que se hablaba de EL.


º Cuando Josué lo hizo supo que era un conquistador, que iba a hacer cosas que moisés no logro hacer.....Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas, Josué 1:9. Le dice Dios a Josué: ......Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.(Josue1:5).- podemos ver que cuando abrimos la Biblia esta nos trae: a) autoridad, b) revelación, c) Restauración d) Seguridad.


º Leer la Biblia puede traer revelación. Esdras y Nehemías lo hicieron y supieron que podían restaurar el templo.


º La lectura de la palabra de Dios trae conocimiento acerca de los acontecimientos del porvenir. Aunque era visitado por ángeles, encontramos a Daniel leyendo el libro del profeta Jeremías, y así supo que faltaba poco para la liberación de su pueblo, que la cautividad estaba a punto de ser cancelada. La Palabra de Dios siempre crea en nosotros una actitud pro-activa, no reactiva. La actitud pro-activa es la que hace que las cosas ocurran, no se queda a esperar que sucedan, las provoca. Y la reactiva es la que simplemente reacciona ante las circunstancias, son reacciones a algo es causa y efecto únicamente.- Por eso es que si realmente quiere ver a Dios actuando en su vida, no espere más, comience a llenarse de la palabra, comience a proclamar las promesas. El poder de la vida esta en la boca. Hable. Confiese. Provoque a Dios a actuar a su favor. Usted puede hacerlo. Y lo más importante, Dios quiere hacerlo. El quiere obrar en su vida. Solo hable la palabra. La bendición esta ahí, esperando. Esperando que usted la desate...

3.- HÁBITO DE ORAR

Y saliendo, se fue, como era su costumbre, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Lucas 22:39


Aquí podemos encontrar otro hábito de Jesús: La oración. Cuando oramos, estamos afilando el hacha. Es decir, elevando nuestro grado de efectividad al máximo. Salomón escribió que "si el hacha pierde su filo y no se le vuelve a afilar, habrá que pegar con más fuerza". Eclesiales 10:10 (BAD) nos dice...... Si el hacha pierde su filo, y no se vuelve a afilar, hay que golpear con más fuerza. El éxito radica en la acción sabia y bien ejecutada.- O sea que cuando no oramos se requiere de más esfuerzo de parte nuestra, de más trabajo, y sentimos como que el camino va cuesta arriba. Jesús tenía el habito de ir al monte de los Olivos a orar, ya que el tenia un ministerio a diario, enseñaba, sanaba, etc., por eso se iba a recargar su unción.- El Señor en una oportunidad entre la multitud sintió que alguien había arrancado virtud de EL y dijo: quien me toco con fe.... era la mujer del flujo de sangre que lo toco y obtuvo sanidad, el Maestro sintió como que su nivel había bajado, como que había perdido fuerza, filo. Por eso, luego de estar con las multitudes, Jesús corría a los montes a orar, a afilar el hacha. Después volvía a la multitud y con una palabra echaba fuera demonios.


No olvidemos que el hacha de nuestra vida espiritual se afila con la oración.

4.- HABITO DE MENTALIDAD DE CUERPO

Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos. Juan 19:40

Visión de cuerpo, eso es lo que necesitamos, lo que tanta falta nos hace. El apóstol Pablo decía "Tienen que discernir el cuerpo de Cristo". ¿Por qué? Porque había muchos en aquel entonces, y habemos muchos ahora, que no hemos sido capaces de comprender plenamente que es el cuerpo de Cristo. El cuerpo de Cristo somos nosotros, la Iglesia. Si lo entendemos así el dolor de uno ha de ser el dolor de todos, de igual forma el gozo de uno es también el gozo de todos, tal como lo escribe Pablo: "Hay que reír con los que ríen y llorar con los que lloran". Hay personas que ya recibieron al Señor, que ya fueron sellados con el Espíritu Santo, pero que no les gusta congregarse ni tener comunión con los hermanos. Estas personas no tienen mentalidad de cuerpo. Aun no disciernen el cuerpo de Cristo. El día que lo hagamos vamos a alcanzar niveles desconocidos aun para la iglesia. Como esta su relación con los demás miembros del cuerpo de Cristo, o pero aun con el Señor, si de había alejado por alguna circunstancia, intégrese hoy, y siéntase parte de el.


Cambiemos nuestros hábitos y costumbres que nos hacen alejarnos del Señor.

CONCLUSIONES

Los cuatro hábitos de Jesús, nos enseñan que:


º Necesitamos tener un propósito firme en nuestra búsqueda de Dios.

º Leer las Escrituras para poder desarrollar una actitud pro-activa

º Afilar el hacha para elevar al máximo nuestros niveles de efectividad.

º Y finalmente necesitamos de mentalidad de cuerpo, discernir el cuerpo de Cristo.

La Psiqiatria y Dios

Un total de 55 especialistas en psiquiatría y teología de universidades de distintas partes del mundo han aunado esfuerzos para dar a luz a un nuevo libro que, bajo el título de Religion and Psychiatry: Beyond Boundaries (“Religión y psiquiatría: más allá de las fronteras”), pretende ayudar a los profesionales de la psiquiatría a entender la diversidad religiosa de sus pacientes con el fin de poder ejercer mejor sus funciones.

Esta diversidad no es más que el reflejo de la diversidad religiosa de la sociedad actual, explican en el prólogo del libro sus editores: Peter Verhagen, de la World Psychiatric Association (WPA); Herman M. Van Praag, de la Universidad de Utrecht; Juan José López-Ibor, de la Universidad Complutense de Madrid; John Cox, de la Universidad de Gloucestershire, en el Reino Unido y Driss Moussaoui, de la Universidad Ibn Rushd de Marruecos.

Según ellos, la frontera entre las creencias religiosas y la práctica de la psiquiatría son cada vez más sutiles. La razón: vivimos en un mundo globalizado, donde hay diversos tipos de fe y culturas, y en el que los psiquiatras deben tener en cuenta, a la hora de tratar a sus pacientes, que las creencias religiosas de éstos condicionarán sus síntomas y, también, su conformidad o no con los tratamientos que se les encomienden.

Condicionamientos culturales

La religión y la espiritualidad se encuentran actualmente muy activas y conforman los valores culturales y las aspiraciones tanto de psiquiatras como de pacientes. También la ausencia de identificación con una fe en particular supone ciertos condicionamientos culturales, señalan los autores.

La religión es vivida hoy día con gran pasión por muchas personas de todas partes del mundo. Esta pasión puede ir a favor de sus propias creencias religiosas o en contra de otras religiones o creencias.

Por otro lado, hay personas que no se sienten en absoluto religiosas. Cualquiera de estas opciones posibles representa una parte de lo que cada individuo es, por lo que resulta esencial para los psiquiatras comprender y relacionarse con sus pacientes en este terreno.

Y es que los pacientes, creyentes o no creyentes, llevan sus convicciones a la relación entre paciente y doctor, por lo que el desafío de los profesionales de la salud mental, cualquiera que sea su cosmovisión personal, es desarrollar y afinar su vocabulario, para poder comprender lo que las personas a las que atienden tratan de comunicarles, se afirma en el libro según Eurekalert.

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Revisión a diversos niveles

“Religion and Psychiatry: Beyond Boundaries” pretende, por tanto, servir a los profesionales de la salud mental como herramienta para la comprensión de la importancia de la religión y de la espiritualidad en el bienestar mental de los pacientes.

Según informa su editora, la World Psychiatric Association (WPA), este libro tiene como objetivo explorar la conexión entre psiquiatría y religión a diversos niveles, desde el básico de la práctica clínica cotidiana hasta el nivel más conceptual.

El libro incluye aspectos fenomenológicos, epidemiológicos, datos de investigación, modelos explicativos y teorías.

Revisa asimismo el desarrollo del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) (“Manual estadístico y de diagnóstico de los trastornos mentales”, publicado en Estados Unidos como medio de consulta sobre las enfermedades mentales para los profesionales de la salud mental), y la importancia que en este manual se da a la religión y a la espiritualidad dentro del marco de la salud mental.

Por otra parte, el libro también dedica un espacio a analizar los últimos descubrimientos científicos sobre las bases neurológicas de las experiencias religiosas y describe programas que han incorporado las diversas tradiciones espirituales y religiosas para mejorar la práctica psiquiátrica.

“Religion and Psychiatry” describe asimismo la relación entre la psiquiatría y las principales religiones del mundo. Una crítica en español a este mismo libro ha sido publicada recientemente en Aletheia.

También la psicología

Ésta es la primera vez que se reúne un número tan extenso de psiquiatras, psicólogos y teólogos de diversas partes del planeta, de religiones muy distintas y de entornos espirituales variados para trabajar juntos para producir un libro que aborde estos importantes temas, señala la WPA.

Anteriormente, se había contemplado esta misma problemática desde la psicología. En concreto, un profesor de psicología de la Kent State University, de Estados Unidos, llamado E. Thomas Dowd coeditó en 2007 un libro titulado “The Psychologies in Religion: Working with the Religious Client”, en el que se señalaba que, hoy día, nuestra sociedad tiene una diversidad religiosa mayor que nunca, por lo que resulta de gran importancia para los profesionales de la salud mental comprender las afiliaciones religiosas de sus pacientes.

Según declaraciones de Dowd recogidas por Eurekalert entonces, es necesario que los psicólogos (como media mucho menos religiosos que la población general) cuenten con una mayor comprensión de las creencias religiosas de sus pacientes, con el fin de que puedan desarrollar mejor su labor con ellos.

Los Habitos de Jesus de : Jay Dennis

1.-Proposito
2.-Silencio
3.-Oración
4.-Lecturas
5.-hacer Bien
6.-conectar
7.-Escuchar
8.-Sanar
9.-Ayuno Salud
10.-Amar
11.-Calma
12.-Verdad

La Psiqiatria y Dios

Un total de 55 especialistas en psiquiatría y teología de universidades de distintas partes del mundo han aunado esfuerzos para dar a luz a un nuevo libro que, bajo el título de Religion and Psychiatry: Beyond Boundaries (“Religión y psiquiatría: más allá de las fronteras”), pretende ayudar a los profesionales de la psiquiatría a entender la diversidad religiosa de sus pacientes con el fin de poder ejercer mejor sus funciones.

Esta diversidad no es más que el reflejo de la diversidad religiosa de la sociedad actual, explican en el prólogo del libro sus editores: Peter Verhagen, de la World Psychiatric Association (WPA); Herman M. Van Praag, de la Universidad de Utrecht; Juan José López-Ibor, de la Universidad Complutense de Madrid; John Cox, de la Universidad de Gloucestershire, en el Reino Unido y Driss Moussaoui, de la Universidad Ibn Rushd de Marruecos.

Según ellos, la frontera entre las creencias religiosas y la práctica de la psiquiatría son cada vez más sutiles. La razón: vivimos en un mundo globalizado, donde hay diversos tipos de fe y culturas, y en el que los psiquiatras deben tener en cuenta, a la hora de tratar a sus pacientes, que las creencias religiosas de éstos condicionarán sus síntomas y, también, su conformidad o no con los tratamientos que se les encomienden.

Condicionamientos culturales

La religión y la espiritualidad se encuentran actualmente muy activas y conforman los valores culturales y las aspiraciones tanto de psiquiatras como de pacientes. También la ausencia de identificación con una fe en particular supone ciertos condicionamientos culturales, señalan los autores.

La religión es vivida hoy día con gran pasión por muchas personas de todas partes del mundo. Esta pasión puede ir a favor de sus propias creencias religiosas o en contra de otras religiones o creencias.

Por otro lado, hay personas que no se sienten en absoluto religiosas. Cualquiera de estas opciones posibles representa una parte de lo que cada individuo es, por lo que resulta esencial para los psiquiatras comprender y relacionarse con sus pacientes en este terreno.

Y es que los pacientes, creyentes o no creyentes, llevan sus convicciones a la relación entre paciente y doctor, por lo que el desafío de los profesionales de la salud mental, cualquiera que sea su cosmovisión personal, es desarrollar y afinar su vocabulario, para poder comprender lo que las personas a las que atienden tratan de comunicarles, se afirma en el libro según Eurekalert.

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Según informa su editora, la World Psychiatric Association (WPA), este libro tiene como objetivo explorar la conexión entre psiquiatría y religión a diversos niveles, desde el básico de la práctica clínica cotidiana hasta el nivel más conceptual.

El libro incluye aspectos fenomenológicos, epidemiológicos, datos de investigación, modelos explicativos y teorías.

Revisa asimismo el desarrollo del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) (“Manual estadístico y de diagnóstico de los trastornos mentales”, publicado en Estados Unidos como medio de consulta sobre las enfermedades mentales para los profesionales de la salud mental), y la importancia que en este manual se da a la religión y a la espiritualidad dentro del marco de la salud mental.

Por otra parte, el libro también dedica un espacio a analizar los últimos descubrimientos científicos sobre las bases neurológicas de las experiencias religiosas y describe programas que han incorporado las diversas tradiciones espirituales y religiosas para mejorar la práctica psiquiátrica.

“Religion and Psychiatry” describe asimismo la relación entre la psiquiatría y las principales religiones del mundo. Una crítica en español a este mismo libro ha sido publicada recientemente en Aletheia.

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Ésta es la primera vez que se reúne un número tan extenso de psiquiatras, psicólogos y teólogos de diversas partes del planeta, de religiones muy distintas y de entornos espirituales variados para trabajar juntos para producir un libro que aborde estos importantes temas, señala la WPA.

Anteriormente, se había contemplado esta misma problemática desde la psicología. En concreto, un profesor de psicología de la Kent State University, de Estados Unidos, llamado E. Thomas Dowd coeditó en 2007 un libro titulado “The Psychologies in Religion: Working with the Religious Client”, en el que se señalaba que, hoy día, nuestra sociedad tiene una diversidad religiosa mayor que nunca, por lo que resulta de gran importancia para los profesionales de la salud mental comprender las afiliaciones religiosas de sus pacientes.

Según declaraciones de Dowd recogidas por Eurekalert entonces, es necesario que los psicólogos (como media mucho menos religiosos que la población general) cuenten con una mayor comprensión de las creencias religiosas de sus pacientes, con el fin de que puedan desarrollar mejor su labor con ellos.

La Psiqiatria y Dios

Un total de 55 especialistas en psiquiatría y teología de universidades de distintas partes del mundo han aunado esfuerzos para dar a luz a un nuevo libro que, bajo el título de Religion and Psychiatry: Beyond Boundaries (“Religión y psiquiatría: más allá de las fronteras”), pretende ayudar a los profesionales de la psiquiatría a entender la diversidad religiosa de sus pacientes con el fin de poder ejercer mejor sus funciones.

Esta diversidad no es más que el reflejo de la diversidad religiosa de la sociedad actual, explican en el prólogo del libro sus editores: Peter Verhagen, de la World Psychiatric Association (WPA); Herman M. Van Praag, de la Universidad de Utrecht; Juan José López-Ibor, de la Universidad Complutense de Madrid; John Cox, de la Universidad de Gloucestershire, en el Reino Unido y Driss Moussaoui, de la Universidad Ibn Rushd de Marruecos.

Según ellos, la frontera entre las creencias religiosas y la práctica de la psiquiatría son cada vez más sutiles. La razón: vivimos en un mundo globalizado, donde hay diversos tipos de fe y culturas, y en el que los psiquiatras deben tener en cuenta, a la hora de tratar a sus pacientes, que las creencias religiosas de éstos condicionarán sus síntomas y, también, su conformidad o no con los tratamientos que se les encomienden.

Condicionamientos culturales

La religión y la espiritualidad se encuentran actualmente muy activas y conforman los valores culturales y las aspiraciones tanto de psiquiatras como de pacientes. También la ausencia de identificación con una fe en particular supone ciertos condicionamientos culturales, señalan los autores.

La religión es vivida hoy día con gran pasión por muchas personas de todas partes del mundo. Esta pasión puede ir a favor de sus propias creencias religiosas o en contra de otras religiones o creencias.

Por otro lado, hay personas que no se sienten en absoluto religiosas. Cualquiera de estas opciones posibles representa una parte de lo que cada individuo es, por lo que resulta esencial para los psiquiatras comprender y relacionarse con sus pacientes en este terreno.

Y es que los pacientes, creyentes o no creyentes, llevan sus convicciones a la relación entre paciente y doctor, por lo que el desafío de los profesionales de la salud mental, cualquiera que sea su cosmovisión personal, es desarrollar y afinar su vocabulario, para poder comprender lo que las personas a las que atienden tratan de comunicarles, se afirma en el libro según Eurekalert.

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Según informa su editora, la World Psychiatric Association (WPA), este libro tiene como objetivo explorar la conexión entre psiquiatría y religión a diversos niveles, desde el básico de la práctica clínica cotidiana hasta el nivel más conceptual.

El libro incluye aspectos fenomenológicos, epidemiológicos, datos de investigación, modelos explicativos y teorías.

Revisa asimismo el desarrollo del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) (“Manual estadístico y de diagnóstico de los trastornos mentales”, publicado en Estados Unidos como medio de consulta sobre las enfermedades mentales para los profesionales de la salud mental), y la importancia que en este manual se da a la religión y a la espiritualidad dentro del marco de la salud mental.

Por otra parte, el libro también dedica un espacio a analizar los últimos descubrimientos científicos sobre las bases neurológicas de las experiencias religiosas y describe programas que han incorporado las diversas tradiciones espirituales y religiosas para mejorar la práctica psiquiátrica.

“Religion and Psychiatry” describe asimismo la relación entre la psiquiatría y las principales religiones del mundo. Una crítica en español a este mismo libro ha sido publicada recientemente en Aletheia.

También la psicología

Ésta es la primera vez que se reúne un número tan extenso de psiquiatras, psicólogos y teólogos de diversas partes del planeta, de religiones muy distintas y de entornos espirituales variados para trabajar juntos para producir un libro que aborde estos importantes temas, señala la WPA.

Anteriormente, se había contemplado esta misma problemática desde la psicología. En concreto, un profesor de psicología de la Kent State University, de Estados Unidos, llamado E. Thomas Dowd coeditó en 2007 un libro titulado “The Psychologies in Religion: Working with the Religious Client”, en el que se señalaba que, hoy día, nuestra sociedad tiene una diversidad religiosa mayor que nunca, por lo que resulta de gran importancia para los profesionales de la salud mental comprender las afiliaciones religiosas de sus pacientes.

Según declaraciones de Dowd recogidas por Eurekalert entonces, es necesario que los psicólogos (como media mucho menos religiosos que la población general) cuenten con una mayor comprensión de las creencias religiosas de sus pacientes, con el fin de que puedan desarrollar mejor su labor con ellos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

59 Segundos: Preparate para mejorar de Richard Wiseman

A few pages into 59 Seconds: Think a Little, Change a Lot, I thought “This is going to be one cool little book.” Halfway through (on about page 189 out of nearly 300 pages), I thought, “This is proving to be one cool little book.”

After finishing the book, I thought, “This little book was even cooler than I thought it was going to be.”

The author, Richard Wiseman, has a writing style that keeps you on your toes and rewards you richly for the effort. 59 Seconds is a “thinking man or woman’s” self help guide. Armed with research and fascinating facts, Richard Wiseman lays out the truth:

* We’re in charge of our lives.
* If we want to make it happen, the next move (and all the future moves) are up to us.
* We can improve our lives, and ourselves, if we go about it the right way.

59 Seconds: Think a Little, Change a Lot (Borzoi Books) is filled with self improvement tips and self growth advice. The thing I love the most is that each one is backed up with research and explained in detail – with each “Why?” answered beautifully.

The tips and techniques used in 59 Seconds are incredibly simple and fast (hence the 59 Seconds title). However, that wouldn’t mean beans if they weren’t powerful and effective. They are both.

An example of one of the many exercises taught in this book is the writing exercise. The reader is encouraged to write a list of 3 things that he or she is grateful for. The exercise is simplistically brilliant because it gets your mind thinking in an affirmative direction. Even if you’re in the darkest of moods, once you begin thinking of things you’re thankful for, your mind will soon realize that “narrowing it down to 3″ is nearly impossible. Positive, uplifting thoughts and faces will fill your mind and your mood will be lifted to a new height. The truly remarkable thing is that this mood will last for days! When it begins to dip again, make another list.

Simple and brilliant.

There are many outstanding tips for improving your health, weight, and body image as well. Tips that are, again, backed up with wonderful research and common sense. A particularly fascinating section was devoted to a study that highlighted the benefits of knowing how much energy your body was using throughout the day – or how many calories we burn doing various activities. A chart is even included that details how many calories are burned per minute while doing daily activities. The chart includes room for the reader to write in how many minutes they spend, on average, doing this activity and how many calories they’re burning.

The bottom line? None of us are burning anywhere near as many calories as we need to be or even as many as we probably think we are.

This part of the book, like the others, serves as a wonderful self help tool because it shows us…

1. Why we’re not having the type of success we think we should be having.
2. What path leads to the type of success we want.
3. How to jump on the right path!

I’ll close with the following passage from the book because I always love for my reviews of books that I love to give you something other than just a recommendation for a great book. I want you to be able to carry something away from the post – hopefully as you head off to Amazon to purchase the wonderful book! This book is so full of great tips and golden nuggets that I just have to include two. These are two of the many, many, many “59 Seconds” tips…. 59 Seconds to THINK a little and CHANGE a lot.

1. Act Happy. Research by Peter Borkenau from Bielefeld University and others has revealed that happy people move in a very different way than unhappy people do. You can use this information to increase your sense of happiness by acting like a happy person. Try walking in a more relaxed way, swinging your arms slightly more and putting more of a spring in your step. Also, try making more expressive hand gestures during conversations, nod your head more when others are speaking, wear more colorful clothing, use positively charged emotional words more (especially love, like, and fond), use fewer self-references (me, myself, and I), have a larger variation in the pitch of your voice, speak slightly faster, and have a significantly firmer handshake, incorporating these behaviors into your everyday actions will enhance your happiness. Page 36, 59 Seconds: Think a Little, Change a Lot
2. Use More Energy. Think about how you could burn more calories by making small changes to your everyday routine. It might be something as simple as using wax polish rather than a spray during housework (rubbing is a far more energy-consuming activity than spraying), ensuring that you have to use the stairs more often (e.g. not taking the elevator at work or alternating floors when doing housework), or listening to upbeat music to encourage vigorous movement when you are walking or mowing the lawn. – Page 104, 59 Seconds: Think a Little, Change a Lot

About the Author:
Richard Wiseman is based at the University of Hertfordshire in the United Kingdom and has gained an international reputation for research into offbeat areas of psychology, including deception, humor, and luck. He is the author of The Luck Factor, Quirkology, and numerous other books. A passionate advocate for science, Wiseman is well-known for his media appearances, high-profile talks, live demonstrations, and mass-participation studies. Wiseman also regularly acts as a creative consultant for print, broadcast, and new media.

Richard Wiseman 59 Segundos

Do you want to improve an important aspect of your life? Perhaps lose weight, find your perfect partner, obtain your dream job, or simply be happier? Try this simple exercise….

Close your eyes and imagine the new you. Think how great you would look in those close fitting designer jeans, dating Brad Pitt or Angelina Jolie, sitting in a luxurious leather chair at the top of the corporate ladder, or sipping a Pina Colada as the warm waves of the Caribbean gently lap at your feet.

The good news is that this type of exercise has been recommended by some in the self-industry for years. The bad news is that a large body of research now suggests that such exercises are, at best, ineffective, and at worst, harmful. Although asking you to imagine your perfect self may make you feel better, engaging in such mental escapism can also have the unfortunate side effect of leaving you unprepared for the difficulties that crop up on the rocky road to success, thus increasing the chances of you faltering at the first hurdle rather than persisting in the face of failure. Fantasizing about heaven on earth may put a smile on your face, but is unlikely to help transform your dreams into reality.

Other research suggests that the same goes for many popular techniques that claim to improve your life. Attempting to ‘think yourself happy’ by suppressing negative thoughts can make people obsess on the very thing that makes them unhappy. Group brainstorming can produce fewer and less original ideas than individuals working alone. Punching a pillow and screaming out loud can increase, rather than decrease, your anger and stress levels.

Then there is the infamous ‘Yale Goal Study’. According to some writers, in 1953 a team of researchers interviewed Yale’s graduating seniors, asking them whether they had written down the specific goals that they wanted to achieve in life. Twenty years later the researchers tracked down the same cohort and found that the 3% of people who had specific goals all those years before had accumulated more personal wealth than the other 97% of their classmates combined. It is a great story, and frequently cited in self-help books and seminars to illustrate the power of goal-setting. There is just one small problem – as far as anyone can tell, the experiment never actually took place. In 2007, writer Lawrence Tabak from the magazine Fast Company attempted to track down the study, contacting several writers who had cited it, the secretary of the Yale Class of 1953, and other researchers who had attempted to discover whether the study had actually happened . No one could produce any evidence that it had ever been conducted, causing Tabak to conclude that it was almost certainly nothing more than an urban myth. For years, self-help gurus had been happy to describe a study apparently without checking their facts.

Both the public and business world has bought into modern-day mind myths for years and, in so doing, may have significantly decreased the likelihood of achieving their aims and ambitions. Worse still, such failure often encourages people to believe that they cannot control their lives. This is especially unfortunate, as even the smallest loss of perceived control can have a dramatic affect on people’s confidence, happiness, and lifespan. In one classic study conducted by Ellen Langer at Harvard University, half of the residents in a nursing home were given a houseplant and asked to look after it, while the other residents were given an identical plant but told that the staff would take responsibility for it . Six months later, the residents who had been robbed of even this small amount of control over their lives were significantly less happy, healthy, and active than the others. Even more distressing, 30% of residents who had not looked after their plant had died, compared to 15% of those who had been allowed to exercise such control. Similar results have been found in many areas, including education, career, health, relationships, and dieting. The message is clear – those who do not feel in control of their lives are less successful, and less psychologically and physically healthy, than those who do feel in control.

A few years ago I was having lunch with a friend called Sophie. Sophie is a bright, successful, thirty-something who holds a senior position in a firm of management consultants. Over lunch, Sophie explained that she had recently bought a well-known book on increasing happiness, and asked me what I thought of the industry. I explained that I had serious reservations about the scientific backing for some of the techniques being promoted, and described how any failure to change could do considerable psychological harm. Sophie looked concerned, and then asked whether academic psychology had produced more scientifically-supported ways of improving people’s lives. I started to describe some of the quite complex academic work into happiness, and after about fifteen minutes or so Sophie stopped me. She politely explained that, interesting though it was, she was a busy person and asked whether I could come up with some effective advice that didn’t take up quite so much time to implement. I asked how long I had. Sophie glanced at her watch, smiled, and replied ‘About a minute?’.

Sophie’s comment made me stop and think. Many people are attracted to self-development and improvement because it offers quick and easy solutions to various issues in their lives. Unfortunately, most academic psychology either fails to address these issues or presents far more time-consuming and complex answers (thus the scene in Woody Allen’s film ‘Sleeper’, where Allen’s character discovers that he has woken up 200 years in the future, sighs, and explains that had he been in therapy all this time he’d almost be cured). I wondered whether there were tips and techniques hidden away in academic journals that were empirically supported but quick to carry out.

Over the course of a few months I carefully searched through endless journals containing research papers from many different areas of psychology. As I examined the work, a promising pattern emerged, with researchers working in quite different fields developing techniques that help people achieve their aims and ambitions in minutes not months. I collected together hundreds of these studies drawn from many different areas of the behavioural sciences. From mood to memory, persuasion to procrastination, resilience to relationships, together they represent a new science of rapid change.

There is a very old story, often told to fill time during training courses, involving a man trying to fix his broken boiler. Despite his best efforts over many months, he simply can’t mend it. Eventually, he gives in and decides to call in an expert repair man. The engineer arrives, gives one gentle tap on the side of the boiler, and stands back as it erupts into life. The engineer presents the man with a bill, and the man argues that he should only pay a small fee as the job only took the engineer a few moments. The engineer quietly explains that the man is not paying for the time he took to tap the boiler, but rather the years of experience involved in knowing exactly where to tap. Just like the expert engineer tapping the boiler, the techniques described in this book demonstrate that effective change does not have to be time consuming. In fact, it can take less than a minute and is often simply a question of knowing exactly where to tap.

Conectar es Todo de los Demás

-Adaptate
-Escucha
-Escoge su agenda
-Conecta
-Elogia

John C Maxwell: Todos comunican pocos conectan

Hay much gente que comunica
Pero muy pocos aprenden a conectar
Para ello hay
-Aprende a Seducir
-Aprende a Escuchar
-Es un tema Emocional
-De Corazón a corazón
-Dar Espacio al otro
-Aprende a fascinar

sábado, 18 de septiembre de 2010

Brian Tracy - 21 secretos para hacerse millonario con su propio esfuerzo

Brian Tracy - 21 secretos para hacerse millonario con su propio esfuerzo


Según la Ley de Acción y Reacción, a acciones iguales corresponden reacciones iguales. Por tal motivo, basta con seguir los pasos de las personas que se han vuelto millonarias por esfuerzo propio, para obtener los mismos resultados que estas.

Al menos esta es una de las conclusiones a las que ha llegado el autor tras investigar y estudiar las habilidades y prácticas propias de las personas que han logrado su sueño de hacerse millonarias con tan sólo esfuerzo y disciplina.

A lo largo del presente libro encontrará una serie de recomendaciones que le permitirán enrumbar su destino monetario hacia donde su imaginación se lo permita. Todo es cuestión de relacionarse bien, aprender a organizarse y permitirse soñar con grandes cosas.

Wallace Wattles - La ciencia de hacerse rico

Wallace Wattles - La ciencia de hacerse rico


HAY una Ciencia para hacerse rico, y es una ciencia exacta, como el álgebra o las matemáticas. Hay ciertas leyes que gobiernan el proceso de adquirir la riqueza; una vez que estas leyes son aprendidas y obedecidas por cualquier hombre, él se enriquecerá con una certeza matemática.

La posesión del dinero y las características, vienen como consecuencia de hacer cosas de un CIERTO MODO; los que hacen cosas de este CIERTO MODO, ya sea con intención o por casualidad, se enriquecen; mientras que aquellos que no hacen las cosas de ese CIERTO MODO, sin importar con qué fuerza trabajen o cómo sean de capaces, permanecerán pobres.

Es una ley natural que ciertas causas producen determinados efectos; y, por lo tanto, cualquier hombre o mujer que aprende a hacer las cosas de este CIERTO MODO, infaliblemente se enriquecerá.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Rosetta Forner

A todas esas personas que apuestan por el crecimiento interior, por mejorar desde dentro hacia fuera, con inquietudes espirituales, y dispuestas a asumir las riendas de su vida, así como aprender a cocinar las calabazas vitales que constantemente, y más de lo que nos gustaría, cosechamos. Averiguar que nadie nos hace nada que no le consintamos, y que todo resultado es fruto de una combinación de ‘acción y omisión’, nos ayuda a coger las riendas de nuestra vida y liderarla más y mejor. El bienestar interior es posible si se asume la responsabilidad sobre la vida propia.

No importa si las calabazas son sentimentales o profesionales o genéricas, el secreto es aprender a manejarse con la frustración y aprender a cocinar las calabazas. Eso sí, ¡ponte las alas!





POR QUÉ ASISTIR:

- Si te han gustado los libros de Rosetta, y quieres aprender a poner en práctica lo que has leído en sus libros, o aprender más allá de los mismos y con ella.

- Si quieres crear prosperidad y bienestar en ti y en tu vida.

- Si quieres aprender a amar al ser más importante de tu vida.

- Si quieres aprender a ponerte o fijarte la corona.

- Si no quieres terapia pero si un ‘buen repaso hadado’.

- Si quieres un seminario práctico y con contenido para gente inteligente y despierta.

- Si quieres aprender a ser ImPinc (Impolíticamente Incorrecta/o)

- Si tu alma tiene sed de gente de tu manhada del alma.

- Si quieres nutrir tu mente y airear tus neuronas con ideas re-evolucionarias.

- Si quieres darle alas a tus días.

- Si deseas encontrarte con gente con tus inquietudes del alma.

- Si quieres probar una sesión intensa de ‘anticoaching’ y de ‘ánimacoaching’.

- Si tienes respuestas pero no preguntas, y viceversa.

- Si te gusta el coaching pero ‘no/si’ te convence lo que conoces.

- Si te gusta la PNL o te intriga.

- Si quieres un seminario único con ideas ImPincs…

- Si quieres aprender con alguien que camina lo que habla y viceversa.

- Si estás hasta las mismísimas de crisis vitales que nunca terminan…

- Si quieres liderar tu vida y sacar a pasear el GENIO en ti.